Por Ricardo Arteaga
En todo el país, millones de mexicanos atraviesan por situaciones diversas, algunas son víctimas del crimen organizado, otras de la inseguridad generada por la falta de una estrategia de seguridad nacional que combata el problema de raíz, otras de la falta de oportunidades laborales, otras víctimas de la corrupción de los funcionarios, representantes y otras de la desigualdad, pero los más afectados han sido nuestros niños y nuestros jóvenes.
La juventud, mejor conocida como los millennials, ha sido señalada como una generación pasiva, que no tiene interés alguno en los asuntos sociales, públicos ni políticos del país, consecuencia por haber sido marcada por la situación social, cultural, económica y política en la que les tocó desarrollarse, sin embargo, fue la generación que se solidarizó con las víctimas del sismo, la generación que con ello demostró que tiene la capacidad de darle un giro al destino del país el próximo año si se organizan y dejan de lado el desinterés
La apatía que los caracteriza, como ya señalamos, se debe a que nuestros representantes se han olvidado de trabajar para brindarles un mejor futuro, por el contrario, se han encargado de brindarles un futuro incierto, les han eliminado la posibilidad de jubilarse a los 60 años, ahora tendrán que trabajar hasta los 65, han sido testigos de la devaluación de la moneda mexicana y de la inflación de nuestra canasta básica al mismo tiempo que el salario mínimo no alcanza para cubrir esas necesidades, además de la falta de empleo a la que se encuentran una vez que terminan sus estudios.
Quienes sufrirán una peor crisis una vez que lleguen a la juventud, serán los niños de nuestro presente, de continuar la crisis en nuestro país, se enfrentarán a una peor situación que a la que nos enfrentamos los jóvenes hoy en día, la pobreza, el desempleo y la inseguridad aumentarán en gran porcentaje.
Mientras nos enfrentamos a un futuro incierto nuestros legisladores velan únicamente por sus intereses, avalan y protegen los actos de corrupción cometidos por sus compañeros de partido, miles de millones de pesos son desviados anualmente para campañas políticas, para el pago de favores realizados durante las mismas y para beneficiar a sus familiares y allegados políticos, así mismo se dedican a legislar sobre temas sin sentido social, como es el caso de la propuesta aprobada en días pasados en cuanto a la facultad que se establece en el Código Familiar del Estado de Zacatecas para que personal del Registro Civil pueda orientar e incluso prohibir a los padres poner nombres peyorativos a sus hijos, iniciativa que fue justificada con la intención de evitar el bullying en las escuelas y en las calles.
Iniciativa que ha sido criticada por la población en general debido a que consideran más importante legislar para terminar con los beneficios de los que gozan los diputados y nuestros funcionarios, pero, combatir la corrupción, dejar de perdonar cuentas públicas, eliminar el fuero y regular la revocación, son temas que nuestros diputados priistas consideran no importantes ni benéficos para la sociedad.
El Zacatecas diferente que prometieron se ha caracterizado por la inseguridad, por el desempleo y la pobreza que no son tan desiguales a lo que se vivió el sexenio pasado, sin embargo, las acciones implementadas han demostrado una y otra vez que no son las adecuadas, mientras Tello y nuestros brillantes legisladores continúen más preocupados por temas menores no podrán cumplir con la promesa de un Estado diferente, ¿continuarán legislando asuntos burdos como si la pobreza y la corrupción no fuesen un causante de bullying y discriminación en nuestra sociedad o rectificarán su estrategia y representarán realmente a los Zacatecanos?