Por Andrés Vera Díaz
Miguel Varela Pinedo, que alcalde de la capital, llegó con la narrativa de construir un cambio, ¿cambiar qué?, porque las justificaciones han encontrado una sistemática rutina para retorcer la verdad por medio de la mentira.
Prácticamente en este espacio es dónde únicamente se ha dado cuenta de las triquiñuelas del panista, que resaltan desde sí, esa sí, la construcción de falsas acusaciones como un desfalco de 120 millones, hasta la realidad de las casas de cartón y fraude inmobiliario, así como el desastre ecológico por el tiradero de basura en Tlaltenango.
Pero no todo queda ahí, gastos superfluos entre los que se encuentran desde compras en supermercados, Starbucks, pizzerías y boxlunch dirimen la retórica de la falta de recursos financieros.
Quien redacta tuvo acceso a una enorme cantidad de facturas generadas en el periodo que lleva Varela como alalde (mismas que por su gran cantidad merecen una revisión profunda), pero entre otras cosas, pude conocer de un contrato grosero entre quien lo calificaron -por aquello de haber logrado un simple amparo contra el viaducto elevado y colgarse de otro que no fue promovido por él o su despacho- como el «abogado del pueblo». Jorge Rada, cabeza pública del despacho Jorge Rada y Asociados Asesores Fiscales Zacatecas, se lleva 77 mil 820 pesos mensuales por «prestación de servicios».
El contrato pactado desde el 1 de marzo de 2025 hasta el 3 de diciembre del mismo año, pagaría la cantidad de 778 mil 820 pesos con recursos del erario público, ese mismo erario que Varela encontró saqueado, defraudado, por el que lloraba adelanto de participaciones y busca contratar deuda. Vaya.
La cláusula quinta del contrato «estipula» que el MUNICIPIO requiere los servicios de «EL PRESTADOR DE SERVICIOS», pero, tratándose de un despacho de asesoría fiscal según consta en sus redes sociales, y que representa intereses laborales y hasta de la promotoría de la defensa a la salud, sería conveniente determinar que servicios se presta.
¿Será acaso la pretensión de desincorporar al Ayuntamiento del Issstezac, o de promover amparos individuales? A ver como les va, solo basta preguntarle a Marcelino Rodarte y el Movimiento de Bases como les fue.
Con las firmas de Varela como Presidente Municipal; Wendy Valdez, Síndica; Alma de León, Secretaría de Tesorería y Finanzas, Marco García Acuña, Director General de Gestión de Personal y Relaciones Laborales; y Jorga Rada Luévano como «prestador de servicios», el convenio indica que éste se obliga a preservar de manera confidencial los datos y la información a la que tenga acceso que por cualquier medio le haya sido proporcionada, la que permanecerá vigente por tiempo indefinido, aún después de terminado el presente contrato.
Pero hay algo que llama poderosamente la atención. el contrato desde el 1 de marzo y el repentino embate contra Varela en abril, pareciese que el acuerdo establecido previamente no tenía intenciones de ser erogado por Varela.
Rada fue evidente promotor de Varela en campaña, tras la puesta en escena como alcalde, un rompimiento ocurrió. La extraña «contratación» del despacho con ligas panistas Patricia Terrazas y Asociados que para la auditoría externa que resultó en un rotundo fiasco, nunca se pudo soportar documentalmente, pero en ese inter, la petición de Rada a documentación exclusiva era del conocimiento de algunos cercanos, con los que se pretendía crear un ambiente de inestabilidad política al exterior y hacer patente la fallida desincorporación al Issstezac.
El rompimiento tuvo lugar hasta abril, cuándo intempestivamente, Rada en su papel de opositor al viaducto elevado, metió en la bolsa al Ayuntamiento de Zacatecas directamente. La intención de fondo no era la estricta ruta legal, si no emitir un mensaje a Varela para que cumpliese el acuerdo de que el despacho del «abogado del pueblo» -con todo y gafas RayBan y BMW- entrase con un convenio satisfactorio.
