Por Andrés Vera Díaz
Alfonso Ramírez Cuellar ha sido cauto en sus aspiraciones para ser el abanderado de Morena a la gubernatura de Zacatecas, sin embargo, tampoco ha negado la posibilidad, y entre tanto se van amasando coyunturas, se ciernen ideas que puedan cerrar filas con otros aspirantes.
Este fin de semana, el legislador federal visitó Zacatecas con motivo de un foro para socializar la importancia de la elección judicial local y nacional, para poder expandir el llamado a participar en la votación que elegirá a las y los nuevos juzgadores, pues de vital importancia la legitimación en las urnas y combatir el andamiaje de la derecha para desincentivar el sufragio.
Pero a colación, precisamente Ramírez trae dicha encomienda y en el marco, sus pares José Narro Céspedes y Ulises Mejía Haro se han sumado. No es fortuito el escenario pues en otros frentes, no existe agenda para tal efecto y es algo que llama la atención.
El evento, sirvió además como un mensaje político evidente para la lectura social y de estructuras, sin embargo, de fondo se cocinan alianzas de facto que generen una plataforma de unidad rumbo al 2027 en Zacatecas. «Quien vaya lo acompañamos», es la idea que comienza a gestarse. Es decir, cualquiera de los tres aspirantes que pudiera colocarse como el candidato morenista tendría el respaldo de los otros dos.
De hecho, se trata de conjuntar y enviar también un mensaje de unidad ante la dirigencia nacional del partido, la cuál deberá tomar las riendas de un mecanismo de selección para dicha candidatura más allá de encuestas de conocimiento, sino en la tesitura de los negativos, pues no es lo mismo ser conocido, ¿pero ante qué méritos u opiniones?
En este sentido, parece que solamente dos de los tres podría avanzar en los márgenes de positividad, pero por el otro lado, no hay espacio de consenso o de cabida a cuadros plenamente identificados con Narro, por ejemplo.
De lo poco a lo mucho, la proyección de adherirse en consonancia con lo que realmente significa estar en la 4T daría más réditos, por eso, desde altas esferas le han leído la cartilla a Narro para que no se entrometa en el proyecto de la presa Milpillas. Se trata de consumarlo, no de administrar el conflicto.
Han sido en dos ocasiones anteriores que se han expresado coyunturas de unidad. La primera fue en diciembre del 2020, cuando en aquella ocasión, también Luis Medina Lizalde buscaba la candiatura a Gobernador. Posteriormente, en el marco de la elección presidencial y la candidatura al Senado, también formaron una alianza en la que pedían piso parejo y la salida operativa de estructuras de gobierno para la votación en la encuesta.

En esas ocasiones, fueron derrotados por el monrealismo, pero hoy puede existir una diferencia con mayor consistencia y es la presencia de Ramírez Cuellar como serio aspirante. En todo caso, en el pacto en ciernes, la proyección dependerá del nivel de conocimiento y positivos que puedan encontrar entre las bases y hasta en otras organizaciones no precisa y abiertamente pro 4T.

Por lo pronto, la agenda es común. Pronunciarse contra el viaducto elevado, pugnar por los proyectos hídricos, insistir en la desatención de Segalmex y socializar la importancia de la elección judicial, son los temas que comparten operativa y mediáticamente.
El problema será la sostenibilidad de ese pacto, ¿hasta qué punto podrán construir como un equipo en base a un objetivo y que sus agendas individuales choquen con las de los demás?















