Por Andrés Vera Díaz
Falso que Miguel Varela tuviese un papel importante en la cancelación del segundo piso. Las intentonas por lavarle la cara resultan primitivas ante la evidencia que solamente en este espacio, se han dado cuenta, de las triquiñuelas del panista.
A pregunta expresa de quién redacta a Javier Calzada, «¿qué aportación ha hecho Miguel Varela contra el viaducto elevado?» ante la insistencia del alcalde capitalino de endosarse la oposición a dicha obra.
La respuesta fue contundente y entre líneas; «Ciudadanía Participativa no está bajo la tutela de Miguel Varela», refirió el ex diputado y miembro del colectivo.
Desde su «cancelación», el Ayuntamiento capitalino demostró que su periodo será un circo -como el desfalco de 120 millones de pesos del cuál no demostró ningún documento probatorio, pero nadie dijo nada, más que aquí-, pero sin atributos meramente legales, se dispuso a crear un mitin político que le fue tumbado en tribunales días después, porque a quien usó como pretexto no tenía nombramiento formal del cabildo, y luego, «notificó» sin atribución legal ni previa audiencia, en estrados. Circo incompetente.
Luego, su quietud en el marco de una presunta respuesta al recibimiento de un pago para aprobar la obra por parte de Hycsa, resultó paradójica en el establecimiento de la ruta a posteriori. La presión ejercida por Ciudadanía Participativa que le había hecho el caldo gordo en ese evento y la posterior reconsideración a que le generaría más réditos e percepción, lo fue encaminando a subirse coyunturalmente al tema como opositor.
Que entre recibía y apoyaba a Jorge Rada en la promoción de los amparos -y luego vimos que fue también una presión del abogado para cumplir compromisos contractuales como expliqué en el texto: «Juntos nos gastamos el cambio; de contratos, reclamos y chantajes», dejó entrever que su ruta era eminentemente mediática y no de fondo. Su camino legaloide fue también dinamitado rápido, porque sus recursos no tenían un soporte judicial pertinente.
Al paso, el rompimiento con Rada lo dejó en el ojo del huracán, sin apoyo, tuvo que retornar a colgarse de lo hecho por Ciudadanía Participativa, que buscaba más un escaparate, pero igual hubiesen logrado el mismo efecto sin el acompañamiento de Varela. Sin embargo, algunos de sus miembros por razones estrictamente personales y de identificación pragmática, le dieron la venia al blanquiazul para mostrarse como cimiento de la lucha meramente ciudadana, aunque no fuese real.
Pero la publicidad llega a un límite, sobre todo cuándo todo acto de Varela pretende únicamente trasladarlo al plano electorero, presentándose como un opositor de consecuencia, aunque su incidencia sea virtual, sin sustancia o con hechos palpables.
Así, ha tenido que tragarse sus propias palabras, pues como estrategia de campaña reprochaba sin prueba alguna, la supuesta inasistencia del otrora alcalde quien «se la pasa en Guadalajara»; pero Varela aplica con cinismo su pretensión de posicionamiento local para construir su proyecto a la gubernatura. Innumerables salidas a municipios y la risible solidaridad con otros ayuntamientos ante los extraños y consuetudinarios incendios en la capital y Tlaltenango. Que coincidencia en la que nadie ha reparado.
¿De dónde salen los recursos para andar de gira en diversas zonas del estado?, ¿cómo justifica su inasistencia a la Presidencia de Zacatecas?, ¿las sesiones de cabildo por zoom en las que no se ve su persona porqué razones son?
Ahora, tras la encuesta de Mitofsky que lo colocaba como uno de los alcaldes capitalinos peor evaluados y la coyuntura del segundo piso, recrea una gira por medios nacionales de ultraderecha -con los gestores de las mentiras explícitas contra el gobierno federal, los propios constructores de la Reforma al Issste 2007 y las ex asesoras de Claudio X, cuya principal promoción ha sido los motes de narcopresidenta y narcopresidente, comprobado además que fueron armados desde la red Atlas Network, conglomerado de medios de derecha en la que participa Salinas Pliego.
Quiere convencer a la perene derecha local, con la propaganda y omisión de los medios de derecha, que restregan diariamente las pifias del morenismo, pero ex profeso con el silencio, nos hacen creer que en el primer mundo panista no pasa nada, absolutamente nada, todo es perfección y alegría. Inconcebible.
Ahora, la última declaración de que Hycsa le ofreció el 3%, o sea como 130 millones de pesos por otorgar permisos para la construcción del viaducto elevado, resulta fatídicamente increíble. Ya tronado el contrato, así, sin más, lanza la acusación para curarse en salud, como intentando presentarse como un honesto alcalde, pero contrasta su gestión en Tlaltenango, en la que existe muchas denuncias contra su administración por fraude equiparado, mismas que ya están en juzgados. Así me lo ha comentado un abogado que lleva los casos. Nadie insistió en refritear la nota, ¿acaso era darle promoción a otro montaje victimizante? Sí.
Y mientras su falso discurso del cuidado del patrimonio mundial se publicita sin pudor, la antrificación del Centro Histórico y el ambulantaje promovido por la regidora Carmen Lira -menos los que se opongan a su autoritarismo como el colectivo que se coloca los fines de semana en el Parque Sierra de Álica- crece discrecionalmente.
De repente, los asaltos y asesinatos en la capital, dejaron de ser su responsabilidad, pero en campaña todo era culpa de la pasada administración. Hoy se exculpa el mal manejo de residuos con la inconciencia ciudadana, se justifica la inadmisión de vialidades bajo el pretexto de la inviabilidad financiera, se dejan a su suerte los baches, la tala de árboles y el despacho en días laborales.
Los gastos superfluos en cafés, restaurantes y hasta el súper, están documentados en facturas timbradas al ayuntamiento, con todo y trabajador@s con salario especifico en ente específico, pero que funcionan como escoltas mediáticos de la primera dama.
Estamos en el primer mundo, pero por omisión y silencio. Chulada.