Por Ricardo Arteaga Anaya
El Gobierno del Estado ha dedicado semanas en medios de comunicación como la radio, tv y medios impresos para comunicar a los Zacatecanos la “quiebra técnica” en la que se encuentra el fondo de pensiones ISSSTEZAC del que dependen más de 24 mil trabajadores en el Estado, así como de otras áreas, el objetivo, pareciera ser el de lograr justificar ante la opinión pública alguna acción que, de no lograr justificarla, generaría molestia y rechazo, no solo entre los trabajadores, sino entre los Zacatecanos.
Issstezac es una institución que cuenta con diversas empresas que generan ingresos, aún así, el gobierno del Estado, ha sobrepasado nóminas y ha sido incapaz de administrar de forma eficiente el recurso, a pesar de las aportaciones de los trabajadores y demás ingresos, existe un problema administrativo, señal de que no solo ha habido una pésima administración, sino que seguramente ha existido una gran corrupción en cuanto al manejo del recurso de dicha institución.
Issstezac es solamente un síntoma de la enfermedad que padecemos los Zacatecanos, la corrupción, la ineptitud, ineficacia y la falta de voluntad de una clase política que prefiere justificar una quiebra técnica que buscar una solución que no termine por afectar aún más las finanzas de la institución como una deuda o la venta de algunos bienes que pertenecen a la misma.
La situación de “quiebra técnica” pareciera ser una situación situación que afecta a todo el gobierno del Estado, según palabras del Secretario de Finanzas, quien señala ante los medios de comunicación que el próximo gobierno del estado heredará un déficit financiero de seis mil novecientos millones de pesos, presumiendo una reducción de la deuda que superaba los siete mil millones que heredó el ex gobernador del estado.
Zacatecas, a pesar de los esfuerzos por reducir la deuda, continúa padeciendo y buscando soluciones para los déficit que anteriores administraciones heredaron, es decir, más allá de buscar implementar persecuciones políticas, no ha existido un combate frontal a la corrupción, no se ha investigado el desvío de recursos y el origen de una deuda que pone en jaque a nuestras instituciones.
La clase política que padecemos los zacatecanos, ha pasado la batuta de la administración pública entre los mismos grupos políticos o entre una misma clase política que ha ido protegiendo a sus antecesores para protegerse a si mismos desde hace años, sin embargo, ha sido la misma generación política la que ha llevado los hilos del estado y de nuestras instituciones públicas, incapaz de resolver la problemática o simplemente indiferente y sin interés alguno en resolverlas.
Las quiebras técnicas que sufren nuestras instituciones son solamente un síntoma de la enfermedad: una clase política corrupta, incapaz y sin interés por mejorar las condiciones de nuestro estado.