Por Andrés Vera Díaz
La caducidad se acerca en términos de definiciones políticas a corto plazo. Aunque para la mayoría de suspirantes en realidad se trata de “aportaciones” en un plano convencional y de poca monta electoral hacia su [email protected] a gobernador favorito; para quienes tienen trayectoria o impulso autogenerado la realidad pinta diferente.
La doctrina sobre la moralización de la política ha encontrado riesgos severos, porque lejos de sistematizar una metodología exacta para la formación ideológica, se trata simplemente de mostrar un autoconvencimiento falso para ilustrar intenciones de permanencia o arribismo al nuevo régimen de poder.
En los términos del Maquiavelismo: la política como técnica, desvela la careta hipócrita de una política de la virtud, para ese tipo de virtuoso que opera sobre la temporalidad: aquel que encuentra el momento oportuno o kairós para actuar políticamente a través de una combinación de fuerza y rectitud, coloca a otros en el plano de la venganza, el chantaje, e inclusive, hasta de reafirmar principios o convicciones reales.
Así, pueden irse transformando “ideales” o justificar “transfuguismos” en aras de legitimar las nuevas razones de ser. Si bien los tiempos electorales son la mejor época para tal efecto, no abonan a la calidad de la política o a proyectos de verdadero cambio para la colectividad. Aunque puede darse la posibilidad de que esos cambios radicales de personalidad funcionen en base a creencias de carácter irrevocable, son complicadas de identificar en su pureza o intencionalidad.
De esta manera, vemos como la inconformidad puede tener acepciones de diverso tipo y pueden promover cambios en el estado de las cosas o simplemente, jugar en la línea del tiempo para operar el mismo estilo de hacer política. Por ejemplo, la continuidad de la inconformidad de los tres aspirantes “perdedores” a la gubernatura de Zacatecas no cambia mucho su sentido, pero cada vez más define las rutas políticas de sus promoventes.
Luis Medina obtuvo un triunfo en el terreno de lo mediático tras tener a favor una resolución del Trijez sobre su impugnación, aunque sienta precedente a disentir en la práctica de toma de decisiones que en principio era la razón de ser del movimiento de regeneración nacional, podría quedar en el mero terreno del testimonio. ¿Dependerá de negociaciones o se convertirá en una lucha consistente por regenerar lo degenerado.?. Hasta el momento el “histórico” ha negado cualquier tipo de pretensión en el reparto de utilidades de plano electoral o gubernamental. Aunque parte de su equipo se ha registrado para cargos públicos, la evidencia de las manifestaciones en contra de las viejas prácticas podrá verse si en dado caso, tras su hipotética obtención de cargo, serán reales voces de autocrítica o fantasmas que pululan entre el descontento interno del partido.
Para el “oso”, si es cierta su postura, tendría que permanecer como una voz legítima que sostenga pilares de reconversión partidista. El problema fundamental de Medina es que su lucha se limita al plano del instituto político, con poca insinuación hacia la crítica gubernamental federal o de los llamados “4T”, entonces per se justifica el detrimento de Morena, puesto que es terriblemente ingenuo no admitir que las decisiones cupulares provienen de planos ultra superiores.
Por otro lado, Ulises Mejía ha bajado el tono discursivo. Enaltecer los eslogan de la 4T ya no está en su agenda mediática y eso, es una muestra manifiesta del descontento personal contra poderes fácticos que pretenden obligarlo a aceptar el caciquismo como una forma completamente natural de sobrellevar la política.
Alejado del perredismo hace ya más de 3 años, el joven alcalde complica más su incorporación a otros partidos que desde y solamente desde sus nombres institucionales son catalogados como el antagonismo, pero que en las formas y la exportación de cuadros son exactamente iguales. Mejía tuvo invitaciones de otros partidos para encabezar proyectos de “alternancia” en las siglas, y aunque se registró para reelegirse por Morena, la consecuencia final de sus actos dependerá finalmente de si la capital será formalmente entregada al PVEM.
Aquí podemos ejemplificar conveniencia o supeditación. La cuestión de fondo tiene una simplicidad funesta; o se le califica de traidor al morenismo, o alega precisamente lo inverso, traición de quienes profesan axiomas increíbles (no robar, no mentir y no engañar al pueblo). El problema es más de plano emocional en el ámbito social que de idiosincrasia, pues finalmente nos hemos encontrado con más de lo mismo. Es decir, costo político contra el obligado encapsulamiento en su carrera si es que no se le otorga la posibilidad de continuar en el cargo.
¿Cómo soportar la lucha por la transformación desde entes “ajenos” o cómo promoverla desde el mismo nicho adverso a su propio origen ideológico?. Entre la espada y la pared se encuentra Mejía, quien arropado por la simpatía ciudadana hasta el momento, ¿podrá seguirla teniendo en caso de una rebeldía cuyos elementos para ejercerla pudiesen estar cimentados?. ¿Cómo la das a entender a la gente eso?.
Finalmente, nos topamos con José Narro Céspedes. Premiado y apremiado con su encargo en Jalisco no quita el dedo del renglón. Aunque no tuvo la misma suerte que Medina y su queja fue rechazada en el Trijez, el tamaulipeco – zacatecano tiene una ruta distinta.
Aunque con tres años asegurados en el Senado y prácticamente su última oportunidad para “hacerse” de la gubernatura, -si algo le destaca a este personaje es el manejo de los tiempos políticos-, no ha tenido recato en el pedimento de espacios para sus fieles acompañantes y en los escenarios de nueva construcción de proyectos.
Su discurso ya muy inconsistente ante la imposición en Zacatecas, es usado temporalmente como cuña que soporte precisamente sus demandas. El audio en el que finalmente se exhibe la exigencia del reparto de utilidades está puesto sobre la mesa y conlleva mantener territorialidades como Villa de Cos (dónde Juan Carlos Regis quiere ser alcalde) y colocar a Felipe Pinedo entre los beneficiados de los acuerdos.
Luego de que la minera Peñasquito ya no fuera opción y con una trayectoria política que va aparejada al desgaste natural, Narro tuvo a bien proyectar otros horizontes para su praxis y comenzar a diseñar escenarios que lo mantengan vigente en el escenario nacional.
El manejo del tiempo, exige al político muchas veces actuar hasta en contra del momento inmediato consumido por la colectividad que, la mayoría de las veces actúa de manera instantánea, sin ese concepto claro del tiempo que, en la dinámica de la vida cotidiana, no existe. En este sentido, la liturgia narrista se mantiene en su misma metodología pero con aristas de expansión territorial. La puesta de candidaturas en Jalisco puede contemplar a sus allegados en listas de circunscripciones que hasta el año pasado, parecían lejanas.
Aunque cada personaje que nos atañe está construyendo o deconstruyendo su futuro político, el común denominador es que la conjunción de no acompañar al unísono ni de forma totalitaria el proyecto de David Monreal provocaría un hueco muy considerable para junio próximo. El “timing” que alarga el “impuesto” parece responder a un condicionamiento implícito en las proyecciones de poder. “O se suman o no hay nada”, sin embargo, no contempla el interés superior para dentro de tres años, porque no solamente la disidencia por conveniencia o convicción definiría la cargada en la elección local aunado al desgaste natural de los gobiernos locales, sino que dejaría un vacío que muchos están dispuestos a ensanchar con un movimiento antimonrealista a tierra y aire. Por sí mismo será legítimo.