La hendidura por la que presionó Rada a Varela fue simple. El extrañamiento a Varela por negarse igualmente a la revisión de informes previos del ayuntamiento para las audiencias incidentales de los amparos promovidos por Rada contra el segundo piso, que para el tiempo, se llevarían a cabo a finales de abril.
El antecedente de la presión derivaba del acuerdo que en principio se había establecido entre Varela y Rada para llevar a cabo precisamente las asesorías contra el viaducto elevado y la desincorporación al Issstezac. Un documento fechado el 9 de abril, daba cuenta del reproche. En ese momento, Rada y otros, elevaban la disputa a meter en el escenario jurídico a la propia administración capitalina y por ende, colocarlos como un ente que ante las omisiones de los informes previos, estaría en algún sentido, aprobando de facto la construcción, lo que dirimiría el discurso opositor de la obra.
Tras la confabulación, Varela admitiría al despacho de Rada, como un proveedor de servicios tres semanas después de los incidentes con un contrato firmado, y posteriormente, hacer pública la reconciliación forzada, casi chantajeada.. ¿Qué tal?
Varela en enero había configurado de manera torpe, la desincorporación del Ayuntamiento al Issstezac. Como dimos cuenta en este espacio, y únicamente en este espacio, la coacción a trabajadores para que firmasen su intención de retiro y con una sesión de cabildo evidentemente gestada con amedrentamientos y expresiones de odio, se fue al traste porque no había elementos legales que se constaten en la propia normatividad. En esos momentos, el rompimiento de Varela y Rada ya era patente.
El mismo documento del despacho de Rada, daba cuenta de que existía un acuerdo previo entre las partes para la asesoría en ese sentido, y también, muestra que fue hasta finales de marzo cuándo ya pactaron las paces. Curioso, el contrato entre el Ayuntamiento y Rada tiene fecha de inicio del primero de marzo. Es decir, un mesecito retroactivo para que no se enoje el «abogado del pueblo» y se vea la buena voluntad del alcalde. Pero que cosas.
La publicación del contrato en mi perfil personal de Facebook, confirmó no solamente que Varela es manipulable -aunque luche con todas su fuerzas por parecer auténtico-, sino que demerita el trabajo de sus propios subalternos. La propia exposición del contrato habla por si misma, pero en el lapso de tiempo posterior hasta la publicación del presente texto, gran cantidad de llamadas al interior del Ayuntamiento manifestaron un desacuerdo con el convenio que sobrepasa el salario de directores de departamentos y por mucho, la base de trabajadores.
Además, en el propio colectivo Ciudadanía Participativa dejó otra huella más de desacuerdo por endosarle sin méritos – como Javier Calzada dejó entrever al afirmar que la organización no está bajo la tutela de nadie-, los logros jurídicos de impedir hasta el momento, la construcción del segundo piso.
«Nosotros pagamos las copias, las sedes para ruedas de prensa y el andamiaje para lograr los amparos, mientras le hacemos el caldo gordo a Varela, va y pacta con un abogado que quien sabe en que le ayuda», me comentó uno de los miembros de Ciudadanía Participativa. La intentona de derechizar al colectivo encuentra resistencias, pero otros están aferrados a lograrlo con la máscara quitada.
El tipo de rogaciones superfluas y los contratos con despachos contrastan con el refriteado discurso de que no hay, aunque sí hay. Ese pretexto fue puesto e manera informal para negar el recibimiento de la avenida Nezahualcóyotl, que porque no hay recurso para pagar el alumbrado público.
Y bien reprochan, «que a disfrutar lo votado», vaya que sí. A disfrutarlo en el mundo panista donde no pasa nada, pero si pasa todo. Venga.
P.D: A sacarle jugo al contrato, por que el «abogado del pueblo con gafas RayBan» trae buen contrato.
