Por Andrés Vera Díaz
Fin de semana de unidad morenista nacional, a la que faltó Ricardo Monreal. ¿Casualidad?, diría que realidad pura. El senador que ha manifestado su aspiración a la candidatura de Morena a la presidencia de la República, se excusó de no acudir al encuentro en Toluca para poder atender un evento en el marco del Día del Zacatecano en la Ciudad de México.
Ricardo entiende que no tiene tablas para competir contra Ebrard, Sheinbaum, e inclusive Adán Augusto. Su estrategia se basa (como siempre) en presentarse en un escenario mediático, que invoque cierta percepción y emita algunos sonidos de presencia en territorio nacional, con cuadros que se dedican a pulular grillas y nada más.
Monreal dice estar en la cúspide de su carrera, y efectivamente, seria extraño verlo en un cargo de elección popular (no plurinominal) más poderosa que una senaduría. Con tumbos consuetudinarios, el fresnillense un día es y otro no es. El discurso que sostiene para presentarse como opción multipartidista es solo una manifestación de su esencia, ni siquiera es que sea un personaje “democratizador” o “abierto” a la pluralidad, es sencillamente, un oportunista enfocado a la supervivencia política. Inclusive se atrevió a expresarlo textualmente tras admitir que Dante Delgado ya le aclaró la inviabilidad de anexarse a Va por México. “Yo expresé una idea, que trataba sobre la necesidad de supervivencia política”, dijo tras apercibirse. De hecho, fue una clara proyección, pero personal.
Su andar, no responde a ideologías firmes, de hecho, su idiosincracia ese funda en el sostenimiento de espectros políticos que lo induzcan a conservar sus cotos de poder. La insistente retórica de que “habla con todos”, no es más que una representación pragmática de esa forma de pensamiento, alejada de convicciones practicantes. A Ricardo solamente le interesa Ricardo y para que se mantenga la virtualidad de su poderío, obviamente requiere la renta de algunos personeros para su promoción.
Así, nadie puede negar la habilidad de Ricardo para acomodarse, integrarse como humedad o vorágine, pero tampoco su pragmatismo siniestro, alejado de la realidad, e inclusive, de la verdadera percepción social. Ricardo escucha lo que quiere escuchar y expresa lo que a su mera conveniencia obedece.
En Toluca, Estado de México, donde mostraron el músculo de Morena, se reunieron los principales liderazgos en el evento denominado “Unidad y movilización para que siga la transformación”, para dar el banderazo de salida para organizarse rumbo a los comicios del 2023 y 2024. Todos presentes, Ricardo ausente. Ni siquiera se le puede aplaudir la preferencia al día del Zacatecano, (y tampoco es expresar malinchismo al respecto), pero es que sencillamente en tanto la referencia política, no hay punto de comparación. Es como preferir el uno por ciento del electorado al 53.19 obtenido por AMLO en 2018. Obviamente, el espectro diametral para Ricardo ni siquiera asoma una posibilidad real en las encuestas. De ahí su insistencia en que no sean este tipo de mediciones las definitorias para la candidatura, por ser objeto de “manipulación”. Según sus propias palabras, no confía ni siquiera en las hechas por Morena. Aleluya, epifanía tras dos años en las que le dieron la candidatura a David. Sin siquiera pruebas de su existencia, como dio cuenta periometro.mx, Ricardo dice sentir agravio, porque en 2018 ese mismo método le dio la candidatura a Sheinbaum por encima de él.
Al tiempo, se daba cuenta que el método para ese entonces, lo conocía bien Monreal, quien como ahora, su estrategia era chantajear a las bases y al propio AMLO. Hace cuatro años le funcionó, le dieron la coordinación de Morena en el Senado de dónde se otorgó el control financiero de la mano de Soledad Luévano con total opacidad. Además, la candidatura en Zacatecas, en la que su hermano hoy es el peor gobernador del país, demostrado mes con mes en sintonía con las principales casas encuestadoras.
Ricardo se sabe apestado por la cúpula del poder morenista. Su lealtad en duda, se ha visto dinamitada por él mismo. Traición en candidaturas, creación de partidos políticos fracasados y la debilitada comisión de cargos en la Nueva Gobernanza lo colocan como en su peor momento, no en el mejor.
Ahora resulta que Ricardo respeta su agenda. Monreal dijo que tenía la invitación desde la semana pasada para otros eventos, pero señaló que no se podía perder el homenaje a la memoria del poeta zacatecano, Ramón López Velarde, pues dicho evento lo tenía en su agenda desde hace 3 meses. Eso mismo pretextó para la inauguración del AIFA.
Ricardo no es parte del plan de unidad, su praxis ha demostrado todo lo contrario. No lo invitan, porque, ¿quién invitaría a quien se empeña en ser un aguafiestas?. Ricardo da tumbos, su discurso es inconsistente, es contradictorio, lastimoso y de bajo nivel. A cada rato le corrigen la plana, hasta el propio dueño de MC. Ricardo va de bajada, y con él, la marca que no termina por desmarcarse.