Por Andrés Vera Díaz
Exhibido el “diputado” Jehú Salas tras negociar a título personal las conformaciones de las comisiones legislativas. A pesar de ser parte del auto denominado “bloque opositor” en la LXIV Legislatura, el ex secretario de Gobierno y ex coordinador jurídico en el quinquenio de Tello, vela por sus propios intereses.
Con una campaña gris, al igual que su desempeño en cargos gubernamentales, Salas no ha podido identificarse como un miembro sólido dentro de la bancada de carácter amplio. Inclusive, recibió sendos reproches en una reunión que sostuvieron diputados del bloque en el propio Congreso.
Identificado como parte del “tellismo”, Salas vio la oportunidad de sobresalir por encima de la coordinadora del PRI, Gabriela Basurto al pactar la presidencia de la Comisión de Puntos Constitucionales y relegando a su compañera, quien fue minimizada al no encabezar ningún órgano legislativo de peso.
El reproche del que fue objeto Salas, dio pie a que prácticamente nadie en el bloque le otorgue confianza directa, pues a sus espaldas, impidió que fueran sus colegas de mayor peso político y rango quienes accedieran a presidir con la intención de, posteriormente, poder permutar aprobaciones de dictámenes a favor de no ser “lastimado” en su otrora posición como segundo al mando del gobierno.
Elementos consistentes existen para poder exponer gastos en la Secretaría de Gobierno en el que tampoco pudo controlar situaciones como la pretensión de Gustavo Uribe y Roberto Luévano para imponer consejeros estatales en la antesala del proceso electivo para candidaturas en 2021. El regaño en ese entonces de Tello fue “tú les diste el espaldarazo, tú arréglalo”. Desde entonces, se advertía de un pacto superior con el “davidismo” para minimizar al tricolor en aras de darle completamente la vuelta a la posibilidad de que Claudia Anaya obtuviera la victoria.
Inclusive, 15 días antes de la constitucional. Las alarmas prendidas en el D21 advertían de un empate técnico entre ambos candidatos, desde ese momento, se comenzó a gestar la operatividad coordinada entre Secretaría de Gobierno y la de Seguridad Pública para favorecer al candidato que gracias a esa praxis, más el uso faccioso de apoyos sociales federales, ganase finalmente la gubernatura.
Aunque Salas, ha tratado de emitir mensajes en tribuna para identificarse como fiel opositor, la realidad es que se encuentra entre la espada y la pared, fingiendo entre la militancia del partido que tiene la camiseta puesta, pero al reverso, un pacto con el nuevo oficialismo queda nuevamente al descubierto.
El silencio sobre temas fundamentales como la nómina magisterial y la Reforma al Issstezac (en cuyos casos solamente ha derivado en parafrasear posturas), le dan un lugar de esquirolaje. Ficción contra realidad, encargado prácticamente de darle rienda a la Reforma al Instituto que luego fue endosada al bloque monrealista en la pasada Legislatura, (reconocida por el propio ex gobernador en lo que llamó una petición de David ex profeso), Salas tampoco tiene tablas para sumirse como opositor a ultranza ni racional. A toda costa ha tratado de asumir una figura de representatividad acorde a los nuevos tiempos pero con la falsedad que le caracteriza.
El “diputado” inclusive, y a pesar de haber representado jurídicamente al gobierno del Estado, tampoco ha tenido a bien defender la conformación de comisiones con argumentos que se enmarquen en la Ley Orgánica del Congreso. Con una posición fuera de lugar, señalaba que podría ser anticonstitucional el hecho de que se aprobara un “acuerdo” sin que fuese iniciativa como tal, ya que la propia reglamentación especifica solamente tres formas de presentar iniciativas en el pleno, pues tampoco quiso manifestar, que en todo caso, existe un vacío dentro de la propia Ley que impida detener las funciones de la Presidencia de la Mesa Directiva para tal efecto.
Esa argucia legaloide solamente tuvo la intención de fingir que emitía una posición en contra del aplastamiento de la nueva oficialidad para apoderarse de las comisiones, entre las que además, también con un silencio sepulcral, pues ya había obtenido la suya en el mismo sentido de autoprotección, el diputado “uribista – luevanista” Herminio Briones, quien deberá atender en las cuentas públicas del ayuntamiento de Pinos, contratos por asesorías a despachos “de cuates y cuotas”.
De ahí se desprende, que los grupos internos en el tricolor también registran desavenencias importantes, en los que algunos pugnan por representar un carácter real contra las disposiciones de la “nueva gobernanza” y quienes solamente buscan apoderarse de cotos para rentarlos a su libre conveniencia.
Por lo pronto, Jehú se ha quedado en el estigma de “hipócrita” y no tiene calidad ni moral o política para asumirse como parte de un bloque en el que algunos buscan a toda costa la supervivencia sin ser exhibidos por su omisión, corrupción, compadrazgo y traición a los intereses superiores de la alianza de facto legislativa, y la electoral en 2021, que tiene tintes de repetir en 2024.