Por Ulises Mejía Haro
El pasado 1 de diciembre el presidente de México Andrés Manuel López Obrador dio un discurso en el marco de sus tres primeros años de gobierno en el Zócalo de la ciudad de México, el cual se vio abarrotado junto con calles aledañas por cientos de miles de sus seguidores y simpatizantes de todo el país, mostrando con ello gran “músculo” y fuerza y amplia aceptación ciudadana, la cual se refleja en las encuestas como la realizada recientemente por Mitofsky que lo ubica en un 65% de aceptación.
Varios analistas políticos que se han distinguido por ser críticos de Andrés Manuel López Obrador consideraron que el presidente emitió uno de sus mejores discursos “sino es que el mejor”, se le vio emocionado, contento, seguro de sí mismo al mencionar parte de los logros de su gobierno, conectándose y haciendo “clic” con ciudadanos y ciudadanas del pueblo que lo escuchaban emocionados, que con aplausos y vivas celebraban al oír los resultados engarzados con frases como: “por el bien de todos primero los pobres”, “con el pueblo todo sin el pueblo nada”. También llamó la atención que solo solo lo acompañaron en el presídium parte de los secretarios de su gabinete legal y la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.
El discurso del presidente se distinguió por su contenido, por los logros alcanzados en estos tres primeros años de su gobierno, los cuales sientan las bases de la Cuarta Transformación. Escuchamos con atención por aproximadamente una hora los resultados obtenidos en programas de bienestar con son: la pensión a nueve millones de adultos mayores de 65 años; becas a 11 millones de estudiantes de todos los niveles; la contratación 1 millón 800 mil jóvenes construyendo el futuro; la entrega de fertilizantes gratuitos y apoyos directos a los productores del campo, los apoyos a discapacitados, entre otros.
También escuchamos los logros en educación, con la eliminación de la mal llamada reforma educativa de Peña Nieto y la reinstalación de los maestros removidos por esta reforma, la creación de 140 universidades y la basificación de 400 mil trabajadores de la educación; en salud se hizo referencia a la vacunación contra el Covid-19 del 86% de mexicanos mayores de 18 años y a la basificación de 80 mil trabajadores de la salud.
Un tema crucial mencionado en el informe fue el combate frontal de la corrupción, consideramos que este mal enraizado corroe el crecimiento y desarrollo del país, es el cáncer más invasivo, agresivo en las esferas públicas y privadas, en los tres órdenes de gobierno y en los tres poderes.
Los partidos políticos de oposición niegan que haya avances en el combate a la corrupción; sin embargo, cuando estos estuvieron en el gobierno de México poco hicieron en materia de combate a la corrupción, al contrario en algunos casos la favorecieron como fueron la condonaciones de impuestos a los grandes contribuyentes y monopolios nacionales y extranjeros, que representó en los últimos dos sexenios afectaciones al erario nacional de 366 mil 174 millones de pesos, ante esta situación el presidente López Obrador hizo lo correcto, eliminar las condonaciones de impuestos, al igual que los 187 fideicomisos creados para otorgar concesiones a grupos de interés empresariales, organizaciones civiles, académicos e intelectuales, defensores del régimen de corrupción y de privilegios.
También fue certero al cancelar contratos fraudulentos del gobierno con solo 10 empresas privadas para la compra de medicinas y materiales de curación e implementar un mecanismo de compras consolidadas donde participan empresas farmacéuticas de todo el mundo, logrando mejores precios y calidad; de igual manera, renegociar los contratos leoninos para la operación de los ocho reclusorios “cárceles de lujo”, donde el costo diario por recluso era de 4336 pesos; asimismo, la cancelación de las altas tarifas de siete gasoductos privados para el transporte de gas natural. Al igual los avances en los casos estafa maestra y Odebrecht.
Importante escuchar el regresó a la inversión pública con la ejecución de obras de infraestructura con presupuesto federal, sin contratar deuda, sin entregar concesiones, ni caer en privatizaciones, como son la construcción de carreteras, presas, hospitales, universidades, escuelas, centrales eléctricas, refinerías, vías férreas, aeropuertos, cuarteles, entre otras. Resaltan por su magnitud la construcción del Aeropuerto Felipe Ángeles, el programa integral del Istmo de Tehuantepec, el Tren Maya.
En materia energética es de gran relevancia para el desarrollo del país, el objetivo trazado, dejar de comprar en el extranjero gasolinas y diésel, y producir y vender estos combustibles en el mercado interno. Para finales de 2023 tendríamos capacidad para refinar alrededor de 1 millón 880 mil barriles diarios de crudo y obtener con ello 1 millón 380 mil barriles diarios de gasolinas, diésel y turbosina que equivale a garantizar el consumo nacional. Esto gracias a la rehabilitación de las seis refinerías, a la refinería comprada a Shell y a la construcción de la refinería de Dos Bocas.
Con la nueva reforma constitucional presentada al Congreso, el Presidente López Obrador establece el compromiso para que la CFE pueda generar como mínimo el 54% de la energía que se consume en México, en tanto la iniciativa privada lo haga en un 46%. Para ello se modernizan 16 hidroeléctricas, se construyen parques de energía solar y se licitan seis termoeléctricas.
En materia económica a pesar de la pandemia, en tres años la recaudación aumentó 400 mil millones de pesos, fuimos de los pocos países en el mundo en los que no falló el ingreso tributario. La política de austeridad republicana en el gasto corriente, el ahorro en costos de construcción de obras y contratación de servicios y el combate a la corrupción, permite generar ahorros por miles de millones de pesos que se orientan al desarrollo y al bienestar.
La nueva estrategia económica, qué a diferencia del “sofisma” neoliberal, según el cual “si llueve arriba, gotea abajo”, como si la riqueza fuera permeable; ahora se destina los apoyos “de abajo hacia arriba” empezando por la base piramidal social, los de abajo reciben más apoyos y beneficios sociales sin intermediarios, porque se trata de los pobres y no puede haber trato igual entre desiguales; se atiende a 25 millones de hogares, equivalente al 70% de la población que va desde los muy pobres hasta la clase media-media. Aunado a lo anterior se ha dignificado el salario, para el 2022 se aumenta el salario mínimo en 22 por ciento, lo cual significa que, durante la gestión del Presidente López Obrador, el incremento ha sido del 65 por ciento en términos reales, algo que no ocurría en más de tres décadas.