Por Andrés Vera Díaz
Finalmente llegó el día de la elección con una polarización evidente a lo largo de muchos meses y aunque las proyecciones tanto de la alianza “Va por Zacatecas” que esperaba en los mejores escenarios perder por menos de 4 puntos para intentar judicializar el proceso, no se alcanzó la expectativa; así como la propia de “Juntos Hacemos Historia” que publicitaba encuestas en las que David ganaba con un margen desde 25 hasta 40 puntos también fue irreal.
Las encuestas más que un mecanismo de conocimiento mediático social, tratan de incidir en la proyección para el arrastre del voto indeciso y confirmar el duro, sin embargo, poco confiables se han vuelto en realidad, pero a la espera de los resultados finales, muchos candidatos se han sorprendido del nicho de ventaja que pudieron obtener contra sus adversarios, tales son los casos de algunas alcaldías,
La marca Morena aunque en el plano nacional registró una baja considerable, sobre todo al no obtener mayoría calificada en la Cámara Baja, no pudo consolidarse en Chihuahua, Jalisco y Nuevo León, entidades de suma importancia por el carácter económico – empresarial y como bastiones de supervivencia y reconfiguramiento para la oposición.
El peso del rechazo hacia el PRI-PAN-PRD sigue presente en la memoria de mediano plazo de gran parte de la población, pero también ha sabido identificar tres sectores en la vida política del país; una cosa es la iconografía representada en AMLO, otra el partido político que dejó una gran cantidad de damnificados y lastimados, así como la conformación de alianzas que antagónicas con el tinte ultra coyuntural de siempre, mermó el ánimo del puritanismo morenista. Lo curioso es que la jugada le salió bien al partido del presidente, gracias al PVEM y al PT, podrán conservar la mayoría simple del Congreso Federal.
Ya en el plano local, habremos de esperar como se conforma la Legislatura, también los municipios y como lo venía señalando desde meses atrás, ese será el contrapeso para quien ganase la gubernatura y en este sentido, David no tendrá un gobierno fácil en la conducción política. Aunque posiblemente veremos transfuguismo como pasó en los últimos tres años, el ánimo social tampoco está en un plano fervoroso de condicionamiento ni de entreguismo total.
Esto al parecer y finalmente lo ha entendido David, que tras dejar la etapa de campañas debe conjugar y respetar a la disidencia. Su discurso primero en el marco de la post votación fue en ese sentido. De manera sorpresiva emitió un mensaje mesurado y sin estridencias, porque el timing político ahora es otro. Apuntalar la conformación de un gobierno con altura de miras no será fácil, pero deberá hacerlo, sobre todo en el contexto del desvanecimiento del plan B de su hermano Ricardo.
Fuerza por México probablemente no obtendrá el registro nacional y por ende el estatal, aunque tal vez con dos municipios gobernando como son Enrique Estrada y Genaro Codina, no pueden ser siquiera un referente de construcción a mediano plazo, además, el hecho de que ni siquiera coloquen una diputación federal (en la que iba apuntada Catalina Monreal en la quinta circunscripción) los deja en un vacío que deberán llenar con la formación de dos nuevas perspectivas para que el coordinador de senadores de Morena pueda ser considerado presidenciable en 2024 (si es que aún existe esa proyección, pues tal vez se alargue para 2030). En la primera encontramos que Ricardo deberá acuñar junto a su hermano, un gobierno casi perfecto con altura de miras y cerrar filas con operaciones cicatriz a lo largo del estado. Ya no pueden ni siquiera considerar que en sus cuadros íntimos se fomente más polarización como aún lo vimos en plena jornada electoral; en caso contrario, un primer trienio lastimoso y lastimado no solamente debilitará al propio legislador federal que con una cargada total en días pasados atrajo a 21 senadores a otorgar respaldo, sino que deberán apretar las tuercas a nuevos alcaldes, diputados y funcionarios que venían a aplicar vendettas direccionadas en particular y en grupo. Ojo con eso. En segundo término, ya que Fuerza por México publicitariamente se ofrecía como “partido monrealista” y tras su desaparición emite el mensaje que la marca no tiene consistencia como tal, sino sigue sobreviviendo de la inercia lopezobradorista que sustenta a Morena, no podrá redireccionar estructura de un proyecto ganador a un perdedor en 2023 y 2024, plan que se contemplaba en los cuadros cercanos. Ahora, deberá enfocarse en el amarre de filas para construir desde el partido y un gobierno abierto, una llamada de atención rumbo a las presidenciales, el plan A sigue siendo el plan A.
Aunque tal vez la coalición entregue buenas cuentas otorgando 3 de 4 diputaciones federales, la realidad es que eso no significa ni mayor presupuesto para la entidad ni mejores relaciones en el plano nacional. Seguramente, tanto Ebrard como Sheinbaum apuntalarán cuadros en Zacatecas para que también exista un contrapeso político. Ahora todo va encaminado a las próximas elecciones y aunque el monrealismo se apunte una victoria, no esta del todo afianzada. Equivocados estarán si consideran que de forma natural todos aquellos que quedaron flotando en una dimensión de incertidumbre por perder candidaturas, desaparición de partidos o merma estructural se anexarán de forma implícita por su condición. David tendrá que buscar canales eficientes de comunicación y entendimiento si quiere sacar a flote el barco.
Las pasiones quedan atrás, ahora se trata de construir una visión estadista, incluyente y racional, pues no cabe resquicio de duda, que no solamente encontrará oposición en cargos de elección, sino en el reordenamiento de filas que encontraron eco singular en ciertas esferas sociales. David deberá hacer gala de atención, saneamiento y prudencia.