Por Andrés Vera Díaz
El desaire que sufrió la Presidenta Sheinbaum en el llamado «arancel fest» no fue un acto aislado ni una distracción. La grosería exhibe en sí misma, el desprecio en el marco de un evento histórico y el menosprecio a la figura personal, no tanto presidencial.
La importancia de los hechos se colocan en una balanza inédita desde el arribo de la 4T. Una fotografía con el hijo, sí, por esa simplona característica, con Andy López, fustigó ante millones de personas, a la propia Presidenta como una persona de segunda.
¿Cuántas fotos tendrán juntos, cuánta pleitesía al vástago de Andrés Manuel que por la sencilla consanguinidad se eleva a un plano superior sin méritos propios, valdrá por encima de la figura presidencial en manos de una mujer? Pero en el fondo, «la distracción» enfatiza las prioridades mediáticas sobre el fondo del respeto a quien obtuvo casi 36 millones de votos.
Tampoco se trata de ascender al presidencialismo sobre todas las cosas, pero es singular también entonces, su minimización en el marco referido. A todo lo anterior, se suman otros desprecios que ha debido soportar Sheinbaum en la defensa del proyecto superior, pero son golpes bajos de algunos personajes que sencillamente pactan entre sí a manera de mantener sus estructuras y asociaciones de poder intactas.
Por ejemplo, el golpe previo en el escenario político – legislativo para retrasar la entrada en vigor de la reforma al nepotismo electoral, enseñó las garras de Manuel Velasco, Ricardo Monreal y Adán Augusto. Bajo el pretexto de que el verde no votaría a favor de la iniciativa y no se plasmaría en la Constitución, negociaron el mantenimiento de sus intereses cupulares.
Además de las iniciativas presidenciales -compromisos electorales- que han sido modificadas, falta de apoyo a nombramientos propuestos por Sheinbaum, un Presupuesto de Egresos 2025 ajustado y el “desaire” en un acto público por un aparente error de protocolo —por el que horas después debieron disculparse—, son signos de un poder y control distintos al sexenio pasado.
Pero no es la falta de liderazgo de Sheinbaum, el desaire manifiesta de primera cuenta menosprecio a la mujer, enseguida, un abuso a una línea de menor choque de la Presidenta y luego, la búsqueda de sobrevivencia modo chantaje para las elecciones venideras.
El hecho de darle la espalda a la Presidenta y las posteriores disculpas -no de tod@s-, emite un mensaje hipócrita en el fondo, pues ante la marejada de reclamos, todavía hubo quienes creyeron que era una exageración hacerlo y esperaron horas en patentarlas; sin embargo, contrastó con la expresividad corporal del momento. Un Ricardo Monreal que se llevó la mano hacia el cabello en un síntoma de desasosiego mostró la evidencia manifiesta de la observancia pública.
El pueblo, pueblo, pueblo, que tanto dicen representar, ve desde cualquier punto actitudes del tipo, y contrastan sus contradicciones como la propia reforma al nepotismo, aquella que pretendía cobrar deudas adquiridas a partir del salario y el uso de helicópteros privados.
Así pues, por supuesto que hay mucho simbolismo en lo ocurrido, y es que era la primera ocasión desde octubre del año pasado en que coincidirían en público la Presidenta y el hijo del expresidente, es decir, los rostros prominentes del bicéfalo poder en Morena. Entonces, se parece advertir rendirle mayor importancia al hijo del expresidente que a la propia mandataria federal que ganó la presidencia con más votos que su antecesor,
En todo caso, no sorprende la actitud mudable de los postrados en el escenario, su historial les precede, sin embargo, basta decir que creyeron que el momento era para ellos sin respetar las formas. Muestra palpable de un ego desconcertante ante el contexto inmediato.
Supusieron que la Presidenta debía rendirles la debida cortesía y esperar que finalizaran con su momento de auto pleitesía. Hizo bien Sheinbaum en pasar de largo, muestra también de un recordatorio para quienes se asumen como los herederos de la 4T para 2030.
La soberbia y el autoengaño los ha sobrepasado, mientras con un sencillo tuitazo quisieron borrar el bochornoso acto, contrastan por encima de ellos, decenas de arbitrariedades y malas decisiones por los que no han ofrecido disculpas. Una aún encarnada, la de imponer a David Monreal como gobernador de Zacatecas y a la puerta una de las más aberrantes intentonas por hacerse de millones a la bolsa. El viaducto elevado no merece consideración por Ricardo, el anda allá en México poniéndole busca pies a la Presidenta.