Por Ricardo Arteaga Anaya
La ola de inseguridad que vivimos en la actualidad en México y en Zacatecas, tiene su origen en el gobierno Panista de Vicente Fox, al menos en su administración comenzaron a surgir los conflictos entre cárteles por las plazas distribuidas en el país, conflicto que surge tras la negociación entre el Presidente con determinados cárteles.
Posteriormente, los mismos acuerdos con Felipe Calderón y la falta de cumplir los mismos con los líderes de los cárteles, desató una ola de violencia que hoy padecemos en niveles históricos, la guerra contra el narcotráfico de Calderón, fracturó a los cárteles y ocasionó el surgimiento de nuevos grupos que al quedarse sin liderazgo buscaron hacerse de las plazas y estados, de ahí se originó un conflicto mayor, la corrupción de funcionarios de primer nivel de gobierno federal, estatal y municipales sumergió a los estados y el país en una violencia que hoy en día parece ser imparable.
La estrategia contra la inseguridad de varios gobiernos ha fracasado, sobre todo la estrategia de la guerra y hacerle frente al fuego con fuego, la baja y la detención de diversos capos ha fracturado a los grupos criminales y ocasionado el surgimiento de otros más violentos y de enfrentamientos entre los mismos. Ante el crecimiento en los homicidios, secuestros y otros actos de violencia y los reclamos de la ciudadanía, los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, optaron por la estrategia de culpar a todas las víctimas de pertenecer a los grupos del crimen organizado, señalaron pues que eran culpables sin siquiera investigar.
Ante el crecimiento de la violencia y la estrategia de señalar a todas la víctimas como miembros de los grupos criminales, fue dándose la normalización de la violencia poco a poco en la conciencia colectiva, al grado de que a los ciudadanos hoy en día nos parece normal el hecho de que día con día incrementen las notas periodísticas y la información sobre personas colgadas en puentes, homicidios en las calles y ataques a transeúntes, choferes de vehículos, secuestros y personas desaparecidas, hemos hecho parte de nuestra vida y normalizado la violencia.
El incremento en la violencia en las calles ocasionó que los mexicanos nos volviéramos más fríos, al convertirse en algo común el ver cuerpos, ser testigos de balaceras, secuestros y ataques entre grupos, logró que el ciudadano hiciera parte de su día a día la violencia, las autoridades con sus declaraciones lograron sembrar en el pensar colectivo que la violencia es parte de nuestras vidas, por lo tanto, no exigimos a las mismas que intervengan y solucionen la situación
Para el caso de Zacatecas, los últimos días, la violencia ha incrementado, todos los días durante todo el día, son publicadas notas sobre la violencia, ataques en plena luz del día y los zacatecanos parece nos estamos acostumbrando a la misma, pareciera que se ha convertido en parte de nuestro día a día, algo que debemos evitar, debemos exigir a las autoridades la implementación de políticas y estrategias para disminuir la problemática, no a través de una guerra sin sentido, si no a través de acciones para incrementar las oportunidades para que nuestros jóvenes tengan acceso a un derecho tan fundamental como es el de la educación, programas de becas que realmente les brinden esa posibilidad, talleres de diversos oficios para fomentar el auto empleo, impulsar la inversión para detonar el desarrollo económico en el estado, la rehabilitación de espacios para el deporte y recreación, entre muchas acciones más que si bien son el camino largo para hacer frente a la inseguridad, son la única vía para cambiar la realidad de los mexicanos.