Por Andrés Vera Díaz
El candidato del PRIAN y lo que queda del PRD a la alcaldía de Zacatecas, tiene un historial violento.
En su paso como alcalde de Tlaltenango participó directamente en amedrentamiento y golpes. Varios testimonios en su feudo narran su modus operandi. Un comerciante fue agredido a golpes en su propio negocio por Miguel y Omar Varela. Lo anterior derivó de una denuncia ante la Fiscalía del Estado, tras una negociación, se retiró la misma, según narra el propio afectado; pero, tiene otra más activa por hechos de mucha mayor gravedad.
Varela se presenta como un político agradable, pero en el fondo ejerce violencia como forma de control. Notorio el arranque de campaña de Salvador Arellano en el feudo varelista, cuándo su equipo y familiares agredieron a golpes a dos personas, una por increpar políticamente, otra por simplemente grabar con su teléfono el evento.
El “niño azul” es proclive a la guerra sucia, la denostación y la falta de aceptación a la crítica. No solamente en su marketing ha tenido que presumir encuestas falsas, sino hasta plagiar la portada de un diario local. Sus “estrategas” que cobraban en el gobierno de Aguascalientes, se mueven tras bambalinas apelando la protección de un grupo de choque proveniente del vecino estado, que no solamente opera en la capital, sino también en demarcaciones como Nochistlán, según ha referido una colaboradora de su equipo de campaña que ha solicitado el anonimato por temor fundado a represalias.
En el bunker de Varela, se elaboran las “estrategias” sucias, adornadas por el restaurantero elitista que eleva su rencor coyuntural cada año y siete meses en tres lustros de actividad política. En la última, el amedrentamiento con una persona armada a la casa de campaña de Jorge Miranda fue el anzuelo.
La primera parte constaba de prender el clima de confrontamiento, para que Varela luego se placeara por el lugar y fuera objeto del reproche que subió de ánimos peligrosos por parte de un miembro del equipo de Miranda. El plan era grabar todo y armar un show mediático que le permitiera victimizarse. Pero ante los antecedentes de su actuar en Tlaltenango, no cabe duda que así estructura su praxis.
La idea surgió de forma espontánea, como un ardid para intentar desviar la atención de un video realizado por el equipo de Movimiento Ciudadano en Tlaltenango, dónde se evidencian las pésimas condiciones en la hechura de casas que Varela presumió como parte de un programa de vivienda en la colonia Manuel Clouthier.
La fuente expresa que es en la colonia Colinas del Padre dónde se asienta el grupo de choque, el cuál -sobre todo por las noches – se dedica a quitar publicidades de los contrincantes.
Varela ha presumido -entre pasillos -que tiene el apoyo de la gobernadora de Aguascalientes. Destaca la gran cantidad de publicidad electoral y parafernalia, cuándo los y las candidatas de su coalición no la poseen.
Varela está desesperado, porque ninguna medición real le otorga preferencia, mismo caso en Tlaltenango, dónde su peón Arellano vive similar sintomatología, escoltado por los hermanos del prianista que además, cobra como titular de Desarrollo Social en el municipio.
Las razones del candidato de las mentiras y la violencia para migrar su modus operandi a la capital, es que le vendió espejos a la mandataria de Aguascalientes y ahora, ante la gran posibilidad de sufrir una derrota, trata de mitigar los efectos negativos de su gestión en Tlaltenango reproduciendo el mismo esquema porque debe rendir cuentas.
Pero en el fondo, Varela sabiéndose minimizado en la preferencia electoral, trata desesperadamente de abonar votos para el arribo de su esposa en la plurinominal uno a diputada local por el PAN.
Seguramente su cónyuge será “legisladora”, pero los esquemas de negocios, entre los que se encuentra la reventa de equipo médico en su tiempo como alcalde, según lo denunciara el candidato de Morena en su terruño, ya no será parte de su financiamiento .
Lo peor que le puede pasar a la capital es la llegada de un personaje del tipo, allegado de un equipo amarillista, fabricante de estrategias plagadas de mentiras y con un ardid vengativo. Esa pretensión es la que busca el PRIAN, y no es casualidad que repliquen lo hecho por Xóchitl, pero con el ingrediente de la violencia y la provocación.