Por Andrés Vera Díaz
Tras la derrota en la elección a la gubernatura, los tres partidos que conforman la alianza “Va por Zacatecas” anuncian la prolongación de su coalición para los próximos años en el plano estatal y nacional.
Con 25 alcaldías ganadas y 14 diputaciones locales si se toma como un solo conjunto a los tres partidos, prácticamente queda partida la entidad en las demarcaciones y distritos gobernados o representados. Aunque la tendencia mediática es dar a “conocer” que cierto partido o coalición “gobierna” un número específico de habitantes, la realidad no es así de abstracta pues en varios municipios la victoria de un grupo u otro fueron con márgenes muy divididos y con nichos de polarización evidentes. De ahí se desprende de alguna forma el llamado de unidad que ha pregonado David Monreal, pero, ¿es pretensión de gobernanza o condicionamiento?, pues no es lo mismo en el estricto rigor social y político.
Finalmente, ganó el fresnillense “haiga sido como haiga sido” dicen sobre todo, los que justifican pero no pugnan por una transformación de fondo de la praxis electoral, sin embargo, tomará protesta como mandatario constitucional y en ese sentido, los contrapesos deberán tener una reconfiguración importante porque hay visos de una embestida de grandes proporciones.
La retórica del nuevo gobierno encontrará sustancia en culpar al pasado, en cierto sentido con razón y en otros no (sobre todo cuándo veamos a funcionarios de alto nivel que han saltado de un sexenio a otro, y de igual forma, en quienes acompañaron la campaña pero no integren algún cargo en el gabinete ampliado pero obtendrán algún beneficio), pero lo que está presente en el escenario de la duda es si todo aquel que no exprese sumisión o simpatía será considerado un enemigo. Por lo menos el discurso desde Palacio Nacional así es.
Dos señales importantes se registraron en últimos días; la detención de la cuñada de la candidata Claudia Anaya (que ha dejado secuelas) y la sentencia del Trijez contra e gobernador Tello donde se le señala de otorgar apoyo “proselitista” a la abanderada de la alianza, pero al mismo tiempo, exculpando a Ricardo Monreal aunque fueran más evidentes y obvios sus espaldarazos al hermano.
Además, la disidencia más natural como el propio Ulises Mejía, Iván de Santiago, Luis Medina y Edgar Rivera, quienes desde un inicio demostraron ser las voces más expuestas del antimonrealismo tienen la particularidad de encontrar un adversario común a lo largo de seis años, en el que el 2024 será un referente máximo para demostrar si la reconfiguración de la oposición tuvo efectos.
Por lo pronto, en el tricolor ya han comenzado con el cierre de filas en torno a candidatos ganadores y perdedores, la voz cantante podría llevarla la Senadora Claudia Anaya que no podrá abandonar el rearmado de estructuras que sintieron cierto abandono desde que Fito Bonilla fue bajado de la contienda.
No hay aún señales de que el Comité Directivo de dicho partido tienda a la renovación a pesar de que Enrique Flores no asumió en su totalidad el papel que le corresponde. Le otorgan el beneficio de la duda para establecer un amarre fuerte de cuadros que le den certeza política a los alcaldes y diputados emanados de su instituto político.
En el PRD ya hay quienes piden la cabeza de Raymundo Carrillo, pues no solamente poco se le vió entonando apoyo consistente a la alianza, sino que tampoco pudo concertar unidad de tribus al interior de un casi extinto partido. Las voces cantantes en este sentido serán sin duda quienes obtuvieron cargos, como de nuevo Eleuterio Ramos y el propio Juan Mendoza. Inclusive el propio Luis Cházaro, de los mandamases del Sol Azteca ya tendría en la mira darle un nuevo rostro al perredismo zacatecano en el que cabría alguna sorpresa. La encomienda, no dejar morir al partido para 2024 y poder entablar la ruta de la coalición para ese año con perspectivas de triunfo. Aquí Miguel Torres tendrá que hacer gala de toda su astucia, tras perder Villanueva y el distrito XI, deberá hacer hasta lo imposible para recuperar su poderío dentro de tres años.
En el PAN también se habla ya de renovar la presidencia y llegaría Christian Adalid del Havre Córdoba, actual Secretario General del blanquiazul por orden de prelación. Noemí Luna, ya con curul amarrada en San Lázaro y que logró finalmente dinamitar al “chabelismo” no tendría empacho en tutelar la dirigencia en alguien de su confianza, pues también hay otros que ya aspiran como Pepe Pasteles, aunque el ex alcalde jerezano tiene alguna incidencia aún en ese municipio, no es de la total confianza del panismo local. Presumió a mil voces que ganaría Jerez, que la mayoría de encuestas estaban erradas y terminó perdiendo. Inclusive hay quienes dudan de su lealtad al partido tras la derrota.
Así pues, aunque al interior de los partidos tratan de reorganizarse luego de algunos días de luto, se considera que el 2024 será un parteaguas en la aspiración monrealista y por ende, la coyuntura puede favorecerlos, siempre y cuándo se defina una agenda común. Ya se plantean quien puede dirigir la bancada unida, Gabriela Basurto, ex funcionaria de alto nivel de la Secretaría de Finanzas estaría tomando las riendas y no es cosa menor, si alguien sabe de la economía gubernamental además de Jorge Miranda es ella. Ojo.
Claudia Anaya sabe que puede tener ruta, no desvalorar los cuadros y estructuras, pues prácticamente teniendo todo en contra estuvo a poco de rebasar a David Monreal. Los diez puntos que logró de ventaja el fresnillense son más virtuales que reales y la votación en las zonas urbanas de importancia demuestra lo anterior. El problema fundamental será contrarrestar el embate que ya se pretende desde el cuasinuevo gobierno a sexenios como el de Miguel Alonso.