Por Andrés Vera Díaz
México celebró este domingo la Consulta Popular sobre el juicio a expresidentes con una participación raquítica de sólo 7.74% de la lista nominal, queda lejos el objetivo “jurídico” para vincularla a procedimientos institucionales según lo marca la Ley Federal de Consulta Popular que requiere 40 por ciento del electorado nacional.
Aunque el discurso cambió radicalmente, de culpar anticipadamente al INE por el fracaso a calificar el ejercicio como un éxito de participación ciudadana en la construcción de civilidad democrática, la realidad es que contrasta la numerología que se presume día con día en la aprobación presidencial.
De los 30 millones que votaron por AMLO en el 2018, solamente 7 lo hicieron en la Consulta, y aunque en ese rango el 89% voto por el sí, hasta el propio INE en voz de su presidente reconoció a la misma como un gran logro por ser la que más participación ha obtenido en la historia.
Dicha óptica que se ha trasladado al plano de la dirigencia nacional de Morena y en voces del historicismo en Zacatecas como el propio Luis Medina, tiene su esencia en legitimar la cimentación de bases democráticas en los que no hay cargos de elección popular de por medio, sin embargo, contrasta con la nueva pretensión de modificar el artículo 35 de la Constitución para que las consultas se apliquen durante los procesos electorales. Entonces hay una contradicción evidente de fondo.
En términos generales, en el contexto dónde el padrón electoral del INE indica que hay 93 millones 597 mil 559 personas registradas, por lo que la consulta requeriría un mínimo de 37 millones 439 mil 23 de mexicanos para ser vinculante, la Consulta fue un fracaso, más no total si se considera que en la elección del 2018 el porcentaje de abstencionismo fue de 38%. De los 56 millones 611,027 personas que votaron en las elecciones federales, 53.19% lo hicieron por Andrés Manuel López Obrador, y el resto repartido entre la coalición PRI-PVEM-PANAL y PAN-PRD-MC.
Es decir, la Consulta del pasado domingo arrojó con sus 7 millones de “votos”, un registro más alto y de empate técnico -si se quiere ver en números absolutos- con algunos partidos políticos en la elección del 2018. Ese año, de sucesión presidencial. El PRI en esa fecha obtuvo 7’677,180, el Verde 1’051,480 y Panal 561,193. Por su parte, el PAN 9’996,514, PRD 1’602,715 y MC 1’010,891. Si lo convertimos a porcentajes de votación, algunos inclusive no llegaron ni al 2. En este sentido, la Consulta Popular fue realmente un éxito.
Además, si tomamos en cuenta que en el ejercicio de este domingo, solamente el INE instaló 57,014 mesas receptoras en contraste con las 150,684 instaladas en el proceso 2018, es decir, un poco más del 30 por ciento, el cuadrante de equidad se desdibuja.. El pretexto fue la falta de presupuesto para tal efecto, con 528 millones de pesos etiquetados para tal efecto, contrasta también con los montos que ha recibido el INE de acuerdo con el Presupuesto de Egresos Federal 2018, este organismo recibió 24,215 millones de pesos para su ejercicio. Este monto es 34.11% más alto que el de 2012, cuando se destinó 15,953 millones de pesos para el gasto de este organismo y 50.88% más que el de 2006, cuando se entregaron al entonces Instituto Federal Electoral (IFE) 11,892 millones de pesos. Lo extraño es que en la Consulta solamente se imprimió una boleta por cada ciudadano inscrito en el padrón, o sea 93.5 millones, mientras que en la elección federal del 2018 se imprimieron 281 millones 702 mil 835 boletas, tres veces más porque se integraban (Presidencia, Diputaciones y Senadurías). Entonces, ¿el costo per cápita para organizar la consulta tiene equilibrio en relación a elecciones de cargos populares?.
A esta particularidad numérica se añade el por supuesto el político. Desde su propio origen viciado, el propio AMLO argumentaba su posición de “no voltear al pasado” haciendo referencia a una actitud no vengativa en el plano judicial, sin embargo, también era evidente la polarización cuándo se enfrasca la tragedia nacional por culpa de los gobiernos anteriores. De tales contradicciones, el ánimo social quedó postrado ante la significación de la Consulta cuándo en el mismo lapso de tiempo no hay vinculaciones extensivas para procesar legalmente contra los “saqueadores”. Una Rosario Robles encarcelada por un tecnicismo, un García Luna detenido en Estados Unidos, Emilio Lozoya empatado con alegatos que fueron acomodados de forma mediática y un Luis Videgaray sancionado solamente con la inhabilitación por diez años no produce la sensación ni reproduce un efecto dominó en el ambiente popular de que la justicia es un hecho preponderante de la 4T.
Por otro lado, la poca promoción de los llamados “íconos” de la cuatroté que coyunturalmente se han adherido en un pacto de supervivencia política como el Pvem y el Panal observaron en la conveniencia no impulsar el “ardor” social por su asociación directa y cómplice del pasado funesto del que formaron parte. En ese tenor, los pactos con grupos de poder morenistas se entretejen en el silencio compilatorio y compensatorio. Ahora, son los apoyos “tácitos” los que equilibran la conformación del Congreso de la Unión, super necesarios para la ruta que marca el presidencialismo y los proyectos unipersonales de algunos.
Así pues, podemos observar a por ejemplo, un Ricardo Monreal mandatando que en Zacatecas no se le diera impulso a la Consulta; primero por su sociedad con las élites del Verde en el plano nacional y local, además de pretender emitir el mensaje que sin su ayuda, los encargados de la promoción de la Consulta en la entidad quedara exhibida con la poca capacidad de permear ecos ciudadanos para que resultase precisamente un registro de prácticamente “nula” participación ciudadana en términos totalmente fríos, pues Zacatecas quedó como la penúltima entidad en opinar sobre la Consulta. Lo curioso es que si regresamos a niveles proyectivos, 41,136 ciudadanos con credencial de elector ejercieron su derecho, números que ya quisieran algunos partidos políticos ligados por puro interés a la “nueva gobernanza”.
Algunos simuladores como Omar Carrera presumieron que acudieron a emitir su opinión, de los pocos monrealistas que con la clara intención de “quedar bien” con las bases y el pueblo ni siquiera tuvo a bien, como la gran mayoría, de promover la Consulta. Una simple imagen, como si con eso tratase de expiar la corruptela que pretende aplicar en Morena Zacatecas, acomodando cuates, cuotas y familiares de cómplices en la nómina. Así las cosas.