Por Andrés Vera Díaz
Mientras continúan los testimonios sobre despidos injustificados en el Ayuntamiento de Zacatecas y las negativa a designar titular del Órgano Interno de Control, surgen las improvisadas estrategias para desviar la atención.
Un coche propiedad de la administración, fue «exhibido» por la titular de Obras Públicas. La ex diputada local del PRI Lupita Flores publicó un video en el que «demuestra» evidencia del uso faccioso del vehículo. Con bultos de cemento, bolsas guinda con logotipo y playeras del PVEM en la cajuela, apunta a un montaje con «explícitas» pruebas como para que no quede duda.
Pero el problema fue la colocación de una hoja puesta con diurex sobre una puerta del automóvil. A la mitad, el logo de la administración anterior se sobreponía en el sí, evidente carro lavado. Además, un mes después que porque el automotor estaba en servicio. Ok, supongamos por un instante que así fue, más allá del show mediático al estilo González Romo, ¿habrá denuncia de por medio?
Porque ahora resulta, que ante la inoperancia de Varela, puesto que no ha nombrado secretarías ni direcciones (con excepción de Obras Públicas para poder pretextar operatividad básica y tapar uno que otro bache), se deben crear puestas en escena de nula credibilidad.
De hecho, las redes sociales tanto del Ayuntamiento como del propio Varela exponen solamente algunas obras menores y asistencias a eventos protocolarios. ¿Pero, porqué?, parte del desastre político y administrativo se basa en encontrar la forma de pagar las facturas electorales con espacios en la administración. Casi exclusivamente, lo ha hecho con el elitista y pueril restaurantero Cuauhtémoc Calderón, a quien le entregaron de facto, la subdirección de adquisiciones por medio del eterno peón – que curioso-.
El organigrama que comprende toda la estructura municipal está prácticamente acéfala, de hecho, ni siquiera comunicación social tiene un titular pese a los tibios esfuerzos de Israel González (jefe de prensa de campaña de Varela y de Claudia Anaya en su momento), de entablar acuerdos con medios, a un paso está de retornar al vecino estado de Aguascalientes, en dónde tenía cargo en la Secretaría de Administración.
Pero, ante los ya innumerables casos de despidos injustificados y un esquema de supuesta recontratación para algunos trabajadores, la idea final es crear espacios en la nómina gubernamental no solamente como refugio de la tenue estructura tlaltenanguense, sino en la antesala del proceso electivo para el cambio de dirigencia en Acción Nacional en el estado.
La convocatoria para tal efecto ya está retrasada, inclusive debió hacerse patente el 15 del presente mes, pero ante la supuesta idea de presentar a nuevo presidente del Comité Directivo Estatal, Varela pretende imponerse ya sea con «Aldo» aliás el Bombín, presidente del Comité Directivo de Tlaltenango (que cosas), o con el diputado Pedro Martínez (que no trae ganas para eso), o con el ex alcalde de Calera Reynaldo Delgadillo (sobre quien aún pesa la denuncia por tráfico de influencias hecha en 2021, pues otorgó licitaciones directa a su hermano Heriberto, chulada.
Así pues, el plan de prometer plazas en el Ayuntamiento capitalino sería el pago también por el apoyo recibido al «gallo» de Varela para la obtención de la presidencia del partido, o en todo caso, colocar en posiciones a quienes no obtengan al interior del instituto político.
La espera se acentúa en el condicionamiento o como contrapeso estructural si es que José Viramontes, alias Pepe Pasteles (quien algunas voces califican como disidencia interna), acceda como el nuevo dirigente blanquiazul.
Por tal motivo, a la espera se encuentran nombres como la ex diputada María Del Mar de Ávila Ibarguengoytia, quien estuvo acompañando a Varela en campaña (pese a que ella era una fiel promotora de romper alianza con el PRI).
Por eso, se entiende que los pocos cargos que ha nombrado Varela, no cuentan con una definición partidista, sino provienen de otras fuerzas políticas u obedecen a intereses meramente coyunturales. Así pues, el desastre administrativo del alcalde panista se cierne en el interés primario de la definición partidista.
Mientras tanto, que padezcan los capitalinos a un político tlaltenaguense que a pesar de la pugna electoral en tribunales, no ha más que podido, querido consolidar un gabinete legal y ampliado.
Hasta dónde la ineficacia y puesta del Ayuntamiento como moneda de cambio, que ni dirección en el DIF existe, solamente una presidenta honorífica que ha faltado a las comparecencias de funcionarios estatales desde el 16 de este mes a causa de una gira por Estados Unidos.
Mientras todo esto pasa, el alcalde anda regalando boletos para ir al circo. Patético pero muy ad hoc.