Por Andrés Vera Díaz
“No lo dejaron sentido, dolido y lastimado” dijo el dirigente del PRI en Zacatecas tras una evaluación de cifras en torno al pasado 2 de junio y en relación al 2021.
En evidente referencia al exgobernador Alejandro Tello, quien se quejó de los resultados del proceso electoral, Peña ni siquiera pudo presumir victorias de peso directamente endosados al “alonsismo”. En una rueda de prensa llena de letanías, no se hizo acompañar de Claudia Anaya (quién mejor se fue de vacaciones antes de recibir su constancia como Senadora de primera minoría), ni tampoco de Javier Torres, alcalde electo de Fresnillo.
La respuesta de Peña se basa evidentemente en la sucesión del 2021, dónde el tricolor perdió Zacatecas y el alonsismo tuvo que relegarse a una que otra diputación mediocre como la de David González y trasladarse a Aguascalientes como una especie de autoexilio.
Contradicción más que torunda cuándo el impresentable Peña reprochaba las palabras de Tello expresadas en redes sociales. “Hay muchas voces desde el interior y el exterior que señalan la participación del PRI en la elección, desde aquí les digo que no se van a atender caprichos ni necedades de nadie, porque es muy cómodo opinar desde el confort del exilio y desde la incontinencia electoral”, dijo con tono petulante el “líder” del PRI. ¿Y Miguel Alonso?, una que otra aparición en planos cerrados o resguardados, debiendo refugiarse en cargos como la Fonatur y la secretaría adjunta de la dirigencia nacional, esa que ha perdido prácticamente 11 entidades de la República con Alito Moreno como cabeza del partido.
¿Entonces, de cuál PRI habla Carlos Peña?. Sin una sola palabra de autocritica real, prefiere colgarse de números meramente coyunturales pero que no corresponden siquiera a los cuadros meramente cupulares a su endoso.
En 2021, la coalición Va por México obtuvo 18 municipios, mismo número en 2024, con el “plus” de ganar Fresnillo y en vilo la capital, pero más allá de la significación, de los municipios más importantes, el PRI como tal obtuvo 30 mil votos menos que la elección ulterior.
En este 2024, ninguna candidatura federal fue para la oposición, salvo la correspondiente a Claudia Anaya, quien no comulga precisamente ni con Alito Moreno tras aquella declaración de que “la vendieron” en 2021. Tampoco con Tello, a quien tras bambalinas, lo acusaba de no haber metido las manos en el proceso electoral (a como estaban acostumbrados por décadas). Queda pendiente la diputación federal plurinominal del impresentable Miguel Alonso, quien además deberá quedar fuera del CDN tras la “renovación” del partido.
Ese PRI de Alejandro Moreno, cuya decadencia comenzó hace 12 años. Y es que desde que recuperó la Presidencia de la República en 2012 con Enrique Peña Nieto, la pérdida de votos para el tricolor ha sido una constante, en medio de sus disputas internas y escándalos de corrupción.
En ese año, el tricolor obtuvo 16.3 millones de votos, pero en 2018 llegó sólo a 7.6 millones y en la elección del 2 de junio cayó hasta 5.7 millones, cifra que lo dejará como la quinta fuerza en el Congreso de la Unión, muy lejos de los tiempos en que fue el partido hegemónico.
Bajo estos datos duros y reales, ¿el reproche de Carlos Peña puede endosarse directamente a Tello y recriminar un abandono cuándo y aún en el quinquenio de éste, se le dio cabida a expresiones alonsistas con huesos aquí y allá? Hay que ser enormemente caradura para presumir victorias que no son exclusivas del PRI ni directas del “alonsismo”.
P.D: A una semana y media, ni siquiera se han dignado a una rueda de prensa conjunta entre dirigencias para “celebrar” los resultados. Ahora sí, cada quien a defender su cotito de poder.
P.D 2: Se nota el júbilo.