Por Andrés Vera Díaz
La capital del estado se ha convertido en el principal factor de conflicto electoral en partidos y coaliciones. El común denominador es una pugna que se llevó al plano personal entre los Mejía y Monreal.
Resultará obviamente definitorio para el presupuesto político de muchos personajes, como se establezca el próximo gobierno municipal, porque no se trata de administrar finanzas superiores a los 500 millones de pesos, es una catapulta natural a otros escenarios.
El contexto actual marca la diferencia entre individualidades a marcas generales. Morena como tal, sigue vigente en la preferencia electoral porque se enraizó como moda, no como elemento de transformación real. La estrepitosa victoria de AMLO en el 2018 fue una consecuencia directa de construcción personificada que ahora, muchos creen proceder de la misma variante, sin embargo, son productos inerciales.
Tanto es aún el arrastre, que los siglados parecen no tener consecuencia negativa si van ligados de candidatos que tengan acompañamientos de grado superior. Aunque el oficio político desde su nicho primordial no sea su fuerte, la relación combinada entre fuerzas supuestamente antagónicas forman una dualidad que en el estricto rigor de la proyección electoral asientan consistencia, y eso es fundamental a la hora de cerrar filas.
Luego de que comenzara a esparcirse la posibilidad de que Jorge Miranda pudiera contender a la capital por la alianza Morena- Verde – PT muchas suspicacias flotaron en una ventisca típica de febrero. La coyuntura para el partido satélite (por costumbre) de encabezar la capital se conjuntó con la necia posición del alcalde Ulises Mejía para no ceder ante un monrealismo rapaz. Con cartuchos ya muy quemados en sus cuadros, como el propio Carlos Puente y Cuauhtémoc Calderón, la puesta tendría que ser con el secretario de Finanzas, aliado por antonomasia en este momento al PRI y a Morena.
La relación de enemistad entre Mejía y los Monreal, dejó al descubierto nuevas posibilidades para que el Verde reviviera en una coyuntura que nadie imaginaba y que había propiciado el propio alcalde morenista obviamente sin querer. La lucha por la construcción propia desencadenó la furia del caciquismo histórico de Zacatecas, cuya doctrina no admite la independencia total de sus cuadros, sin embargo, alcanza a propiciar acuerdos con la salvedad de que otros con impulso alcancen a acariciar nuevos horizontes. La verdad, es que Ricardo y David jamás aceptarían (por puro orgullo) que Ulises fuera un referente político alterno al monrealismo y competencia directa. En este tenor, el desgaste para el alcalde en 2 años y medio ha sido casi funesta.
La condición de no alcanzar a vender una imagen propia ha demeritado sus propias aspiraciones a la reelección y deja al descubierto una sucesión que pinta verde, cuya definición final se estaría cocinando la próxima semana, porque finalmente, no se trata en los términos prácticos de quien obtenga el siglado (pues el hecho en sí de ir acompañado de la marca Morena establece un triunfo casi anunciado), sino de que se renueve la presidencia bajo el nombre de quien reúna los requisitos de elegibilidad ante la cara del propio gobernador, las estructuras administrativas, la propia alianza y el visto bueno de los “doctos” en la nomenclatura morenista.
En este sentido, Ulises ha tenido que barajear una salida que pueda dejarle albedrío en la continuidad política. Aunque existe una mínima de posibilidad, es casi un hecho que no lo dejarán pasar en los acuerdos nacionales. Su ruta ante el portazo morenista sería el distrito 2 que contempla Calera y Morelos pero por la alianza PRI-PAN-PRD. El costo político podría ser muy alto, a sabiendas que una estructura que pudiese haber formado en estos años, no responde de la misma forma cuándo se trata de ir a un cargo en donde no hay reparto de posiciones, dinero u otras “atracciones”.
Por lo pronto, todo indica que el verde obtendrá la capital y el distrito segundo local podría ser para Ulises Mejía en esa perspectiva. Para Jorge Miranda todo pintaría a favor en caso de que la alianza en la capital se rompa entre PAN-PRI-PRD y eso además, significaría otro reto para el alcalde capitalino, pues su par en Calera, el panista Reynaldo Delgadillo ¿le entregará el electorado así nada más?. Aún hay voces que niegan a Ulises en una alianza con el PRI, y aseguran, el joven político tendrá una opción que nadie espera. Esa sorpresa podría anunciarse en las próximas dos semanas.
En el otro frente, ojalá dejen a Miranda gobernar (en dado caso) y no sea otro más que pueda ser considerado enemigo natural por aquello de convertirse en un referente político para los próximo años. Al tiempo.