Por Andrés Vera Díaz
Las “espontáneas” adhesiones al proyecto de David Monreal han sido medidas en el “timing” electoral para tener un efecto dominó entre la estructura del PRI, sin embargo, existe una construcción virtual del poderío que realmente representan esas declinaciones.
La llamada “Estructura Ciudadana” que en 2018 se había decantado por candidatas como Isadora Santivañez aludiendo que la alianza de ese entonces conformada por el PRI-PANAL-PVEM (cuyos satélites ahora se dicen cuatroté), era la mejor opción, ahora dan un bandazo coyuntural auspiciado por quien se asume como priista fiel y totalitario, Roberto Luévano.
Con un padrón de militantes de más de 65 mil afilados, el PRI Zacatecas como en cualquier partido, se reparte entre seccionales y cotos de poder, pero los bandazos hechos por el propio “líder” de dicha estructura ni siquiera empatan en números fijos.
En 2016, dicha agrupación que presume supuesta presencia en 28 municipios, también había anunciado su adhesión en ese momento al proyecto de David Monreal con 15 mil “militantes”, o sea, 5 más que los que ahora dicen representar. “No queremos más de lo mismo, por ello 15 mil priístas se manifiestan a través de su servidor a favor de David Monreal Ávila, para que su gobierno sea de respuestas, beneficio y progreso para todos los zacatecanos” señalaba en ese entonces Jorge Landeros, ex presidente municipal de Villanueva.
Desde ese entonces, la pugna por la representación de cuadros virtuales se enfocaba a vender espejismos electorales al mejor postor. Luego de la victoria de Alejandro Tello, tuvieron que recular y anunciar para el proceso 2018 (en dónde el escenario daba mayor margen de victoria al morenismo), que irían con candidatos postulados por el PRI.
Para el proceso electoral presente, de nueva cuenta anuncian respaldo implícito a David, interpuestos por Roberto Luévano a decir de quienes conocen la estructura real del tricolor, la cargada pretende emitir solamente un mensaje de percepción, pues de forma por demás “curiosa”, los “miles” de militantes que dicen poseer se enmarca en los distritos y municipio conurbado dónde el actual secretario de Desarrollo Social tiene “su poderío”.
Inclusive, así lo perifoneó el medio de comunicación afín al proyecto monrealista “Ecodiario” en la transmisión de la rueda de prensa en días pasados que vanagloriaba y reafirmaba los “cuadros” de Luévano para con David Monreal. El mensaje obvio trataba de vender la percepción que había un desgajamiento en las filas internas del PRI y que su principal ícono, funcionario de alto nivel del gobierno tellista ya marcaba una ruta más que evidente.
Las dudas que comenzó a sembrar el ex presidente del PRI se dejaron ver desde que se le incluía ya como probable detractor de su afiliación partidista al buscar la candidatura a Gobernador por el PAN y el PRD sin que existiera una alianza forma o de facto. Además, esa reunión con C.Calderón y E.Laviada, (quienes hace meses atrás se vendían como los principales operadores del D21) emitía la sensación de que ya había la construcción de acuerdos en favor del fresnillense y su aspiración.
Luego, el intento de albazo para conformar los consejos municipales del tricolor, que en conjunto con Gustavo Uribe (en ese entonces presidente estatal del tricolor) pretendieron aplicar para definir candidaturas afines en ayuntamientos y distritos, fue desarmada desde las máximas instancias para que no fueran una moneda de cambio a favor de Morena y aliados. Ese hecho dejó mal parado a Luévano al interior del PRI que aún le otorgaba cierta confianza para que pudiera definir claramente su ruta política-electoral.
Tras meses de desavenencia, en la que Luévano pedía solamente la candidatura a Gobernador, y tras no tener otra puerta más que colarse como coordinador de campaña de Claudia Anaya, nuevamente se le colocaron candados para que no fuese él quien determinara la construcción de apoyos alrededor de la candidata. Tras una serie de disputas en las que pedía en dado caso, nuevamente poseer la presidencia del Comité Directivo Estatal tras las elecciones y le fuese rechazada la exigencia, Luévano decidió desmarcarse como mandamás del cuarto de guerra.
En el seno de algunos cuadros proanayistas que aunque no tuvieron la fortuna de ser ungidos como candidatos pero se disciplinaron en aras del proyecto superior encabezado por la Senadora, se confirmaba que el secretario de Desarrollo Social no podía poseer influencia directa en la campaña y habría que cuidarle las manos, sobre todo porque en su posición, como guardia de padrón de beneficiarios de programas sociales podría hasta en todo caso, redirigirla a los contrincantes.
Lo también curioso, es que esa “Estructura Ciudadana” tenía acuerdos con los dos grandes representantes del PES en la capital, pero al no observar la claridad jurídica para las candidaturas de la “ola morada”, dejaron en vilo la posibilidad de proyectarse hacia otra opción. Entonces, los mismos cuadros de Luévano bandeaban de un lado a otro sin asumir una posición finita en torno al otrora alcalde de Guadalupe y ex presidente estatal del PRI.
A razón de que quien redacta anunciara en Facebook que sería publicada el presente texto, el propio Roberto Luévano solicitó una charla civilizada para dar su versión. Precisamente ayer jueves por la tarde, en una plática de casi dos horas, el funcionario expresaba su duda sobre si las columnas que critican y cuestionan su actuar son una embestida dirigida. La respuesta fue contundente, las opiniones vertidas con lecturas políticas que se contrapuntean, contrastan y comparan en determinadas coyunturas, pero no existe nadie atrás de los textos que marque una línea directa.
Tras dirimir la duda, Luévano reafirmó que es priista de corazón y jamás abandonará el partido. “Como funcionario y más en mi posición, debo cuidar las formas, lo que si quiero dejar patente es que estoy en el partido mucho antes que quienes se presentan como íconos incuestionables”.
Para el titular de Sedesol, las reuniones “casuales” o “incidentales” con miembros de otros proyectos no demuestran que exista la intencionalidad a priori o posteriori de traicionar a su partido, sino se enmarcan en una sociedad en la que finalmente la mayoría de la gente que está en el ambiente político se conoce.
Expresó que se mantendrá firme como miembro activo del partido, pero ante el proceso electoral no puede incidir en ninguna determinación ni promover proyectos porque está impedido legalmente, sin embargo, eso no quiere decir que no se asuma como parte de un instituto político, pues negarlo es negar los cargos en los que ha representado al mismo.