Por Andrés Vera Díaz
A nadie extraña que Ricardo Monreal se autopromocione con la finalidad de aparecer en la boleta del 2024 para buscar la presidencia de la República, aunque con una serie de aristas contradictorias, el senador está muy preocupado por subirse a un escenario al que no fue convocado por el propio López Obrador.
Sin duda, acostumbrado a permear políticamente en base a virtualidades más que realidades, el poderío del ex gobernador zacatecano se ha enfrascado en admitir y promover una serie de pactos de impunidad como en Chiapas, en dónde su compadre Manuel Velasco fue señalado por el desvío de más de 600 millones de pesos. De igual forma con Manlio Fabio Beltrones, cuya única hija es acusada de lavado de dinero por más de 10 millones de dólares en Andorra y en dónde el coordinador morenista en diversas declaraciones prácticamente ha expiado esa corruptela.
Además, también en complicidad con Omar Fayad en Hidalgo, dónde la bancada de diputados guindas habían solicitado al Senado la destitución de sus homólogos, poder judicial y al propio gobernador por modificar una ley orgánica de la Legislatura que ampliaba el periodo de presidencia al PRI en su máximo órgano de gobierno. Sin embargo, y a pesar de la ilegalidad del acto, Monreal dio carpetazo al asunto ayudando a que Fayad saliera avante del conflicto.
Con tan solo estos tres actos de complicidad política, se demuestra que Ricardo no contiene un ingrediente de fidelidad ideológica. Tampoco es que se deba exprimir y aplastar a la oposición cuatroté per se, pero la consideración a tapar corruptelas y arbitrariedades legislativas no forman parte de la recomposición de la vida pública del país que tanto pregona el presidente, ¿o sí?.
Ahora, que el ex gobernador zacatecano, -quien dicho sea de paso fue el primero en levantar la mano para la presidencia por interpósita persona- atribuye su anticipado proselitismo a la apertura de López Obrador a la sucesión, descuida que en la forma está el fondo, un principio básico del andar político que ha olvidado por la evidente desesperación a figurar para mantener la impresión ante sus correligionarios que tiene incidencia en el tema.
Con bandazos espectaculares, en dónde un día sí levanta la mano, el otro dice esperará los tiempos conducentes, luego se descarta, al otro día se autodestapa alegando que si no es por Morena será por otra vía, y para en últimos momentos hasta criticar el cuasimétodo para la designación de la candidatura, Ricardo se desdibuja en el espectro de los grandes estratagemas.
Ahora, con una simple declaración ha deslegitimado primero, el nombramiento de David como candidato de Morena y en consecuencia el triunfo del mismo con el uso faccioso de los programas sociales que ha implementado el propio Amlo. El pragmatismo ha tocado fondo, no solamente por medio de diversas solicitudes de información de muchos medios, entre ellos periometro.mx quedó demostrado que no se aplicaron las famosas encuestas, sino que ahora, la contrariedad de Ricardo al criticar ese método deja de manifiesto claramente lo que no le es conveniente en momentos determinados y esa falta de prospección estadista, meramente coyuntural, resultará en un coletazo de las bases partidistas a su pretensión. Solamente el muy ingenuo o el muy condicionado caerá en tal trampa para novatos.
Con la formación de Fuerza por México, Ricardo también dejó en claro que su prioridad no es Morena como ente de unidad, sino una marejada que le permitiera la obtención de un cargo para proyectos superiores fuera de toda forma ideológica de fondo. Ricardo podrá ser hábil para entrometerse en la vida política del país, pero es neófito en la congruencia y la formación de paradigmas consistentes. Es simplemente, un animal político.
Aunque no falta quién desde ahora, alegue vil y puro sentimentalismo geográfico, evocando a la emocionalidad sin advertir los trasfondos y real trayectoria del senador, apuestan a ir moldeando con barro arcilloso una imagen que no tiene correspondencia en Palacio Nacional y eso ha sido lo más lastimoso.
Ricardo cree que por su existencia, debe obtener materialmente todos sus deseos, con esa sobre exposición de ganar terreno, pretende ampliar sus pretensiones a planos superiores mordiendo la mano de quien lo ha rescatado políticamente desde 1998. Con dos gobernaturas en la bolsa histórica, delegaciones, diputaciones, senadurías para él y el hermano, así como la Jucopo en el Senado, el parlamentario de repente avista que tiene derecho a todo sin contemplar que ya ha dado visos de traición ante el propio presidente de la nación.
Ese abuso de autoridad no es precisamente algo que a López Obrador le agrade en el plano exterior y por eso, la relegación en la baraja de posibles sucesores integrando nombres de relleno ha dejado tocado a un Ricardo que ahora busca desesperadamente llamar la atención hasta renegando de los métodos electivos que frustró a gran parte del morenismo nacional, pero que en Zacatecas le benefició al grupo cupular.
Curioso, Ricardo se queja de lo que le favoreció coyunturalmente y propició que las bases del partido en el estado buscaran otras opciones sin abandonar al lopezobradorismo, al tiempo de fomentar que sean un grupo apegado y allegado a sus principales competidores para la presidencia y opositores al próximo gobierno zacatecano.