Por Andrés Vera Díaz
Por supuesto que la interpretación de la Ley puede tener aristas cargadas en favor de alguna situación en particular, sobre todo en tiempos en los que es necesaria la pretensión de minimizar voces críticas.
Ayer, que el Tribunal Electoral del Estado de Zacatecas “sanciona” a algunos políticos por ejercer violencia política de género, así como a comunicadores en razón de la misma denuncia interpuesta por la Síndica Ruth Calderón he de precisar algunas situaciones que me atañen en lo particular.
Aunque debo iniciar el presente texto emitiendo una disculpa pública hacia la Síndico Ruth Calderón por las palabras en las que se sintió ofendida, también considero pertinente establecer los puntos que son de relevancia ante la opinión pública.
Fue en una publicación en la que califico de “ignorante” a la funcionaria, la principal causante de la sanción que hasta que me sea notificada tendrá la validez legal y en todo caso, podría impugnarla, pero me parece ya (desde mi particularidad) darle juego a lo que tiene un trasfondo más siniestro que un propio calificativo en sí.
La consideración de los magistrados y magistradas del Trijez dejó de lado el plano de la subjetividad en la emisión de mi publicación, aunque jamás se me solicitó el derecho de réplica que tiene sustento en la LEY REGLAMENTARIA DEL ARTÍCULO 6o., PÁRRAFO PRIMERO, DE LACONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, EN MATERIA DEL DERECHO DE RÉPLICA y tampoco se aplicó el Artículo 19 constitucional, deja patente que una consideración hecha por mi persona “prejuzga” el nivel de conocimiento en temas de orden municipal de una persona en cuestión, la cuál pudo tener una demostración contraria en caso de haber solicitado la réplica.
Aunque aclaro, que desde la óptica personal, a nadie le debe agradar que lo consideren de tal forma, tampoco se deja en un sentido de amplitud el hecho de que los funcionarios públicos son más susceptibles a la crítica ciudadana, periodística o en el estricto rigor político. De ahí, que aunque la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia determina los causales para infraccionar a quien la ejerza en razón de descalificación intelectual, deja un nicho muy grande respecto a la crítica sustentada o “subjetiva” del proceder de funcionarias públicas por el hecho de ser mujeres. Es decir, ante hechos que una mujer en particular ejecute sin anteponer en el ejercicio de sus funciones el carácter de profesionalismo que debe ser inherente en cualquier cargo público, puede cometer actos en detrimento de la función pública, social o hasta personal sin que se le pueda señalar porque una Ley advierte violencia de género.
Aunque siempre me he decantado por el feminismo como forma de pensamiento y acción de lucha, tampoco por mi propia individualidad debo estar sujeto a reconocer la totalidad de sus actos por la fuerza o la razón impuesta. Esto no quiere decir aclaro, que demerite la lucha concienzuda de una gran cantidad de mujeres porque se reconozcan y apliquen sus derechos. Desde que recomencé el ejercicio informativo hace ya 7 años como medio independiente, siempre he estado acompañando desde mi espacio de acción (y en ocasiones de forma personal como pueden dar cuenta varias feministas), su lucha por la igualdad de género. No lo he hecho por recibir aplausos ni caer en la meritocracia, sino porque simplemente, también en mi vida personal existen mujeres y porque siempre he creído en la igualdad de derechos. Desde éste ámbito, reconozco que no sería para nada agradable que precisamente a una de las mujeres que son parte de mi vida la llamaran ignorante y desde esa perspectiva, entiendo la molestia de la persona aludida, pero tampoco podría justificar per se, si ese calificativo tiene procedencia hasta que se demuestre lo contrario.
En todo caso, cuándo sea el momento legal correspondiente, habré de acatar las sanciones que no deben pasar de una amonestación pública, porque como la misma Ley lo señala, otra medida no tendría lugar dentro de la misma, por lo que he decidido a título personal y porque finalmente, solicitar que me disculpen no me hace menos persona, al contrario.
Finalizaré señalando, que por lo menos, yo no condiciono los pagos a medios por vil venganza política argumentando “irregularidades en contratos” que simplemente no han sido demostrados en mi caso particular; tampoco pido moches a “serivdoras de la nación”; de ninguna manera soy parte de un grupo político que lastima los intereses de quienes no son parte de ésta (si hasta entre ellos); no doy contratos a cuates desde un cargo público; no prometo la panacea en un programa que nació muerto; no doy preferencia en vacunas; no uso estructura federal para mi posicionamiento; yo no omito hacer público mi patrimonio; de igual forma no necesito a un hermano que me deba reparar mis negativos políticos (o eso intente); no soy quien pone candidatos acusados de violaciones; ni doy cabida a quienes en años anteriores eran férreos defensores de la “Mafia del poder”; tampoco contrato sobrinas; menos tapo los derroches en la Legislatura; yo no demerito a una mujer por tener que utilizar silla de ruedas., etcétera, etcétera, etcétera.
Que tenga un buen día, reitero mi disculpa y le reafirmo mi convicción de ser crítico a pesar del error que me han señalado en el Trijez, con la salvedad de respetar la Ley. La conmino a en este último sentido, ser garante de la misma en todos sus departamentos.
«La libertad de expresión es decir lo que la gente no quiere oír».
George Orwell
