Por Andrés Vera Díaz
¿Las encuestas son una fotografía de la realidad o las encuestadoras quieren presentar una fotografía editada de la realidad?. El contraste en las diversos “estudios” demoscópicos expresan singularmente metodologías poco claras, sobre todo en el nicho en dónde son aplicadas, de ahí, que su ponderación podría corresponder a un cruce de resultados para tratar de equilibrarlas, el problema es cuándo aparecen instantáneamente algunas que no han dado seguimiento puntual de forma sistémica el proceso electoral como tal.
¿Quién paga manda?. Extraño también resulta la propuesta de algunas casas encuestadoras cuándo comienzan a darle preferencia a cierto aspirante. Esa “boda natural” pretende marcar tendencia y por lo tanto, en su nicho no podrían redireccionarla en caso de que otro aspirante solicitara realizar una en que los resultados fueran contrarios o equilibrados. Claro está, que se han convertido en un negocio de posicionamiento y ante la falta de infraestructura que les permita dar continuidad metodológica en la línea de tiempo, la mayoría prefiere “esperar” al cliente.
Sin embargo, las hechas para “consumo” interno de las y los aspirantes que tendrían una consecuencia más objetiva respecto a las preferencias por candidat@s más que por partido o coalición, son las que marcan el referente aproximado a que ruta van definiendo en el “timing” electoral y los acuerdos políticos.
En este sentido, esas no son publicadas en su gran mayoría por razones estratégicas, pues en el apartado de percepción pueden promover la caída en la competencia general de fórmulas o tal vez darles un impulso, el problema esencial es como dirimir esa perspectiva. Una de las lecturas obvias es como en los debates oficiales u organizados por otros entes, se perfilan los ataques y críticas a ciertos proyectos.
Así por ejemplo, vimos en el debate capitalino, como el principal objeto de señalamientos fue Jorge Miranda, quen presume una preferencia de más de 25 puntos, pero aunque si lleva ventaja considerable en relación a su más cercano contrincante, volvemos al punto inicial de este texto, depende mucho el universo y zonificación en el que se aplica la encuesta, esa información jamás será especificada por una empresa. Lo que si resulta por demás evidente, es que el candidato también suena como virtual ganador de la contienda con un margen agraciado en los diferentes cuartos de guerra. Aunque evidentemente, los “pronósticos” de tendencia de muchas casas demoscópicas han tenido errores en elecciones pasadas precisamente por esa dinámica de “vender” percepción a costa del cliente, en los bunker de los competidores electorales tampoco muestran ni a la luz pública, con “filtraciones” o “muestras rápidas” que presenten una consistencia de crecimiento.
Por otro lado, en Guadalupe la elección sí está más apretada y eso ha dejado al candidato aspirante a reelección en una metodología de mayor abuso de confianza y utilización de recursos públicos, pues la evidencia concerniente a las prácticas de maquillar eventos arreglando calles, pintando banquetas y condicionando programas federales es contundente. Lástima que el candidato petista no se atreva a hacerlas públicas por mera conveniencia en el plano superior, pues aunque en el municipio no hay una alianza, en la gubernatura existe la orden partidista de no envolver a David Monreal en una dinámica de mayor desgaste. En el municipio conurbado, Osvaldo Ávila ha preferido no echar campanas al vuelo y se mantiene en la dimensión de la sobriedad estadística. Aunque en algunas casas encuestadoras de poca monta se le otorga una ventaja contra el neoliberal Julio César Chávez, sobre todo porque existe decepción en el cumplimiento de compromisos hechos en 2018 como la promesa de dotar de agua potable a todo el municipio y afectaciones como el incremento al impuesto predial que aunque lo niegue el infame alcalde con licencia, ahí están los recibos que muchos ciudadanos han evidenciado. Lo que es una realidad, es que en la casa de campaña de David reconocen que en Guadalupe podría no ganar Chávez, pues además de que se enconchó en individualizar el proyecto sin sumarse a la oleada davidista, no ha podido recomponer relaciones con las mandamases del equipo D21. Se nota cuándo David no le ha otorgado importancia significativa a placearse por la demarcación.
Otro de los puntos que llaman la atención y que dos fuentes ajenas a la alianza “Va por Zacatecas” me han confirmado, pero que son aliados de facto del morenismo, es que en el Distrito 1 federal tampoco pintan las cosas bien para Bennelly Hernández Rueda, quien presume apoyo incondicional con el Senador Ricardo Monreal pero ya existen muchas dudas al respecto. Luego de que se replicara un audio en el que personajes ligados a la candidata pidieran votar por proyectos priistas y panistas en algunos municipios, las desavenencias se han tatuado en los cercanos al coordinador de la Cámara Alta, que consideran esa afrenta como una traición al proyecto superior del ex gobernador. En este sentido, y a sabiendas de que Norma Castorena ya ha aventajado a la propia Bennelly, prefieren echarle la cargada a Lupita Flores que va en Fuerza por México y ya registra puntos considerables e importantes a su favor. Inclusive, aunque sería una derrota moral en el escenario de “oídas” para el monrealismo que la detenida el 19 de julio en Tapachula con cientos de miles de pesos en efectivo no ganara el distrito, el hecho de que con su reciente regreso a la entidad pretenda adueñarse de estructura que no ha trabajado y negociar con el enemigo, deja peor parado a la marca que una derrota contra Castorena.
En la casa monrealista, Saúl no tiene competidor serio. Javo Torres depende del impulso que le provea Claudia en cada gira por el municipio pero hasta ahí llega el tema. El “cachorro” es prácticamente el único candidato morenista que supo amarrar y conjugar estructura, a tal grado que es el propio David quien debe colgarse del posicionamiento del hermano menor y no al contrario. Saúl sabe cuáles son sus activos y no los relegaría por una simple visión de marca partidista ni de supuesta asociación per se a la marca familiar. Muestras de ello dio en 2018 cuándo supo respetar acuerdos para que Mirna Maldonado pudiera convertirse en diputada, pues aunque muchos alegan que fue la oleada lopezobradorista la que impulso su diputación, el fresnillense hubiera podido colar a otra aspirante, pero prefirió extender el brazo que cruzarse de brazos a la cerrazón. Aunque Maldonado fuera una de las principales promotoras para evidenciar el Crédito Ganadero, Saúl sabía que sus adeptos no se verían mermados para proyecciones futuras y lo sigue demostrando.
A mes y medio de campañas, en las que al inicio Morena y aliados arrasarían en todo el estado, visos hay ya a menos de 20 días de la constitucional que las preferencias pueden dar un vuelco. La soberbia morenista ha recibido un duro golpe y varios de sus candidatos aunque siguen amparados ante un ego que no les corresponde, no alcanzan a entender que esta elección es un parteaguas real en la que la ciudadanía observa más los perfiles personales que logotipos partidistas. Las estrategias de posicionamiento en aire arreciarán porque aún existe una gran cantidad de indecisos que se han desencantado de los axiomas guindas. Ese ya no es un problema de la oposición, los mismos morenistas se han encargado de dinamitar su movimiento por depender exclusivamente de una figura presidencial que aunque con “altos grados” de popularidad, ya no tiene un efecto de cascada. Creyeron que al igual que en 2018, candidatear a cualquiera no tendría repercusiones negativas.