CdMx.- La presidenta Claudia Sheinbaum anunció que, dado que el expediente ahora es público, a partir de mañana revisará el Fobaproa en las Mañaneras, y demostrará que en lugar de rescatar a los banqueros el ex mandatario Ernesto Zedillo, debió haber rescatado a quienes perdieron su patrimonio con la crisis del 95.
“Cientos de miles de familias que no pudieron pagar sus casas, sus negocios, en la pobreza. Probablemente muchos tengan casos de conocidos que en el 94 cayeron en el ‘No pago’ y perdieron todo, desde su pequeña vivienda hasta un negocio y que nunca fueron rescatadas, porque a quienes se rescató fue a los de arriba y además con una enorme corrupción, porque ahí entraron expedientes de todo mundo, convirtiendo deudas privadas en deuda pública que aún seguimos pagando”.
De paso anunció que revisará la pensión vitalicia por 143 mil pesos mensuales que percibe el ex mandatario, por parte de Banco de México.
Que fue el FOBAPROA
El mayor latrocinio de Zedillo fue, sin duda, el Fobaproa-IPAB. Tras el llamado “error de diciembre” de 1994 –considerado el inicio de una de las peores crisis financieras recientes del país– el priísta endosó la multimillonaria deuda de los bancos a los mexicanos, en complicidad con Felipe Calderón, entonces líder del PAN, partido que acompañó esta política pública de convertir una deuda privada en pública–.
Al respecto, la Auditoría Superior de la Federación estimó que, “al considerar sólo el pago de intereses, el saldo de la deuda podría aumentar a 2 billones 564 mil 472.3 millones de pesos al cierre del año 2042”
Ante el riesgo inminente de la quiebra de los bancos, cuya cartera vencida se triplicó hasta alcanzar el 44% a inicios de 1995, el Gobierno de Zedillo puso en marcha un conjunto de medidas dispuestas a salvar a la banca, todas financiadas por el Fobaproa (Fondo Bancario de Protección al Ahorro). Creado como una figura legal en 1990 durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, en el papel se trataba de un fondo de contingencia ante crisis financieras que pusieran en riesgo la solvencia de los bancos, tanto por el incumplimiento de sus deudores como por el retiro masivo de depósitos, con la capacidad para financiar o comprar cartera a la banca múltiple.
En 1998, el Gobierno de Ernesto Zedillo propuso convertir en deuda pública los 552.000 millones de pesos (unos 65.000 millones de dólares) desembolsados en el rescate de los bancos de 1995. Uno de los principales críticos del Fobaproa fue Andrés Manuel López Obrador, entonces presidente del extinto Partido de la Revolución Democrática (PRD), la fuerza política que supuso la única oposición formal a la conversión de los pasivos en deuda pública. En agosto de 1998, el PRD convocó a una consulta nacional y distintas movilizaciones contra el proyecto gubernamental; sin embargo, en septiembre del mismo año, un acuerdo impulsado por el PRI y el resto de facciones partidistas excepto el PRD sacó adelante la iniciativa y los pasivos del Fobaproa finalmente se convirtieron en deuda pública ante un creciente malestar social.
El Fobaproa fungió como un salvavidas para asumir las carteras vencidas de la banca a través de distintos instrumentos, como un programa de capitalización temporal que ofrecía crédito en dólares a los bancos mexicanos y sobre todo, un programa destinado a comprar la cartera vencida de la banca.
Desde su puesta en marcha, el Fobaproa fue criticado ante la opacidad del rescate, las incógnitas sobre los montos destinados y sobre todo, sus beneficiarios. Si bien la versión oficial argumentaba que el salvavidas financiero se destinó para asegurar los depósitos de 13 millones de ahorradores, el enriquecimiento súbito de un grupo de banqueros y hombres de negocios allegados al Gobierno, algunos prófugos de la justicia, develó un doble rasero: mientras la carga de la nueva deuda pública impactó directamente en recortes al gasto social y empresas estratégicas en manos del Estado, el salvamento de algunos banqueros multiplicó su capital tras declararse insolventes.