Por Andrés Vera Díaz
Aún no culmina el proceso electoral 2021 y ya comienzan a erigirse escenarios para el 2024. Los adelantados tiempos tratan de construir desde ya las percepciones de quienes aspiran a niveles superiores de poder.
En nuestro país, los partidos políticos y los aspirantes se plantean la campaña electoral adelantada como una estrategia para redireccionar cuadros y crear tendencias. Aunque ésta praxis no es novedosa, se ha potencializado con el uso de las “benditas redes sociales”. Este marketing busca ir creando espacios de posicionamiento ante la opinión pública y dar muestra de influencia política.
Así, vemos a políticos como el Senador Ricardo Monreal promoviendo su aspiración desde interpósitas personas para encaminar mensajes de adquisición electoral. En días pasados, en un evento en Saltillo, su par y candidato a la alcaldía de Saltillo, Armando Guadiana dejó claro que Monreal es su favorito para convertirse en el candidato de Morena a la presidencia de México cuando termine el mandato de Andrés Manuel López Obrador. Además, en el debate del primer distrito federal, la candidata Lupita Flores de Fuerza por México también hizo alusión de forma indirecta al señalar que “…en 2024 habremos de llevar al próximo Presidente de la República, ¿y qué creen?, será de Zacatecas y va a ser de Fresnillo”.
Para nadie es un secreto que Ricardo busca ser candidato presidencial de alguna manera u otra, inclusive el hecho de crear junto a Pedro Haces el nuevo partido rosa, tiene la intención de aplicar un parteaguas en la preferencia electoral en relación a los desencantados con Morena y otros institutos políticos que no pudieron encontrar eco en la obtención de candidaturas. Hasta el momento la jugada le ha salido bien, pues aunque se pone en duda que FXM obtenga el registro estatal, en el plano nacional lograrán consolidarse como otro partido satélite a la 4T (en el discurso), por lo que asentarse en las entidades dónde no lo obtengan será un tema que se ampare de acuerdo con La Ley General de Partidos Políticos (LGPP), en cuyo caso, ya con el trabajo de tierra realizado por los candidatos, podrá contender de nueva cuenta para las intermedias estatales, sin embargo, el juego está en el plano superior. Fuera por México ya constituido como partido nacional, podrá ahora sí, realizar alianzas institucionales con otros partidos y ahí está el meollo del asunto.
Desde que ganó Amlo en 2018, se comenzaba a especular a su sucesor, sobre todo por la alta expectativa que levantó el triunfo aplastante, sin embargo, las condiciones han cambiado y otro parteaguas será sin duda la definición de la Cámara Baja y las respectivas entidades federativas, pues el presupuesto de victorias cambió sustancialmente desde el inicio del actual proceso electoral.
Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard son los dos grandes contendientes de Ricardo, que tras el accidente en la línea 12 del metro (por su implicación directa) tuvieron una merma significativa pero no mortal, y aunque su nicho de acción no les permite ampliar su participación personal como la tiene Ricardo para realizar giras en diferentes estados, los cargos que ostentan les permiten tener un blindaje en términos de universo electoral y colocar candidaturas de norte a sur.
Ambos no tienen la intención de permear su influencia desde otros partidos y esa fidelidad debería ser recompensada por el propio Presidente de la República, sin embargo, la dirigencia del partido ha dado muestras de dividirlo en aras de construir estructuras paralelas para redirigir las existentes a proyectos que le sean más convenientes con asociaciones diversas, como es el caso de con Ricardo.
Tampoco es secreta ni sorpresa la habilidad del fresnillense para coptar espacios de representación. En su devenir político, ha sabido ocupar cargos tanto en el PRD, MC, PT y Morena, en dónde encuentra coincidencia y amarre de compromisos. Aquí pudiera el Senador obtener el rescoldo de apoyos al 24. Su relación personal con Dante Delgado, y con Alberto Anaya por medio de Femat y Bañuelos (aunque en la intimidad estos dos personajes tienen diferencias de fondo), hacen proclive a poder armar otra espontánea afinidad, pues tanto en MC y PT no existen personalidades de peso para proponer una candidatura presidencial sólida.
Así, podríamos ver una coalición FXM-MC-PT y los resquicios de otros partidos que ante su desaparición en el mercado político o el peligro de desaparición, vean una oportunidad de subsistencia. Tales con los casos de Panal y Pvem, cuyo pragmatismo registra sintonía precisamente en las presidenciales. De ahí se desprende el dual apoyo del Senador a Morena y a los candidatos rosas, dónde el discurso se apareja con la afinidad a la cuatroté, pero también síntomas de desprendimiento cuándo se emiten mensajes de “no estamos ni estaremos de acuerdo con todo”. Tan sólo hay que recordar que fue precisamente en Fresnillo el sitio dónde se consolidaron las asambleas para la conformación de Fuerza por México. ¿Coincidencias?.
Ricardo arma desde ya su plan “B” que en realidad parece el “A”, planchando un discurso y presencia que tiene el estigma de aquel protagonizado en 2018, cuándo al negársele la candidatura a la Ciudad de México fomentó la llamada “Fuerza Monrealista”, amagando con abandonar Morena. Dentro de tres años un escenario similar quedaría en los afanes de la historia pero con un resultado similar. Tal vez bajo esa hipotética alianza no le alcance para llegar a Palacio Nacional, pero sí como una trinchera que logre adueñarse de más espacios de representación y en ese tenor, se enmarca la gobernanza de Zacatecas para 12 años más bajo la figura de Caty o Saúl.
Uno de los problemas fundamentales será el margen de victoria de David, de ahí el llamado al voto masivo, pero además, el desgaste natural que tendrá su hermano en caso de ser el próximo gobernador y el movimiento de estructuras que seguramente arreciarán para 2023 en la oposición y el reforzamiento de los llamados “agraviados”. ¿Tendrá David el suficiente poder e influencia para dar el salto y otorgarle el apoyo a Ricardo en ese proyecto superior?. ¿Habrá recortes y mermas impulsadas desde la Federación para que no exista ese transfuguismo?.
Sin duda, Ricardo será candidato presidencial, la cuestión es saber hasta donde puede estirar la liga con un sexenio federal que ya tendrá mas bajas que altas en la popularidad del personaje icónico y la preferencia electoral. Este presupuesto es el que ha leído el Senador, por tal motivo, mejor sondear las alternativas tanto al interior de Morena como en otros frentes. Si no pega en una, pega en la otra.