Por Andrés Vera Díaz
Sí, Zacatecas vivió una jornada electoral con la instalación del cien por ciento de las casillas, hecho que no se logró ni en 2021, 2018 o 2016.
Al final, se dirime la retórica de “elección de estado” porque la oposición se lleva una bocanadita de oxígeno tanto en la capital como en Fresnillo, y así como elevan la palabra a la decisión del electorado, pues así decidió la ciudadanía en diversos cargos.
Al final, el Plan C se logró, pues la coalición “Sigamos Haciendo Historia” se llevó carro completo entre los que destacan Ulises Mejía con el mayor número de votos obtenidos y Ana Luis del Muro, con la mayor diferencia porcentual con 20 puntos de distancia.
Pero no todo es miel sobre hojuelas, la reconfiguración de municipios llama la atención, la sumatoria total de Morena – Verde, ya sea de forma unitaria o coalición arroja 26 municipios de 58, dejando al PT 4, y en alianza con PES y Panal, otros 3. Los más de 61 mil votos obtenidos por el partido “desligado” a fuerza, marcan una diferencia importante en la obtención de alcaldías y evidentemente, en diputaciones locales.
Aunado a lo anterior, la pérdida del bastión monrealista y la capital, evidencia más que preferencias, pugnas entre grupos morenistas, que con pinzas, pudieran lograr la mayoría simple en la LXV Legislatura, insuficiente la diferencia de un diputad@ para darle certeza a la gobernabilidad en el estado en términos políticos y sociales.
Entonces, podemos advertir que la marea guinda catapultó triunfos, al igual que en 2018, la oleada produjo el arrastre en lo federal, pero en el plano estatal, el voto diferenciado emite un severo mensaje rumbo al 2027.
La marca Monreal y la hoy virtual senadora Verónica Díaz se habían comprometido a emitir buenos resultados en la última visita de Claudia Sheinbaum, lo lograron, sin embargo, es el monrealismo el que queda un tanto minado.
Fresnillo tiene la mayor significación, porque es dónde emana la pertenencia del monrealismo, pero al tiempo, la victoria de Javo Torres así como del de Varela cargarán a cuestas su propia retórica, sobre todo en la «percepción de inseguridad”, ¿serán tres años los suficientes para lograr que la misma minimice?, ¿podrán capitalizar una estructura sólida en pos de que ahora, en sus respectivas demarcaciones, su oposición hará señalamientos? Tanto han recitado que no hay que voltear al pasado, que los chivos expiatorios tendrán un efecto boomerang.
Al tiempo, ambos personajes -evidenciados en conflictos de interés innegables y campañas plagadas de suciedad, así como una alcaldía tlaltenanguense que era un verdadero coto de terror autoritario-, serán los factores a paliar, pero sin duda, su pretensión de catapultarse como candidatos a gobernador en el 2027 será explícita y para allá encaminarán los esfuerzos.
Su problema fundamental será la territorialidad, posesión de estructura partidista y los cuadros añadidos o añadibles, pero será sin duda, un factor de confrontamiento interno. Seguramente irán juntos, no hay de otra, pero buscarán por sus respectivos lados, la intromisión de los gobiernos de Aguascalientes y Durango, como ya vimos en el primer caso, que sucedió en la capital.
Sumemos el factor Carlos Peña, quien a pesar de triunfos en algunas alcaldías y con la posibilidad de ser diputado, buscará por todos los medios ser quien encabece la candidatura, pero en sí, no puede presumir crecimiento electoral -aunque sabemos que históricamente en las intermedias estatales baja la participación electoral, no fue el caso, pues en 2021 fue del 57% contra el 59 en 2024-, y es que hace tres años, el PRI obtuvo como partido político 152, 185 votos; en el actual, 123, 772. 29 mil menos sin ningún diputado de mayoría siglado para el PRI. Entonces, en términos generales, es un fracaso importante.
Además, la pérdida de Guadalupe y Pinos, emblemas del llamado “Grupo Pinos”, que encabeza Roberto Luévano, Herminio Briones y Omar Téllez, que fueron minimizados a una expresión sin representación, seguramente no les quedará otra más que pelear por la presidencia del partido tras los resultados electorales en manos de Peña, quien tendrá un pequeño escudo con la diputación federal del impresentable Miguel Alonso, quien se coló; pero, ahí viene la renovación nacional de la dirigencia tricolor y todo apunta, a que el coto de “Alito” Moreno será botado de la misma.
Pero regresemos al oficialismo, que finalmente si bien cumplió con la cuota, también hay que observar que no fue una gran operación, Zacatecas se encuentra entre las 5 entidades que menos votos aportaron a Sheinbaum, inclusive, es el último estado de los llamados morenistas, en ese efecto. El 50% del electorado que emitió su voto lo hizo por la hoy virtual Presidenta, pero el 30% por Gálvez, una diferencia de 146 mil votos que en términos fríos resulta significativo, pero porcentualmente lejano a entidades inclusive gobernadas por la oposición como Yucatán, y por debajo de Chihuahua y Querétaro.
Entonces, el voto diferenciado en lo local deja lecciones importantes, si bien los primeros tres años de David Monreal como en cualquier cambio de régimen y sobre todo emanado de la izquierda, debió sortear una serie de vicisitudes, no puede seguir aletargando factores fundamentales. La inseguridad es un elemento que ha podido irse paliando de forma lenta, pero ahí va. Otro son las finanzas públicas, con el mejor funcionario sin duda del gobierno, el prodigio del tema Ricardo Olivarez, pero departamentos como economía, generación de empleos, obra pública y campo no han tenido resonancia significativa.
Los tres años siguientes serán de suma importancia para la definición en el 27, porque a pesar de la preferencia electoral en la marca partidista, la elección de este año ha dejado mensajes sociales que no pueden menospreciarse. No todo es estructura, eso aún sigue sin ser entendido por algunos cuadros.
De aquí a ese año, deberán darle una reconfiguración a la forma de gobierno, emitir un punto de inflexión propio que no sea solamente depender de figuras nacionales, porque la dinámica de Morena ha sido ganar terreno en el país elección tras elección. En esta ocasión arrebatan Yucatán, pero, ¿se imagina en 2027 que Zacatecas pase a manos de la oposición? Sería el desastre político total para varios cuadros, sobre todo, en el marco de las evidencias de una nueva minimización del monrealismo, que repito, pierde Fresnillo y también la Delegación Cuauhtémoc. Ojo, que ante el arrastre de Sheinbaum y la mayoría en el Congreso de la Unión, ya no hay posibilidad de un nuevo amague rebelde.
Veremos si en Zacatecas, existe la altura de miras para un cambio de paradigma esencial que no solamente atienda le necesidad de competencia electoral, sino de la construcción y extensión de la nueva visión política. Les hacen falta ideólogos.