Por Andrés Vera Díaz
Incursionar: Hacer algo novedoso, realizar una actividad distinta a la habitual, adentrarse en lo desconocido. Ninguna de las acepciones anteriores encajan en el «concepto» que se intenta atribuirle al magistrado Arturo Nahle García, como si por si misma, la palabra fuese suficiente para dar traste a su trayectoria en cargos públicos – casi siempre asociados al PRIAN-, así como sus seis décadas de vida.
Nahle sencillamente ha desmenscarado otra pretesión rumbo al 2027, pero sin decir cuál (ahí a ver si cae algo), como lo hiciera en 2023, cuándo tibiamente buscó ser candidato al Senado por dicha alianza de facto.
El 10 de otubre de ese año, Nahle en su calidad de Presidente del Poder Judicial de Zacatecas, lanzó una arenga que no fue secundada por nadie. Durante el informe correspondiente a 2023, con una crítica extensiva al sistema político – electoral mexicano y obviamente local, lanzó una aspiración para estar en el poder… «en el poder servir»; aunque no fue especifico a quien le serviría.
En reiteradas ocasiones aclaró, que desde hace más de dos lustros no realiza vida partidista, pero eso no lo descalifica para contender como un externo en alguna coalición. Este es el punto significativo en realidad, la narrativa se desliza entre una voz con legitimidad bajo la escencia de que no contiende en cada proceso ni tampoco se le vincula con un partido en específico.
Sin embargo, tampoco es que sea apolítico ni preferencia ideológica, y aunque siempre ha tendido ha desvincularse de los institutos políticos, no es que tenga un desencanto sobre con los que existen evidentes coincidencias prácticas y retóricas.
Por eso, sus palabras no tienen una esencia independentista, sino atribuibles a de hecho, lanzar una ueva arenga con la pertenencia de fondo. Aunque Nahle celebtase, publicitase en grupos de Whatsapp y alguna otra frase «al aire», sobre la candidatura y posterior asunción de su hermana Roció como gobernadora de Veracruz por Morena, deja en claro que las simpatías se enfrascan en la mera cosanguinidad. Ilustre congruencia.
Pero la idiosincracia de Nahle se circunscribe a su pasado político y lucha contra la Reforma Judicial (la cuál su hermana pregonaba con algidez a favor de su consecuencia final). En la política, ha pasado tanto por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) como por partidos de «izquierda» como el PRD.
En 1998 fue nombrado Secretario de Gobierno durante la administración de Jesús Murillo Karam en el estado de Hidalgo, donde se retiró en el año 2000; de ahí parte de la amistad y colaboración que entre ambos han tenido y que explica la defensa de Nahle a Murillo en el caso de los 43 de Ayotzinapa.
Nahle García, como magistrado Presidente del Tribunal de Zacatecas, en 2022 se sumó a la polémica por la detención del exprocurador, Jesús Murillo Karam, Entonces, el abogado puso en duda el trabajo de la Fiscalía General de la República (FGR), que detuvo al extitular de ese órgano autónomo por los delitos de desaparición forzada y tortura en el caso de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa en Iguala Guerrero.
Nahle calificó de inverosímil las imputaciones de la FGR contra el exfiscal, a quien calificó como un gran jurista y excepcional ser humano. En X (antes twitter), Arturo Nahle expresó: “Conozco al Lic. Jesús Murillo Karam desde hace 34 años, es un gran jurista, excelente político y excepcional ser humano; su amplia trayectoria habla por sí misma». Lo anterior a pesar de la inverosimil construcción de la «verdad histórica» sobre el caso, que se derrumbó a pedazos ante los peritajes respectivos.
Y bueno, tras dejar la Secretaría en Hidalgo, tomó la misma posición pero ahora en Zacatecas, durante el gobierno de Ricardo Monreal Ávila, donde fungió como tal hasta 2003, donde se convirtió en consejero nacional del PRD, partido que le dio acceso a una diputación federal en la LIX Legislatura.
Entre otros cargos, también fue el mismo Peña Nieto quien designó a Arturo Nahle García, como subsecretario de Desarrollo Agrario de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU). Su llegada al cargo fue en sustitución de Georgina Trujillo Zentella; antes, de 2010 a 2015 se desempeñó como Procurador General de Justicia del Estado de Zacatecas.
En junio del 2015, luego de criticar a Alejandro Tello como un «producto sexenal», pues ante funcionarios municipales, estatales y federales se destapó al entonces senador como el posible candidato por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), sencillamente descalificó al contador: «Zacatecas requiere a una persona con experiencia, ya no podemos andar improvisando, ya no podemos andar dándole las riendas de nuestro estado a una gente que no tiene experiencia», declaró en el noticiero radiofónico Espacio Abierto, emitido por Estéreo Plata.
La crítica surgió en el contexto de destaparse también como contendiente en ese proceso electoral, a semanas de haber abandonado el cargo como Procurador de Zacatecas, dónde aseguraba que la violencia había disminuido gracias a su estrategia. Inclusive, declaró: «Ser procurador de mi estado durante 4 años y medio en el peor momento de la historia moderna de Zacatecas, en los tiempos de mayor violencia. Zacatecas era uno hace 4 años y medio cuando llegué a la procuraduría y hoy Zacatecas es muy distinto». Y tan irónico fue durante el sexenio de López Obrador, citando la frade «otros datos» con sumo sarcasmo, quien sabe que datos tendría en el sexenio de Alonso Reyes, porque en ese periodo se quintuplicaron los homicidios. Bueno.
Pero ya en su encargo como titular del Poder Judicial de Zacatecas, fue prácticamente el único que fungió como opositor, casi desquiciado, contra la Reforma Judicial. Nahle no perdía oportunidad para demeritar una de las grandes reformas que impulsó Morena con el llamado plan C y el alcance electoral y político de la mayoría calificada.
El conservadurismo de Nahle tiene su explicación, con un historial laboral asentado en el PRI y con ligas conectoras a las estructuras más típicas de la maquinaria tricolor. El intento de endosarle el concepto de «incursión» parece sencillamente una bofetada a la memoria, la inteligencia y un impulso a la meritocracia por ser fiel opositor (menos a su hermana), en el contexto de una oposición que frente los desvaríos de Javo Torres y Miguel Varela, parece no encontrar una carta fuerte.
¿Incursionar? El concepto sería válido si se fuese por la izquierda que no le acomoda.
Al tiempo, sería interesante verlo competir en territorio, sin posiciones de traje y cafés, buscando el sufragio a pie con miras a -si es eso-, reconstruir la debilitada estructura de los partidos antagónicos. Éxito.