CdMx.- Los homicidios en México aumentan tan rápido, que hasta un movimiento iniciado como una lucha armada se siente obligado a renunciar a la violencia. La decisión es una crítica mordaz a la condición en la que está hoy el país, dicen los analistas.
Los rebeldes no lograron llegar a un acuerdo de paz con el gobierno ni lograron la protección y garantía de los derechos indígenas por la que tanto lucharon.
“Hoy el radicalismo político tiene que ser pacífico porque la vida pública, económica y social de México ha estado manchada de sangre demasiado tiempo”. Declaró, Jesús Silva-Herzog Márquez.
Por ahora, dicen los zapatistas, más violencia, independientemente de la causa, es lo último que México necesita. Sin embargo, han decidido trabajar dentro del sistema contra el que alguna vez se rebelaron, dando su apoyo a una candidata a la presidencia en las elecciones del próximo año.
Este año las muertes llegaron a cifras sin precedentes: en mayo y junio la cantidad de homicidios en todo el país fue la más alta en 20 años.
Dejando a un lado la identidad revolucionaria que alguna vez los definió, los zapatistas, cuyo nombre completo es: Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), se están aventurando a la política.
Anunciaron su respaldo a María de Jesús Patricio Martínez, una médica tradicional del pueblo Nahua, en las elecciones presidenciales del año próximo.
El objetivo de los zapatistas, aseguran, no es ganar, sino usar la elección de 2018, como plataforma para expresar los problemas más urgentes en las comunidades indígenas de México.
Sin embargo, no todos se creen el discurso zapatista. Algunos de sus opositores lo ven como un grupo guerrillero oportunista que podría fracturar aún más el voto de la izquierda.
Uno de sus principales críticos es Andrés Manuel López Obrador, quien ha declarado que la candidatura independiente apoyada por los zapatistas es una maniobra para “hacerle el juego al gobierno”.
Este modelo zapatista de organización comunitaria, y el nuevo movimiento político que apoya a María de Jesús Patricio para que sea presidenta, ha dado esperanza a algunos mexicanos marginados de que la forma de gobernar puede ser diferente, y mejor, con un sistema más democrático, libre de la política de los pactos y el clientelismo que existe en casi todos los niveles de gobierno.
Con información de The New York Times