Brasilia, Bra.- El Senado de Brasil puso hoy en marcha la fase final del proceso de destitución definitiva de la presidenta Dilma Rousseff, suspendida del cargo desde mayo.
El presidente del Tribunal Supremo brasileño, Ricardo Lewandowski, abrió por la mañana en Brasilia el juicio político en que los 81 senadores del país deben decidir en los próximos días si destituyen a Rousseff por acusaciones de haber cometido irregularidades para maquillar el déficit público durante su Gobierno.
La votación final está prevista para comienzos de la próxima semana. Según medios brasileños, la decisión podría tomarse ya en la madrugada del martes 31, después de una maratónica sesión en la que los legisladores intervendrán en la Cámara para explicar su voto.
También Rousseff, de 68 años, tiene previsto intervenir ante el pleno el lunes para asumir personalmente su defensa, en un proceso celebrado a modo de un juicio convencional ante un tribunal.
En caso de destitución, el vicepresidente Michel Temer, a cargo de la presidencia interina desde mayo, asumirá la jefatura de Estado de forma permanente hasta las elecciones de 2018.
El voto que selle definitivamente la caída de Rousseff («impeachment») en el Senado es considerado como altamente probable. Fue la propia Cámara alta la que decidió el 12 de mayo, con una clara mayoría, suspender a la mandataria inicialmente por 180 días, después de que la Cámara de los Diputados diera luz verde al proceso.
Rousseff se ha negado hasta ahora a dimitir y acusa a sus adversarios políticos de fraguar un «golpe de Estado» en su contra.
Temer, del centroderechista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), formó una alianza de Gobierno con el Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff desde comienzos de 2011.
La salida de Rousseff pondría fin a más 13 años de Gobierno de izquierda del PT, marcados sobre todo por el surgimiento de Brasil como nueva potencia emergente global bajo la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010).
Una dura crisis económica en los últimos años y varios escándalos de corrupción, sin embargo, han sumido al gigante sudamericano actualmente en el descrédito. También las intrigas que acompañan al juicio político a Rousseff han dañado la imagen de Brasil en el extranjero y dividen al país.
Rousseff califica a Temer de «usurpador» y «traidor», después de que su ex aliado de Gobierno se volviera contra ella en marzo para apoyar el proceso de destitución.
Claves del “impeachment” contra Rousseff
El juicio de destitución («impeachment») de Dilma Rousseff entró hoy en su recta final, nueve meses después del arranque del controvertido proceso político que divide a Brasil.
Éstos son algunas de las razones que explican cómo se fraguó la probable caída de la primera presidenta mujer del país sudamericano, en un escenario poblado de intrigas y traiciones políticas, escándalos de corrupción que salpican a todos los partidos y una dura crisis económica, con una recesión de 3,3 por ciento prevista para 2016. La probable destitución de Rousseff a comienzos de la próxima semana pondría fin a más de 13 años de Gobierno del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT).
– ¿De qué se acusa a Rousseff?
De violar la Ley de Responsabilidad Fiscal al practicar maniobras contables, conocidas como «ruedas fiscales», con el fin de ocultar el verdadero déficit público del país, así como de habilitar por decreto la apertura de líneas de crédito complementarias sin autorización del Congreso. Los impulsores del «impeachment» acusan a Rousseff de «crímenes de responsabilidad» y de haber violado la Constitución, mientras que los simpatizantes de la presidenta sostienen que las «ruedas fiscales» eran empleadas también por otros Gobiernos y ven por eso en el juicio político una excusa para derribar de forma ilegítima a un Gobierno salido de las urnas.
– ¿Cómo empezó el proceso contra Rousseff?
Tres juristas presentaron la petición de enjuiciar a Rousseff, dos de ellos de renombre nacional: Miguel Reale Jr., ex ministro de Justicia durante el Gobierno del liberal Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), y Hélio Bicudo, uno de los fundadores del PT. Sobre todo el apoyo de Bicudo, que acusa a su ex partido de alejarse de sus raíces políticas sociales y servir ahora sólo a intereses personales, y a Rousseff de ser «incapaz de gobernar», fue visto como un duro golpe para la mandataria.
El ex presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha, acusado de corrupción y enemigo declarado de Rousseff, aceptó en diciembre a trámite el juicio. El Parlamento votó en abril con una amplia mayoría a favor del proceso de «impeachment» y el Senado suspendió en mayo a la mandataria, inicialmente por seis meses. La propia Cámara alta sellará la destitución definitiva de Rousseff previsiblemente con una mayoría de más de dos tercios, la necesaria para poder defenestrar a la jefa de Estado.
– ¿Cómo se formó el amplio frente contra Rousseff en las dos Cámaras del Legislativo?
Decisiva fue la salida del Gobierno en marzo del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). El partido de Cunha y del actual jefe de Estado interino, el vicepresidente Michel Temer, de orientación de centro-derecha, era desde 2011 aliado de Gobierno de Rousseff. La variopinta alianza ideológica formada por el PT no es rara en Brasil, donde se necesitan apoyos de distinto tipo para poder formar Gobierno. Tras la salida del PMDB del bloque oficialista, otros partidos que apoyaron a Rousseff para su reelección en 2014 abandonaron el barco, entre ellos el Partido Social Democrático (PSD), el Partido Republicano Brasileño (PRB), el Partido Progresista (PP) y el Partido de la República (PR). Las rupturas dejaron al PT en clara minoría en el Legislativo.
– ¿Qué apoyos tiene aún la presidenta?
Rousseff cuenta con el apoyo insuficiente del Partido Partido Comunista do Brasil (PCdoB) y el Partido Democrático Laborista (PDT), que suman apenas cuatro senadores en el Senado. Rousseff necesita en la Cámara alta al menos 28 votos a su favor para evitar el «impeachment», 18 más de los que tiene el PT. En la última votación del pleno hace dos semanas, cuando una mayoría de senadores aprobó la apertura final del juicio, Rousseff sólo obtuvo 21 votos.
Los simpatizantes del Gobierno apelaron por eso durante los últimos meses a menudo al apoyo de las calles y de los grupos sociales históricamente vinculados a la izquierda para presionar al Senado. La Central Única de Trabajadores (CUT) y la Central Nacional de Estudiantes (CNE), así como conocidos artistas e intelectuales rechazan lo que califican de «golpe de Estado» contra Rousseff.
Enfrente tienen a las grandes patronales del país como la poderosa Federación de Industrias de Sao Paulo (FIESP), la Confederación Nacional de la Industria (CNI) o la Confederación Nacional de los Transportes (CNT), que esperan que un Gobierno del conservador Temer ayude a reactivar la maltrecha economía brasileña.