Por Andrés Vera Díaz
Andrés Manuel López Obrador siempre tiene una respuesta política ante la oposición. Acostumbrado a marcar agenda, el presidente debió ahora ser contestatario ante la marcha que “para defender al INE” y en menor medida, al evento de Ricardo Monreal en la que prácticamente anuncia un nuevo “monrealazo”.
Los partidos y personajes “antagónicos” hasta el momento siguen celebrando su respectiva marcha como la gran manifestación de unidad y máxima expresión contra el actual régimen. Sin embargo, la iconicidad dista de representatividad popular. Que sean empresarios, ex presidentes y ultraderechistas los convocantes así como participantes, exhibe la proclividad de una élite que no encuentra sustancia para manifestarse contra los verdaderos problemas del país. Acaso su origen, desinterés y estimulación en sus respectivos sexenios la falta de calidad moral.
Precisamente esa desconfiguración en la oposición intenta ser dirigida por Monreal, quien entre las declaraciones de menosprecio al movimiento que lo revivió, hasta las afrentas legislativas y sobre todo, hacia la Reforma Electoral, capitaliza la pretensión de ser el referente “natural” para colocarse como opción y su “plus”, ser el desaveniente óptimo por su actual posición.
Ya lo dijo hace algunos días, su definición será en diciembre, aunque dudas razonables surgen al respecto. Su “chimoltrufeo” discursivo no deja patente veracidad. Será en el primer trimestre del 2023 cuándo probablemente emita una definición total. La prórroga se enmarca en dejar una cama de tiempo para entablar negociaciones y en éstas, el PRD sería la puerta de entrada pertinente. Como partido de “izquierda”, y ante un pasado en el que representó sus siglas, la estrategia se coloca en que no retorna directamente al PRI y por aquello de campañas electorales en las que se etiquetaba al PRIAN como engranaje de la desgracia nacional. El matiz, aunque tenue, podría darle avidez a enrutarse en catapultarse a ser el candidato a la Ciudad de México. La pretensión es ser el contrapeso idóneo contra la sucesión cuatroteista.
“Lo único que me voy a perder es el frutsi y la torta”: Monreal sobre marcha de AMLO
Sólo basta repasar algunas de sus palabras en la Arena México, que remembran diversas líneas con el discurso que manejó en 1998, cuando decidió renunciar al PRI. La ironía abunda, en aplicarlas para su retorno pero por interpósito partido. La negociación en puerta entre abierta, Zambrano, el líder nacional del Sol Azteca declaró a quien redacta que ya ha entablado pláticas con Monreal y confirmó que sus pares del tricolor y blanquiazul también. Sin embargo, parece que la candidatura presidencial no es un hecho ni tampoco con grandes probabilidades. La Ciudad de México sería la meta.

Ahora bien, aunque las estimaciones de asistencia en la marcha de AMLO son estratosféricas, pues según el gobierno capitalino fueron un millón 200 mil personas, el simbolismo es que los principales referentes asistieron. A cuatro años de gobierno, el mensaje debía ser contundente y es ahí donde el presidente hizo su movida.
Era el momento preciso para aclarar las definiciones y López Obrador se adelanta a sus detractores. La inasistencia de Ricardo deja patente lo inconfundible y remarca una viva lejanía a la 4T. Saúl por su parte, con bemoles; opinó en rueda de prensa que la marcha del domingo fue la respuesta al reflejo del trabajo del presidente, “mucha gente fue, respaldó al gobierno… el estilo del presidente es estar cercano a la gente”. Saúl entiende que no es momento de enconos ni tampoco zalamería, pero su ausencia distingue entre la de David, quien se dejó ver en la Ciudad de México con la plana mayor de lo que Soledad Luévano denomina La Secta.
Por cierto que la senadora (que definitivamente ya no tiene intención de realizar su “informe”), prefirió rendirle culto a La Preladita que al movimiento de dónde surgió su nombre. La intención de la “legisladora” fue equiparar el endiosamiento, pero el significado de fondo en la coyuntura la deja mal parada. Al final, solamente el gobernador como parte de una marca con subproductos, se apersonó. Su posición lo obligaba, su corazón se parte en dos, literalmente.