Por Andrés Vera Díaz
Las anulaciones de las elecciones de la capital zacatecana y la Delegación Cuauhtémoc cuya sentencia fue otorgada por los tribunales locales, pasarán ahora a las salas regionales en Monterrey y de la Ciudad de México respectivamente.
Pese a sus definiciones, sean ratificando o reconvirtiendo la decisión de sus homólogos locales, recaerá en la Sala Superior del TEPJF. En consecuencia, la definición puede circunscribirse a una interpretación de las pruebas sustantivas de la nulidad en términos de su propio proceder constitucional.
La Sala Superior se ha destacado en últimas semanas en no dejarse presionar por poderes fácticos de la oposición, desde aprobar la mayoría calificada a Morena en la Cámara Baja y la elección presidencial, ha dejado de manifiesto que se va cosiendo aparte de la definición política de la SCJN y jueces alineados a la derecha.
Fue claro el mensaje de Mónica Soto durante la entrega de constancia de mayoría a la presidenta electa Claudia Sheinbaum, acto en el que resaltó la independencia y carácter constitucional que define su proceder contra la línea facciosa que se intenta operar desde la Corte bajo la tutela conservadora de Norma Piña.
En ese momento, hasta advirtió a la Corte, para evitar entrometerse en la decisión de la Sala Superior para validad la mayoría calificada. Ante el contexto en el que se pretendía que la SCJN tuviera incidencia final bajo el argumento de la interpretación de la Ley en cuánto a la sobrerrepresentación.
Al final, la validez de ambas elecciones se rigieron por el apego a derecho y evitar un encono social directo ante los casi 36 millones de votos sufragados para elegir tanto a Presidenta como otorgar mayoría a Morena y aliados en el Congreso.
Bajo tales antecedentes, pese a las resoluciones que puedan emitir las salas regionales, la última palabra deberá emitirla la Superior, que ha dejado clara la postura ante el ataque de los poderes políticos y mediáticos de la derecha mexicana.
Así, resulta entonces, importante resaltar que las definiciones serán apegadas a derecho, pese a la disposición política que pudieran tener las salas regionales y el interés de contrarrestar en algunas zonas, lo que en su conjunto máximo se denomina 4T (con sus bemoles respectivos).
Lo interesante será conocer la determinación del primer círculo de Sheinbaum para respaldar la pelea de Catalina Monreal y su padre, Ricardo, para continuar con la pugna judicial en la Cuauhtémoc. La oposición ganó 17 de 29 capitales en disputa en la elección ulterior y como tales, son su gran oportunidad de ostentarse como contrapeso a los Ejecutivos estatales, sin embargo, la Cuauhtémoc trascendió más en el plano intrapartidario que la fortaleza opositora.
No fue para nada una casualidad que anterior al día D, una gran cantidad de operadores y observadores se retiraran de la Delegación para apoyar otras candidaturas de la alianza. El mensaje llevaba doble dedicatoria, una respuesta ante el juego de Monreal de 2021, que operando contra su propio partido y en el afán de hacer quedar mal a Sheinbaum, fomentó la discordia en las delegaciones. Fue cuándo la Ciudad de México quedó prácticamente partida en dos. Recordemos los números de los últimos tres procesos electorales. En 2018 Morena y aliados ganaron 11 alcaldías, mientras que la alianza PAN-MC-PRD ganó cuatro y el PRI una. Para el 2021 la alianza PRI-PAN-PRD logró obtener nueve, frente a siete de Morena y PT, y para 2024 Morena volvió a contar con 11 alcaldías, mientras que la alianza opositora volvió a cinco.
En 2021, se le acusó a Monreal de ser un operador a favor de la oposición, inclusive, de colocar a Sandra Cuevas como alcaldesa tras la salida del propio Ricardo de la demarcación. Eso, provocó un distanciamiento del zacatecano con el Presidente López Obrador y un frente directo contra las alas más duras del morenismo.
Pese al «disciplinamiento» de Monreal tras la «corcholatiza», parecía importante emitirle el severo mensaje de que ante la gubernatura en Zacatecas, la negociación a ser líder parlamentario nuevamente, no se le concedería la oportunidad de que su marca, gobernase otra vez bajo la línea familiar a la delegación que concentra en su territorio los poderes de la República, y el gobierno de la Ciudad de México, pues por su propia naturaleza, la Cuauhtémoc es un escenario catapulta para la gubernatura de la capital del país.
Por eso, entre pasillos, arreciaba la aseveración de que no se le había dado el respaldo total a Caty, así, se probaría la fidelidad de Ricardo ante la puesta en marcha del Plan «C» y su compromiso irrestricto a la 4T, pues, ya eran muchas las desavenencias, rebeldías y chantajes de Monreal hacia el movimiento. ¿Qué no todavía hace dos años amagaba con realizar una gira con Santiago Creel? Bueno, refresquemos la memoria.
Ahora, la cuasi nulidad total de la elección en la Delegación y que Catalina retome la candidatura, ahora sí con la finalidad de ganar, evidentemente tiene una decisión partidaria y de cúpulas en el fondo. ¿Hasta dónde Monreal se ha comprometido con el segundo piso de la 4T, mientras su hermano aplica severa mediocridad, letargo y regresión en Zacatecas?
¿Será acaso un intercambio para el 2027 en su tierra?, ¿será una nueva concesión a cambio de qué, y en el contexto de un gobierno desastroso en Zacatecas?, o acaso, ¿se está saliendo con la suya y expandiendo al feudo con planes de gobernar a la entidad más grande e importante del país con la venia del morenismo rígido?
Son cuestionamientos que deberán ir aclarándose conforme responda Monreal a precisos encargos, o ¿negociará con la oposición algunos límites a cambio de que también le permitan transitar en sus esferas de poder? Al tiempo.