Por Andrés Vera
Saúl, el menor en edad pero el mayor en manejo político, es sin lugar a dudas, el Monreal con el mayor temple para escuchar la crítica y respetar tanto a su oposición interna como externa.
Con 43 años de edad el alcalde fresnillense ha sabido contra marea, conjuntar un equipo propio sin dependencias malsanas que lo proyecte a rutas significativas como una curul en el Senado de la República. En el camino, encontrará resistencias como la propia Verónica Díaz y Norma Julieta del Río quienes ya han comenzado a tejer ese sinuoso camino de la mano del gobernador electo.
Sin embargo, Saúl más allá de colgarse de la conformación de aparatos estatales alternos al manejo de programas sociales, ha sabido entablar correlaciones de nivel con los propios adversarios a la marca familiar en una ruta de mayor apertura, inclusive con antagónicos que reconocían en él, a un hombre de entendimiento y soltura, a tal grado que lo preferían sobre su hermano para candidato a gobernador.
Aunque el tema de la inseguridad pega fuerte en El Mineral, la atribución específica para combatir al crimen organizado deja en sí a municipios en una indefensión casi total, sin que sea pretexto para dirimir los altos índices delictivos, Saúl ha sabido darle plusvalía a su demarcación con la atracción económica que en ningún otro municipio se ha dado. Empresas de talla nacional e internacional han apostado inversión productiva para la generación de empleo y derrama económica a favor de la sociedad fresnillense.
Sin entrar a la dinámica opositora per se, durante 3 años se condujo con crítica pero respetuosa hacia el gobierno priista, alejado de imponer una razón desproporcionada meramente coyuntural, también pudo deshacerse de iconografías excesivas del pasado. Con un cabildo asentado, además logró incrementar la recaudación y la gestión, aún y con la eliminación de fideicomisos o programas como el 3×1 y Fondo Minero.
Fiel a su estilo, se reúne y escucha con partidarios y disidentes porque la correspondencia no debe ser elitista o transgresora de la conducción política. Este plus le aporta no ser menospreciado por pura fobia desde entornos internos de Morena u otros partidos políticos. Las acusaciones en campaña forman parte del juego electoral reconocen sus contrincantes, algunos de talla, otros simplemente protagónicos.
Como principio, Saúl no se encapsula por capricho o busca mecanismos de sedición para arrebatar procesos o condicionar apoyo. De hecho, es de los pocos candidatos y alcaldes morenistas con legitimidad entre las bases del partido, valía entre el antimonrealismo puro que simplemente no puede otorgar el beneficio de la duda al “impuesto”.
La casta monrealista ha sido dividida y ni siquiera por la promoción de David, sino por su omisión a fomentar una directriz de entendimiento con aristas para ceder en un tono de conjunción. Sin embargo y con toda el “secuestro político” que padece el gobernador electo – y cuyos efectos a posteriori serán contínuos-, el munícipe fresnillense entiende que su ruta depende de él. Altura de miras apegada con aplicar política trascendental en el amplio sentido de la palabra, le abre puertas en el reconocimiento de muchas expresiones políticas. Otros y otras al contrario, se encasillan en torno al poder efímero sin acompañamiento social. Veremos a Saúl en la boleta para Senador en 2024 con sorpresas a su alrededor, que se decantarán en su momento para evitar que sea de nuevo la imposición, la cuota y los cuates, el vector primordial.