Por Andrés Vera Díaz
Los órganos internos de control, otrora contralorías prácticamente se convierten en auditorías municipales con atribuciones legales para investigar, denunciar y hasta sancionar posibles actos de corrupción al interior de las presidencias municipales con la última reforma aprobada por la Legislatura y publicada el pasado 4 de agosto del presenta año en el Periódico Oficial de Gobierno del Estado.
Dicho departamento será luego de la oficina del alcalde y la secretaría general, el tercero en importancia jerárquica y se apoya ahora en atribuciones legales amparados por los artículos 109, 113 y 116 de la Constitución General de la República, por lo que deja a un lado a las antiguas contralorías que eran más un ente de negociación política, un subterfugio con poca credibilidad entregado a intereses de grupo como ha pasado en el ayuntamiento capitalino en los últimos tres años.
Por Ley, los órganos serán puestos a disposición de la primera minoría emanada de la última elección, por lo tanto, en los municipios de mayor importancia población, política y económica cobra vital importancia, pues éstos serán gobernados por el monrealismo y aliados. En este sentido, algunos de los alcaldes electos ya han pedido a quienes serán su nueva oposición, presentar ternas “amigables” pues no es un asunto menor.
El discurso del combate a la corrupción, “no más cuotas ni cuates”, el reproche al despilfarro de administraciones anteriores y la carga de llevar gobiernos honestos y transparentes irá en contraposición para algunos que han contratado empresas fuera de todo marco legal y con costos elevados como el caso de Guadalupe y la empresa Trash.
Tanto ha sido el compromiso por “transformar”, que cualquier nimiedad será un duro golpe para sostener la débil credibilidad con la que llegan varios presidentes, desde la victoria con poco margen electoral hasta la asociación con personajes que durante 3 años supuestamente luchaban contra prácticas al estilo del viejo régimen, siendo los promoventes de esa virtual praxis parte de ese sistema, y ahora, igualmente.
Diez días tras la toma de posesión de las nuevas administraciones es el plazo perentorio para presentar las ternas que deberán llevar el visto bueno de dos terceras partes del cabildo, y aunque en su elección, aquellos que tengan mayoría podrían inclusive meter un alfil con las mañas que también vimos en Guadalupe al inicio de la primera administración de Julio César Chávez, en la nueva oposición se preparan para impulsar perfiles que no respondan a intereses particulares de los adversarios políticos.
Lo curioso, es que han sido diputados de Morena los que presentaron las últimas iniciativas para aparejar la legislación federal vigente con la creación de los nuevos órganos. Aunque debía hacerse por obligatoriedad legal, la intención de emitir un mensaje de transparencia y fomento al combate a la corrupción tendrá un costo peculiar, serán quienes paguen los platos rotos, pues en el caso de irregularidades no podrán excusarse en base a la inepcia o desconocimiento tácito del asunto.
La oposición a la “nueva gobernanza” se compone de 30 municipios como primera minoría. Llámese PRI – PAN – PRD – MC ó PAZ; dichos partidos encuentran sintonía en no ser solamente oposición de facto a Morena, sino consistente y veraz ante el monrealismo que ha buscado de toda forma, meter mano en el condicionamiento de algunos departamentos también de importancia para el capital político en las demarcaciones, como son la de Desarrollo Social y Seguridad Pública.
David Monreal ya ha mandado un mensaje condicionado a los nuevos alcaldes de los 58 municipios, él quiere colocar a los titulares de dichas direcciones al interior de los ayuntamientos y con una sola intención, cerrar un ciclo de intervencionismo de cara al 2024 y 2027. El objetivo es contar con absolutamente todos los padrones de apoyos sociales y que sean entregados con la batuta del monrealismo. El pedimento de la seguridad municipal va de la mano con lo anterior, pero es un arma de doble filo, si David quiere poner a sus allegados en este departamento, además de encargarse de la seguridad estatal, y no entregan resultados para el combate a los delitos del fueron común (y federal porque siempre han reprochado que el crimen organizado es un talón de Aquiles para el gobierno de la entidad), resultará en un golpe funesto para sus pretensiones a mediano y largo plazo; de ahí que debemos ser vigilantes en quienes ocuparán los cargos en las direcciones señaladas y buscar su relación directa con los nuevos grupos de poder locales.
Entonces, los órganos internos de control tendrán la máxima importancia en observar, investigar, exhibir y presentar las denuncias correspondientes sobre todo en estos departamentos que buscan ser ligados a favor de la intencionalidad política-electoral. Tal vez por eso algunos alcaldes “monrenistas” y asociados estén nerviosos en solicitar que los titulares de las “auditorías municipales” no sean un dolor de cabeza permanente.
Estos espacios que serán comandados por Va por Zacatecas, MC y PAZ, no solamente deberán tener la responsabilidad de denunciar presuntos actos de corrupción, sino también aquellos liderados por Morena, PT, Verde y Nueva Alianza; el asunto esencial es la relevancia en términos de capital político y su rentabilidad con el discurso “transformador”, sobre todo en los espacios de aquellos que ya se ven como futuros candidatos a Senador y entre los que se encuentran los mandamases de las tres localidades más importantes del estado.
Por lo pronto, en el inter, algunos alcaldes están dispuestos a ceder terreno con cargos para la oposición en puestos clave de la próxima administración para no tener que sobrellevar un dolor de cabeza en la denuncia por malversaciones, compadrazgos, negocios trienales y otros cochupos. Así de relevante es el órgano interno de control. La gran pregunta es. ¿los dejarán entregar cotos?. Al tiempo.