Por Andrés Vera Díaz
Ricardo Monreal ha comenzado ya con la recomposición de las bases monrealistas de cara a la sucesión presidencial en 2024.
Aunque el propio coordinador de senadores de Morena advirtió que podría ser aspirante por otra vía, no quita el dedo sobre ser postulado por el partido guinda a pesar de no ser contemplado en las últimas declaraciones del propio López Obrador.
Sin duda, el fresnillense será una opción para el electorado y deberá mostrar toda su capacidad política para tal efecto. Entre las primeras líneas de combate que encausen el objetivo superior está la reconfiguración de los cuadros que le han acompañado y en últimos tiempos, se asumen como el neomonrealismo.
Así, deberá conjuntar los sectores que prefieren autodenominarse como “davidistas puros” y quienes prefieren darle mayor sustancia al poderío político y mediático del líder legislativo. El problema fundamental es encontrar quien pueda darle consistencia e integrar una ruta en común, pues aunque varios emanados del proceso electoral pasado dependieron de adhesiones en un plano muy virtual al grupo D21, no pueden encontrar sintonía real con ese equipo que a toda costa busca acaparar las principales posiciones de gobierno y tratan de varar a otros que con mayor soberbia y altanería, presentando “charolas” de fidelidad al Senador, no quieren quedar relegados de ser voces cantantes en el ambiente político. Por ejemplo, un Enrique Laviada que no tiene simpatías ni por antonomasia, no puede ser considerado como un operador de puertas abiertas de la aspiración del ex gobernador zacatecano.
Aunque seguramente, será la definición del próximo gabinete estatal, el escalafón para acuñar el proyecto del senador, otros prefieren medir a tientas que tan probable será poder tener una unción presidencial, y en dado caso de optar por otros partidos, que tanto podrán tener soporte por un gobierno que se debatirá entre demostrar fidelidad institucional y de facto a la 4T y el lopezobradorismo.
Sin embargo, aunque el propio Ricardo Monreal ha criticado a los adelantados como Sheinbaum y Ebrard, que en realidad esperaron las palabras del propio supermandatario de la cuatroté para dar los primeros pasos, y aunque ha declarado que privilegiará el trabajo legislativo sin elevarse a un plano de proselitismo abierto, ha comenzado ya a construir con particulares señales.
Saúl Monreal, quien nunca ha tenido temor a expresar por obvias razones, el seguimiento a los pasos de su hermano mayor, será quien teja las redes para en conjunto, buscar la candidatura a Senador en 2024. El alcalde fresnillense ha podido superar con creces el recorrido meramente político de David, con mayor altura de miras y con pasos más a tierra que tránsitos por medio de claustros de cristal, no solamente puede entablar ligas de conexión definitorias con los cuadros davidistas que saben no son del contentillo total, sino con otros sectores al exterior que tampoco encuentran en sus respectivos partidos conjunción, sino vacíos de poder o esferas con poca proyección.
El mensaje es evidente, Ricardo prefiere a alguien de total confianza para tejer las redes de unidad en torno a su persona, no puede darse el lujo de sobrellevar su aspiración en niveles de aprendizaje o nulidad política. El único que ha tenido sentido de pertenencia total es el “cachorro” que además, no tiene empacho en dialogar con sectores contrarios, y he aquí la contundencia del hecho.
Ricardo sabe que no puede enclaustrarse en la soberbia, pero tampoco caer en la abnegación que lo limite a superar barreras en otros partidos. El enlace principal debe ser quien conoce los pormenores de su propio grupo y evitar la discrepancia de quienes optan por ensalzar su ego con poca calidad moral o por simple descontrol, y vaya que los hay, hay muchos.