Por Andrés Vera Díaz
Plasmar una gráfica en la mayoría de las ocasiones tiene mayor trascendencia en la emisión de mensajes y señales que una declaración o acto; esa es parte de la percepción que los políticos buscan enaltecer ante escenarios de rispidez e incertidumbre.
En dicho escenario y en el marco del nuevo régimen totalitario estatal (porque no hay visos precisos de lo contrario), los grupos de poder buscan reconfigurarse en un blindaje que les permita: primero, no ser aplastados en el obvio y natural destape de corruptelas, omisiones o falsedades; y en segundo término, edificarse ahora como la oposición de contrapeso a las decisiones legislativas y ejecutivas.
El “neomonrealismo” mostró una cara que encontró la oportunidad de la continuidad en el Ayuntamiento Capitalino como una de las adhesiones significativas para encuadrar la transmutación de los otrora aliados del tricolor, a los frentes que gobernarán Zacateca los próximos seis años, con la proyección a dieciocho. Jorge Miranda ya forma parte del selecto grupo que se dejó ver en el Senado de la República en un acto que más de conmemoración a López Velarde, fue de mostrar cohesión alrededor de Ricardo. El Senador es especialista en aprovechar foros de rendición de culto para enaltecer un poderío político desde el plano nacional y viceversa.
Ricardo ha sabido aprovechar el timing a su favor, con Ebrard en picada y Sheinbaum con una ciudad partida en dos, Monreal no puede menospreciar las coyunturas que le otorguen la valía en los momios. Aunque falta mucho tiempo al 2024, en la bolsa de valores de la política, también se juega a la especulación y existen alzas y bajas.
Los tiempos de reafirmación han entrado ya en juego, en el calendario casi siempre las definiciones o alianzas de facto imperan como argucias pero también en el espectro de equilibrio de poderes. Así, por el momento en el PRI parece que se conforman tres grupos que buscan concentrar el parte de negociaciones y proyecciones para dentro de tres años. El primero conformado por el Grupo Pinos (Uribe, Luévano y Briones) pretenden arrebatar por enésima vez la dirigencia del partido porque consideran que con operar solamente 15 días a favor (pero de su grupo) y “conservar” Pinos y el distrito local es suficiente, aunque a lo largo de año y medio navegaran con el “enemigo”. El segundo, ya con cierre de filas entre el bonillismo, tellismo y alonsismo que tendrán representaciones en el Congreso local finalmente y ya muy tarde, dieron muestras de unidad para autorescatarse; Tello quien ya observó que la permisividad para la transición (impuesta desde Palacio Nacional) no rendirá frutos porque las señales de menosprecio a su persona y embestidura se remarcaron desde el Trijez y en el Senado ha optado por finalmente, asumir una actitud de priista de cepa (aunque al principio de su administración y bajo la tutela de Miranda emprendieran una campaña contra su antecesor con motivo de la precariedad de las finanzas estatales heredadas). Adolfo Bonilla quien daba muestras a través de su padre de apoyo a Claudia como candidata, simplemente no pudo superar que lo quitaran del camino hacia la gubernatura (y es que entre cuadros del tricolor afirman que hubiera dado más pelea e incluso arrebatarle a David la victoria). Sin incidencia plena y directa prefirió que la cosas tomaran un curso natural para reconfigurarse tras la elección, ya ha retomado el camino que se trazó a pesar de anunciar su alejamiento de la política en diciembre del año pasado, prácticamente en las mismas horas que se anuncia a Anaya como la abanderada, el mensaje fue más que cristalino. El tercer grupo es el de Claudia Anaya, que pudo conjuntar los esfuerzos de algunos fieles a Miguel Alonso y Alejandro Tello, como el propio Carlos Peña y Gabriela Basurto; la senadora de nuevo en funciones luego de algunos días de reflexión en la que dudaba (por demás con naturalidad) no enfocarse a retomar el liderazgo que pudo construir contracorriente, recompone y se perfila a ser la ingeniera que levante las estructuras dañadas, con reuniones alrededor del CDE del partido y atendiendo tanto a los grupos perdedores como ganadores prefiere mantener el plus de priista en boga que meramente coyuntural.
La conformación del grupo parlamentario del PRI dejará en claro quien llevará la batuta en la reestructuración del partido. Por lo pronto, tanto Anaya como el “priismo de cepa” han cerrado filas en torno a Enrique Flores para que se mantenga al frente del partido hasta la renovación de presidencia que será el próximo año. Por el momento, el grupo Pinos no saca la cabeza y se parapeta en la representación de Herminio Briones, quien peleará la coordinación de la bancada en la LXIV Legislatura. Ya lo dijo Flores en entrevista con periometro, el reconocimiento de fuego amigo para arrebatarle el mando y el llamado a la mesura marcaría la ruta para no mermar al tricolor. El espaldarazo que le da un gobernador en funciones y un ex mandatario acusado de grandes desvíos por lo pronto lo deja en el filo de la butaca. Ya veremos que pasa cuándo Tello entregue las llaves y comience la embestida contra Alonso y el partido operado desde las filas de Roberto Luévano (quien hasta en reuniones de gabinete era exhibido como alfil monrealista). La reforma al Issstezac precisamente pretende contribuir al blindaje, pero al parecer David Monreal dejará que corra hacia la próxima Legislatura para afianzar el llamado a la unidad y como puente para amarrar ciertas disidencias. Aunque en campaña prometió atender a las bases que se auto asumen como los defensores del instituto, hasta ahora no ha entablado pláticas con dicho movimiento. Ojo.
Por lo pronto, el PRI comienza a perfilar la reconstrucción tras las elecciones, a la espera de como se acomoden los partidos coaligados. En el PAN encontraron fidelidad (ya al último) por parte de Noemí Luna, quien previo a la conformación de la alianza le daba juego al mismo Luévano para encabezar la candidatura. En el PRD y de capa caída, también parecen encontrar cierta consonancia, por lo menos para lapidar a Raymundo Carrillo, el tenue dirigente estatal que no quiso a ver campaña de lleno y en los círculos del Sol Azteca lo acusan hasta de operar en contra tras omitir colocación de representantes de casillas y “olvidar” registrar planillas completas para que fueran tumbadas ex profeso. Veremos finalmente, como se pelean las migajas de un partido que a nivel nacional ya no tiene peso sustantivo ni cualitativo.