Por Andrés Vera Díaz
Inició con soberbia implacable, tras la insistencia en que debería conducirse contraria a su antecesora (Gabriela Pinedo), fue recomponiendo relaciones políticas -destruidas a toda costa por La Secta,, pero el autosabotaje se expresó de forma tan manifiesta, que no ha podido retornar a la senda de la gobernabilidad y credibilidad
Fue el 8M un punto de quiebre sin retorno, la mentira se convirtió en la consistencia de su discurso y actos oficiales. Ya nadie entendió que hacía en la Secretaría, sobre todo, ante el menosprecio y regaños pueriles del «señor gobernador». La orden desde el Senado y hoy Coordinación de Diputados Federales es aguantar lo más posible para evitar el retorno de La Secta a la posición.
Sin embargo, al tiempo, ya es comparable el daño ocasionado por Rodrigo Reyes y el grupo davidista – veroniquista en Zacatecas. El primero padece del mismo síntoma que sus «antagonistas». La pugna por los espacios de poder se ha remitido a una visión australopiteca de gobernabilidad.
Primero, incendió con la pre criminalización el 8M, luego tras la represión, escondió la cabeza cual avestruz, retomando actividades con un desprestigio a cuestas que contestaba con suma prepotencia a funcionarios y alcaldes. Sin más, se convirtió en un portavoz con sobreexposición mediática, apoyado por las radios locales de derecha que cobran con la «izquierda» y deben justificar su actividad «periodística» otorgándole crédito intrínseco a las acciones de gobierno, sin cuestionar los trasfondos de tales actos (valientísimo periodismo).
Pero Rodrigo se fue enconchando en la volatilidad del gobierno estatal, sirviendo ya no como parapeto, sino como gestor de la mentira oficial pero siquiera con estilo. Ocurrencias mediáticas de asesores que asesoran puerilmente. El Viaducto Elevado fue entonces, el nuevo frente del desnudamiento de las farsas oficiales.
Encuesta amañada, desprestigiando a la UAZ -entregada de facto por Rubén Ibarra-, con nula capacidad de respuesta ante las preguntas esenciales -más que las técnicas, de viabilidad social-, pues ante los números raquíticos en creación de empleo, crecimiento económico, productividad agrícola y cientos de carreteras inservibles, debían enfocarse en legitimar un derroche que dejaría buenos réditos financieros, pero a un selecto grupo de burócratas.
El «desmentimiento» como estrategia contrasta con la opacidad gubernamental, solamente uno que otro declara y a secas. El «gobernador» se enfrasca en sus nimiedades y discurso contradictorio a combatir la corrupción, el nepotismo y la apertura al pueblo.
Parece, que retornamos al sexenio de Miguel Alonso y recargado. La visión retrógrada y mediocre se asiente en las filas del davidismo, estigmatizando hasta a los de casa. Las consecuencias son directas, pésima aprobación gubernamental y un resultado electoral debilitado, sin agenda que contrarreste los negativos.
Pifia tras pifia, desde el «tráfico denso» al «tanque de gas», no demuestran más lo que pareciera obvio a primera vista, pero no explican con pinzas los verdaderos datos. Creen que la automatización del bienestar es ósmosis directa de la 4T, con eso basta. Arcaicos.
El último lastre es la explosión en la feria, una «verdad construida» con fórceps, sin evidencias incuestionables se atrevieron a salir con esa infamia. Ni tanque, ni puesto, ni flamazo ni nada. Al contrario, veinte heridos -entre ellos un niño. dos graves y tres policías. Varios con esquirlas típicas de un artefacto ex profeso. Las marcas, en las paredes y árboles. De las cámaras de seguridad, ni una muestra (como intentaron justificar en el 8M). Que burdos son, pero ellos son genios de la política y la comunicación.
Fue el periodista Alfredo Valadez, -uno de los más confiables en Zacatecas- quien en una nota expuso que la explosión fue derivada de un artefacto. Con fuentes al interior del gobierno estatal y de las fuerzas castrenses federales, su nota desnuda la verborrea barata de Reyes y el gobierno estatal.
La respuesta, que medios y páginas no anden insinuando cosas que no son. Por eso, usted demuéstreme que su «verdad» es verdad y punto final. No, tratan de replicar la estrategia nacional, pero con una deslegitimación impresionante. Son necios y burdos, ensimismados a no entender las dimensiones de las cosas.
Y entre la maraña de indiscreciones, el hijo del «gobernador» en actos de prepotencia, custodiado por lo menos cuatro guardaespaldas emanados de las filas de la Policía Estatal. «No somos iguales», repite David en el autoengaño, debe parafrasear aunque nadie le crea.
Al tiempo, su desastroso gobierno solamente emite débiles señales de cambio, nada preciso. La Revocación de Mandato se viene y no es cosa menor, más allá de su consolidación, es la primera en la historia a nivel estatal. Madrazo fino. En las esferas de la 4T, -las de peso-, no les queda de otra que fotografiarse con David, porque deben mostrar unidad, aunque no sea cierta. Sheinbaum no será quien cargue a cuestas perder un estado durante su mandato, pero entre sus planes, se cierne la posibilidad de ya ir desgranando a La Secta. Ojala señora Presidenta, que no le falle a quienes votamos y confiamos por y en usted. En Zacatecas la Nueva gobernanza no es 4T y para muestra, datos duros y actos contradictorios.