Por Andrés Vera Díaz
Un mes falta para la “nueva gobernanza” que no solamente no tiene aristas de inclusión, mucho menos de transparencia o cumplimiento a la legalidad. Con un paso fugaz, mediocre y poco fiable en la Sader, David Monreal no puede alegar como el alcohólico que promete en base a situaciones irreales que dejará de beber, un cambio sustancial en la política de gobierno.
Al mas y puro estilo del monrealismo (a excepción de Saúl que sabe respetar acuerdos y entra en sintonía con la disidencia a la marca familiar), el exoesqueleto con el que se forjó el triunfo en el pasado proceso electoral comienza a tambalearse y es que por todos es sabido, que el monrealismo usa, tira, recicla y vuelve a tirar.
Varios de los íntimos del grupo D21 siguen a la espera de ser “llamados” a formar parte de la “novedosa” forma de gobernar y pese a sus esfuerzos por intentar asentarse como una parte importante en la victoria, no tienen ninguna seguridad de que sean parte inamovible de la estructura próxima.
Casi muerto, ese grupo que entre los sobrevivientes al proceso 2016 como Rafael Candelas, aún están en la incertidumbre de si realmente son considerados en un proyecto a largo plazo o es meramente un uso faccioso del poder para cometidos mediáticos; otros, como Laviada, pasaron del amor al odio bajo la cortina de humo que mágicamente se pretende imponer con las huecas palabras del desacuerdo y la crítica. El problema en este punto, es que la proveniencia de los actos y palabras reducen su legitimidad acorde al emisor, y bueno.
En campaña algunos se prestaron a incidir en el amarre de estructuras pero con esa duda palpable que los dejaba afuera en la toma de decisiones y otros más, que se autopromocionaban como Cuauhtémoc Calderón para ver si picaba el pez, simplemente se enfrascaron en una arrogancia épica como si fuesen dueños de grandes grupos políticos o líderes en su sector para puntear la opinión pública.
Ahora, a cuatro semanas de que tome posesión el gobernador Monreal, con una deslegitimación entre las bases del partido, un Congreso local sin mayoría absoluta, un importante número de diputados federales de oposición, un grupo pro Sheinbaum en la entidad y el propio desgajamiento del D21, el ex coordinador de Ganadería encontrará frente a sí, poder cumplir los compromisos de campaña, pero sobre las populistas, con quienes ha prometido obra pública, licitaciones, permisos de transporte y sobre todo, el desbordamiento del crimen organizado.
Me parece pertinente que denuncie las posibles arbitrariedades en los funcionarios salientes, sin embargo, precisamente eso da pie a que se comprometa de forma implícita en la rendición de cuentas y otros menesteres. ¿Será cierto?, ¿Qué pasará cuándo se descubra los cochupos de sus propios burócratas?. David no podrá jugar al discurso frontal que emprende Amlo para dirimir esos temas, primero porque no arrasó de manera electoral y luego, porque en 2024, momento en el que tendrá que definir su preferencia a la Presidencia de la República, encontrará no solamente el pleito interno para la definición de candidaturas, sino la consecuencia de promover él mismo, un encontronazo directo contra la 4T de la que dice ser parte y defender a capa y espada.
Los procesos coyunturales para arraigar un gobierno entrante siempre entran en concordancia con evidenciar el pasado. Inclusive lo vimos en el gobierno de Tello, que en su primer año dio una embestida contra su antecesor. Abriendo las puertas de la Casa “Bellagio” y con el tema de la deuda pública, el “tellismo” trató de impulsar una anticipada justificación para sobrellevar solamente a un estado en bancarrota financiera.
En el de David comienza a tejerse la misma historia, aunque con cierta razón, se contrapone a presumir y enaltecer su acercamiento con el gobierno federal para “recomponer” al estado con pocas probabilidades de que así suceda. En el Crédito Ganadero poco supo defender su permanencia y la minimización presupuestal del 75% con todo y hermano en el Senado y como probable (en ese entonces), próximo mandatario estatal. ¿Porqué ahora las cosas deberían cambiar a sabiendas de que hay visos de una próxima traición a la cuatroté y con los antecedentes comprobables de favoritismos a ciertos grupos económicos para la obtención de contratos a manera de cuota?. ¿En verdad creen que Amlo les dará a manos llenas para que se capitalice un movimiento en contra de su figura y del propio proyecto nacional?.
Por lo pronto, veremos la soberbia magnificada en el primer año de gobierno, con fallidas presunciones y la intención de enterrar políticamente a detractores; sin embargo, desde el segundo año y porque no podrá minimizar a la oposición interna, externa y en su el propio gabinete que verá más por su futuro político que otra cosa, la administración de David tendrá un duro golpe de realidad cuándo comience a tejerse el proceso 2024. De mi se acuerdan.