Por Andrés Vera Díaz
Cómo siempre, la política de la simulación apuesta al olvido y es característico de todos los partidos políticos. Un día son aliados y al siguiente, retornan a desintegrar discursos que van en la línea del tiempo sobrellevado por el favoritismo y la conveniencia.
Luego de la lastimosa exhibida a diputados de la LXIII Legislatura por el derroche, triangulación de recursos, fingimiento de productividad y presunto uso de factureros para comprobar gastos, ahora el tema queda endosado para el propio equipo de la “nueva gobernanza”. Aunque el actual parlamento se deslindara de Ernesto González en un ardid de individualizar el destape de la millonaria erogación por “servicios profesionales”, se da cuenta entonces, que ningún otro diputado podrá pues, sin consenso, exhibir, declarar o insinuar siquiera, actos de corrupción del presente, pero lo más importante, ni siquiera del pasado reciente.
El discurso de David Monreal para endosar la fragilidad y estancada administración al pasado, ha sido entonces, sepultado de un solo tiro hasta por sus propios diputados. Ese llamado a respetar el debido proceso, en conjugación (ahora sí), deslegitima pues cualquier intentona por acusar a los gobiernos anteriores. Lo curioso es que ha sido el propio David, Priscila Benitez, Humberto de la Torre, Xerardo Ramírez, José Luis Figueroa y otros, quienes han inclusive afirmado que “Alonso se robó”, “no dejaron nada”, “se llevaron las arcas” y otras expresiones singulares a pesar de que algunos hasta formaron parte como funcionarios de ese sexenio.
“Respetar el debido proceso”, porque no es asunto juzgado, es una “suposición” y “no hay pruebas”, ¿dejan al descubierto un pacto de silencio en entre todos los partidos y sus representantes?. ¿Cómo hablar ahora de corrupción con aspavientos o posicionamientos soportados por el vox populi sin demostrar a ciencia cierta?. ¿Entonces, la campaña de David enraizada en el cambio, cero tolerancia a la corrupción y responsabilizar de todo al PRIAN, PRIAN, PRIAN, no tuvo sustento alguno?.
La intención de que se dieran a conocer los montos y nombres del derroche en cuestión, por supuesto que es tener el pretexto perfecto para recortar el presupuesto de la Legislatura y anexar ese recurso a la Secretaría de Gobierno y Despacho del Gobernador. Desde ahí, con la singular característica de que nada se transparenta, se busca la compra de débiles conciencias, pago a medios por debajo de la mesa y claro, el jineteo del recurso. ¿O qué alguien duda como opera el monrealismo?.
Aunque en la lista de derrochadores y triangulación aparecen cuatro funcionarios de alto y medio nivel de la “nueva gobernanza”, los chivos expiatorios serán perdonados, de ahí el silencio sepulcral del desgobernador que prefiera relegar la mediocridad de su administración a la burocracia calificándola de las peores del país. Sin embargo, ante todo esto, ¿cómo podrán soportar la retórica de la transparencia y la honestidad sin siquiera, despedir o se le exija licencia a los involucrados? Por menos despidieron a la Secretaria de Turismo de la Ciudad de México y al titular de Inteligencia Financiera. La “jugada” pues de González Romo, aunque destapa una alcantarilla de corrupción, prefiere transferir recursos a Plaza de Armas para mantener en la secrecía el reparto discrecional de los mismos. Ésta es la nueva gobernanza.
Y el asunto no para ahí, aunque neomonrealistas señalados mantienen sus cargos (y de forma patética se dedican a plantar pinos en temporada seca y ante el arribo de frentes fríos), en el otro lado de la moneda, Ricardo Monreal busca revivir a Santiago Nieto. Inclusive, el también presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) habló sobre la posibilidad de contratar a expertos que les ayuden a legislar en favor de prevenir, identificar y castigar el lavado de dinero. La intención es contraria, parece que el Senador, acostumbrado a asociarse y taparle los cochupos a compadres como Manuel Velasco y Manlio Fabio Beltrones, lo que busca es que le ayuden a triangular recursos, obtener información de enemigos y usarla a su favor.
Lo curioso es que, Ricardo tampoco se ha pronunciado respecto a la llamada “Estafa Legislativa”, pero ante la renuncia de Santiago por el escándalo de dólares ilegales introducidos a Guatemala con motivo de su boda, prefiere “reclutarlo” como otra forma evidente de ir en contra de las acciones del propio López Obrador. Este es Monreal. Lo irónico del asunto, es que hace meses ya, que el propio ex titular de Inteligencia Financiera había dado a conocer un esquema para el blanqueo de capital en el vecino país del sur.
En fin, al amparo del “debido proceso”, matan inclusive la estructura discursiva del propio Amlo, que se dedica a acusar a la oposición de corruptelas durante décadas. En un país cuya tasa de impunidad es superior al 94%, le otorgan el “beneficio de la duda” a las órdenes de transferencia para el pago de facturas de hasta 649 mil pesos por viles puntos de acuerdo. Venga.