Por Andrés Vera Díaz
La “unidad” en el bloque oficialista (Morena-PT-Verde-Panal) se exhibió de forma clara, concreta y manifiesta. Están hartos del protagonismo ramplón de Ernesto González Romo, a quien ayer, en una discusión de dos horas, le dieron un enorme portazo a su ego.
Las fricciones al interior, sobre todo de Morena o mejor dicho, “MonRena”, (pues hay que distinguir entre los arribistas y los históricos, éstos últimos durmiendo el sueño de los justos), han subido de tono. Desde que Imelda Mauricio, su “coordinadora”, enterase a los demás miembros de la Comisión de Régimen Interno de su destitución (cosa que luego fue obligada a negar públicamente), el grupo parlamentario se encuentra harto del “asesor” de Soledad Luévano.
Antes que nadie, González es el satélite principal de las decisiones y actos que surjan de forma interna, pero también, entrega a manera de chismorreo, señalamientos de las bancadas aliadas a los grupos íntimos de David, por lo menos, así me lo han expresado algunos diputados que se encuentran encapsulados y se les niega cualquier tipo de relación con la disidencia.
La rispidez inició de hecho, aún y antes de rendir protesta. Las pugnas para coordinar la bancada se centraban en Priscila Benitez, Imelda y González, pero fue a éste último quien al final se decidió que sería por su perfil insulso y poco fino, el dinamitador de las sesiones. Al más puro estilo populachero, olvidando exprofeso las corruptelas de la marca, le otorgarían un papel de protagonismo corriente. Los roles llevan su pertinencia adherida y no es la excepción.
Tras la designación de Mauricio, quien en un intento de fiel institucionalidad y cordialidad política había negociado que la Comisión de Presupuesto (la segunda en importancia por el manejo financiero y dictaminaciones en relación al paquete fiscal), sería para la oposición, en el ala monrealista de cepa, vieron el acto como una novatez y coqueteo con el “enemigo”.
Ante tal desliz, fue destituida de su encomienda y por supuesto, que González pugnó para que así fuera, auto impulsándose para ser él quien “mandase” pero tampoco le dieron el nivel de relevancia para el acuerdo político. Poco sabe de formas amparándose con la normatividad legislativa, la cuál ha violentado u acomodado a su conveniencia.
Aunque Mauricio desconociera ya en sesión, el golpe de estado del que fue objeto, fue exhibida singularmente por Enrique Laviada, quien le recordó hasta el agradecimiento que diera la ex perredista al bloque plural por la solidaridad ante la humillación de ser relegada como coordinadora parlamentaria por parte de su propio equipo.
A todo esto, González debió conformarse con el papel de juglar politiquero, pero con la intención de emitir el mensaje que es el poseedor de la batuta en la agenda del grupo. Sin embargo, ha sido tal su protagonismo y búsqueda de lucimiento personal, que sus propios compañeros han expresado abiertamente su rechazo ante tan infantiles posturas.
González cree que sabe de política, o por lo menos la que él asume como política es negar cualquier sintonía aunque sea meramente legislativa con la oposición. Manifestar desacuerdos a priori y a posteriori aunque vaya en detrimento de su propia figura es la consigna. Todo sea por quedar bien con el gobierno cuyo inicio, es el más desastroso en los últimos 60 años. García Zamora (sic).
En la sesión del jueves 28 de octubre, fue un posicionamiento fuera de lugar y completamente desproporcionado el que dio lugar a que diputados de su propio bloque ya emitieran el hartazgo que tienen en contra de González, (quien asume que todas las críticas en su contra es una señal del buen trabajo que realiza y por lo tanto, debe mantener tan pueril desempeño).
Resulta que al autor de: «En democracia no hay consensos, hay mayorías», le dieron una sopa de su propio chocolate y desecharon una reserva politiquera y miserable, que iba en contra de aprobar con justa razón, un exhorto para que se garantice la seguridad alimentaria de menores cuyos padres no han recibido salario por parte del insensible gobierno del Estado. Esa administración que prefiere guardar recursos para pago de pensiones, negando la existencia de saldos en cuentas bancarias, ese desgobierno que prefiera mandar flores por el Día del Servidor Público en lugar de erogar salarios. Ese “nueva gobernanza” que anuncia regalará presentes por el Día de Muertos en lugar de garantizar alimentación a niños y niñas.
Fueron Priscila Benitez, Xerardo Ramírez y Fernanda Miranda, quienes consideraron lastimosa la actitud de Ernesto González Romo tras presentar una reserva a una iniciativa presentada por el PAN. El punto de acuerdo propuesto por el diputado José Guadalupe Correa Valdez busca que el Secretario de Finanzas y el Magistrado Presidente del Tribunal Superior de Justicia, garanticen el derecho a la alimentación de los menores de edad, que actualmente se está transgrediendo con el pago tardío de esta obligación.
En estos momentos, por la falta de pago por parte de Gobierno del Estado del salario a algunos servidores públicos, hay más de 500 niñas, niños y adolescentes que no han recibido la pensión alimenticia que les corresponde, por lo que desde la LXIV Legislatura se exhortó a los entes mencionados para que se garantice el interés superior de la niñez.
En este sentido, a las autoridades señaladas en el punto de acuerdo se les solicita que realicen las acciones necesarias para que las pensiones alimenticias de las y los trabajadores del gobierno estatal que tienen esta responsabilidad se otorguen en tiempo y forma. Sin embargo, aunque el exhorto fue hecho por un legislador panista, la diputada del Partido Verde Ecologista de México, Fernanda Miranda, se pronunció a favor de la propuesta alegando que esto no es un asunto de partidos, sino de interés común, por lo que llamó a que se disiparan colores y se enfocara la iniciativa para la protección de madres y niños.
Sin embargo, Ernesto González Romo, quien el martes pasado además había declarado que en “democracia no hay consensos sino mayorías”, se abstuvo de votar el exhorto y posteriormente, presentó una reserva sin justificación legal para que los diputados donaran un mes de su salario para tal efecto. El argumento del también asesor de Soledad Luévano, fue que el punto de acuerdo era una politiquería y la calificó de hipócrita, luego de que Fernanda Miranda expresara su solidaridad ante la iniciativa.
Acto seguido, tanto el coordinador del PT, Xerardo Ramírez, como Priscila Benítez, se manifestaron en contra de la reserva de González y le reprocharon que la misma, representaba verdaderamente politiquería y un intento de lucimiento, pues era pertinente exigir que se garantice la protección alimenticia para niños cuyos padres no ha recibido su salario. El punto de acuerdo fue finalmente aprobado inclusive, con el voto de la presidenta de la mesa directiva, Susana Barragán, que es parte del bloque oficial.
Ante la problemática del falto de pago a pensionados y jubilados del Issstezac, Xerardo Ramírez había propuesto donar salario para comprar insumos a la gente afectada, sin embargo, en ese entonces González no se pronunció, ni siquiera a título personal donó su salario. Lo anterior le fue recordado por parte del petista.
Tras el rechazo a la infamia de González, éste se retiró del pleno junto a otros diputados bloque oficial que le secundaron el berrinche, por lo que ya no hubo quorum para sesionar. Se pidió que a los inasistentes se les sancionara conforme a la Ley Orgánica pues «algunos piden donar salarios pero se ausentan de la sesión, es incongruente», espetó Xerardo.
Una buena lección al ego, no todo es política barata, ni simulación, ni defensa a ultranza, ni gritoneo o ironía. Además, le demostraron que no es el dueño del bloque, ni tampoco líder, No entiende que no entiende, la soberbia aflora al máximo.