Washington, EU.- En México, los partidos políticos altamente polarizados así como las instituciones políticas débiles pueden estar exacerbando la violencia a para obtener ganancias políticas.
Así lo puntualiza un análisis del Washington Post, en el que se señala que investigaciones recientes indican que el crimen está alcanzando un nivel máximo en 20 años.
De acuerdo con el rotativo, pese a que la Presidencia está controlada por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), éste carece de una mayoría en el Congreso y comparte el poder con otros nueve partidos, lo que lo pone en medio de una amplia variación ideológica.
Al respecto, los científicos políticos Guillermo Trejo y Sandra Ley argumentan que las brechas las brechas ideológicas entre izquierda y derecha no sólo están causando estancamiento, sino también están contribuyendo al crecimiento de la violencia.
Citados por WP, Trejo y Ley hicieron una recopilación de datos sobre asesinatos atribuidos a cárteles de drogas en diferentes regiones de México entre 1995 y 2006 y hallaron que la tasa de asesinatos relacionados con esos grupos era mayor en las regiones donde el partido del Gobierno local o regional era diferente de la parte que controlaba el nacional.
Es decir, explica WP, los especialistas encontraron que la debilidad y polarización de los partidos políticos de México facilita la violencia.
Y es que los partidos apuntan a niveles crecientes de violencia para avergonzar a sus enemigos en el poder por no poder reducirlo.
Están muy polarizados, peleando incesantemente por el poder en lugar de cooperar para el bien público, comenta, y les da a los partidos un incentivo para que no frenen la violencia, para que puedan usarla para desacreditar a los opositores.
Pero esto del problema entre los partidos es un problema ya viejo, pues el sistema electoral mexicano está marcado por una historia de corrupción y de instituciones débiles que se remontan al período colonial, cuando los gobernadores españoles rebeldes trataron de socavar el poder legal de la corte española sobre ellos.
WP señala que la historia de manipulación electoral para la Presidencia de México va de parte del PRI y el PAN que han llevado a muchos mexicanos a creer que todo el sistema es corrupto, puesto que, dice, las elecciones han estado plagadas de compra de votos y fraude, lo que significa que ningún Gobierno tiene la legitimidad para evitar el patrocinio en los gobiernos estatales y locales.
En tanto, el politólogo Andrés Villarreal demuestra que hay más violencia en los municipios con mayor competencia política, porque los partidos que son dominantes han elaborado acuerdos para proteger o ignorar los negocios ilícitos, y los partidos rivales y los candidatos amenazan ese arreglo.
Ante este panorama, WP indica que todavía hay esperanza en los cientos de colectivos para construir una sociedad civil más fuerte en México desde el principio. No obstante, actualmente estos son principalmente locales y no tienen una presencia nacional.
Incluso, lamenta, en muchas comunidades se ven a los señores de la droga como Robin Hoods modernos que justifican su violencia como protección.
Y algunos mexicanos prefieren trabajar para los cárteles de la droga porque están desencantados con el sistema político. Ello sumado a que confían en que los narcos arreglarán sus caminos y remodelarán sus iglesias que en los políticos que descuidan los servicios públicos.