Por Andrés Vera Díaz
De la Estafa Legislativa pasamos al “chantaje legislativo”. Conceptos acuñados por Ernesto González quién tras algunos días de inadvertencia, salió de nuevo a la luz pública para entonar otra frase que poco o nada tiene de comprobable.
Si bien en la facturación para justificar servicios profesionales en la pasada legislatura se exhibieron nombres cuya pura presencia, debiera ser motivo de renuncia temporal, el legislador monrealista prefirió guardar entre sus cuadros días de pulcritud tras presentar una denuncia ante la Unidad de Inteligencia Financiera por el presunto uso de personas físicas y morales fantasma para el derroche.
Ahora, en un alarde de incongruencia, el mismo diputado “sin presentar ninguna prueba”, porque inclusive, el propio Xerardo Ramírez quien compite en la posición figurativa con el hijo putativo de Soledad Luévano, ha expresado también contradictoriamente, que para “acusar hay que probar”, y aunque González hizo lo propio con senda documentación, ahora retorna al camino que le ha caracterizado.
El surgido del “palomeo ricardista” lanza una nueva embestida hacia la oposición ante la negativa para ratificar a Humbelina Elizabeth López Loera como Secretaria de la Función Pública. Con muchos días de retraso e incumpliendo la normatividad, el “cuadro” de Norma Julieta del Río pende de un hilo cuya fragilidad se asienta en las disputas internas por el control de la mal llamada “nueva gobernanza”.
Según el diputado, los legisladores del PAN-PRD-PRI y MC rechazaron ayer (cuándo en el orden del día aparecía el asunto en cuestión), otorgar luz verde, derivado de un chantaje para la obtención de 7.5 millones de pesos que aún adeuda Finanzas al Congreso. Ese recurso que originalmente se adiciona a los gastos, precisamente para el pago de asesorías y otras erogaciones, es el que busca no solamente la oposición, sino también los diputados oficialistas.
En principio, la exhibición documentada que realizara González (que si demuestra un derroche patente), tenía la intención de recortar esos fondos pero no en un combate frontal a la corrupción, sino como forma de justificar la reasignación presupuestal a otras partidas como la que se le asigna a la Oficina del Gobernador. Recursos con nula transparencia que pueden usarse discrecionalmente con poca posibilidad de que se rastree su destino. La trampa consiste en desfondar a la oposición, pero al mismo tiempo desde una bolsa sin ningún criterio, solventar los gastos de los propios diputados del bloque oficial.
Ese ardid, enmascara la parafernalia que ha emprendido el diputado, pues entre pasillos, el hecho de que a los propios legisladores aliados se les copte la posibilidad de acceder a recursos tampoco es bien vista, ya que de igual forma, no se les ha confirmado del todo, que se les “financiará” para mantener sus estructuras electorales. De ahí surge precisamente el rompimiento de quorum para ratificar a Humbelina, cuyo origen intencional fue del bloque plural, pero secundado por los allegados a la nueva gobernanza.
Resultó curioso que ni la propia coordinadora de la fracción de Morena estuviera presente en el pase de lista cuándo precedía el punto en el orden del día. Ausentes también dos legisladores petistas y Priscila Benitez. Algunos con “falta justificada”, no advirtieron que en la sesión de ayer se elevaría el punto de acuerdo para ratificar a quien no tiene el visto bueno de la otra “vicegobernadora”, Verónica Díaz. ¿Faltas intencionadas?.
Esa omisión de presencia no fue reconocida por González, quien finalmente, culpó a la bancada de oposición de consensuar un vacío para que la sesión se suspendiera. El hecho de que sus propios aliados no representaran finalmente mayoría simple, motivó a que el exhibidor de la Estafa Legislativa (quien debería en base a su proceder, pedir la renuncia de los funcionarios implicados de la administración davidista) tuviera que rápidamente, construir cortinas de humo.
Aquí cabe entonces la gran pregunta, ¿porqué se ha procrastinado en realidad la ratificación de Humbelina?. La sesión antepasada cancelada porque algun@s legislador@s se fueron a Mérida que para promover el turismo a la entidad, y ahora en la reanudación, hacen vacío pero de forma intencional. Es hasta por demás notable, que ni Fernanda Miranda, hija del alcalde capitalino y hasta dónde se sabe, allegado de la comisionada del INAI, estuviese presente para darle ruta a la ratificación de la funcionaria, cuadro también de Norma Julieta. Las suspicacias están a la orden del día. Las desavenencias son cada vez más notorias en un gobierno y legislatura sin forma ni unidad.
Para finalizar, hay que advertir que la urgencia de González va en sintonía de legitimar la “estafa Legislativa”. Él mismo lo dijo, la Función Pública debería darle rienda suelta a las investigaciones del caso, ¿pero entonces?, si es que ratifican a Humbelina, ¿los cuatro funcionarios de alto y medio nivel de la nueva gobernanza tendrán que dejar sus cotitos de poder?. A río revuelto, entre Norma Julieta, Ricardo y Verónica se pelean por asentar a sus huestes. Como siempre, el estado es el que paga los platos rotos ante la ambición.