Por Andrés Vera Díaz
Tras los resultados electorales del 2 de junio, con los claroscuros para los bloquea más grandes que compitieron en la entidad, se perfilan varios personajes a la sucesión en 2027.
En Morena-Verde queda claro que solo habrá tres opciones -aunque se subirán esquiroles y oportunistas-, Verónica Díaz, Ulises Mejía y Saúl Monreal serán los candidateables naturales, pues habrá que esperar si el PT se une a la coalición, cuestión que se visualiza lejana e improbable, pero en la política las coyunturas mandan.
Tal vez el Partido del Trabajo junto a Nueva Alianza -porque el PES desapareció-, impulsarán a Geovanna Bañuelos, quien nuevamente entra a la Cámara de Senadores por la vía plurinominal -y aunque puede influir en las decisiones del alto nivel partidista, no cuenta con la legitimación de una elección de mayoría-, se subirá al estrado como en 2021, cuándo se catapultó tibiamente, pero sin duda, será una aspirante.
Geovanna dejó entrever que el PT podría seguir con la misma línea contra la Nueva Gobernanza. En su última rueda de prensa dijo a pregunta expresa de quien redacta: “que en el partido la línea es que no hay línea”, emitiendo entre líneas que el supuesto libre albedrío será el tono que seguirán los diputados de su partido en la LXV Legislatura. Serían Alfredo Femat y Renata Ávila quienes representen al instituto político, y bajo su perfil, seguramente serán una oposición pero no de esa rancia y voraz, sino más propositiva y estadista, sin duda.
La virtual senadora que encabezó la fórmula por Morena, Verónica Díaz jugará sus piezas, a la espera de ser llamada al gobierno federal podría dejar la curul a Gabriela Pinedo y generar dos espacios que permitan emitir luz. Saúl Monreal también levantará la mano a pesar de perder Fresnillo; con su hermano Ricardo Monreal que intentará catapultarse como coordinador de diputados federales, tendría una carta de negociación para tal efecto. Por su parte, Ulises Mejía que ganó con excelente votación el distrito tres federal y bajo el auspicio directo de la próxima Presidenta de la República, deberá emitir un mensaje de mucha presencia local para el cuidado de estructuras y generar plusvalía, pues se nuevo serán las encuestas las que determinen la candidatura para gobernador en 2027. Aunque no son precisamente un método de legitimidad ante los antecedentes, igualmente serán un foco de legitimidad para pelear la posición.
El problema para la marca guinda en su conjunto es el claroscuro que dejó la elección, perdiendo municipios importantes y con la conformación de la LXV Legislatura que con hilos muy tenues, no propiciará mucho el tránsito en lo mediático y político. Seguramente la aprobación del siguiente paquete económico asentará para que sentido se marca la preferencia, sobre todo en el tema de obra pública.
Pero, el gran factor de incidencia será la Delegación de Programas del Bienestar, pues desde ahí provendrá el gran mensaje que desde la Presidencia del país se emita para la preferencia rumbo al 2027. Sheinbaum ya ha emitido algunos nombres que podrán conformar su gabinete, pero aún en vilo la Secretaría del Bienestar y sus respectivas representaciones estatales. Ahí está el meollo del asunto. Verónica Díaz y la dirigencia de Morena se colgarán del resultado en la elección federal, pero nuevamente, los resultados meramente locales no son como para festejar con algarabía. Finalmente, los distritos y municipios son los que otorgan estructura y preferencia electoral. Al tiempo.
Por su parte, la oposición con esa bocanada de oxígeno catapulta de manera natural a Varela y Torres en la capital y Fresnillo respectivamente, pero tampoco pueden presumir un triunfo que vaya marcando ruta definida. Finalmente, Morena gobernará si o sí tres años más el Estado, y con Sheinbaum en la Presidencia junto a su impresionante victoria, puede darle aire a un gobierno estatal que tiene que obligadamente, reconfigurarse con nuevas caras en la administración estatal.
¿Habrá capacidad para aplicar sin rencores y desavenencias la operación cicatriz?. Ya varemos.