Por Kazzandra Vázquez Martínez
Antes de empezar a desglosar el tema del siguiente artículo, quiero explicar a cada uno de los lectores el nombre de la columna “la falacia jurídica”, este título un tanto controvertido que sin embargo encuentra su razón de ser, tomando en cuenta que como estudiosa del derecho pretendo llegar a la verdad jurídica, ya que la impartición de la justicia, es uno de los temas que a relación de hechos no ha sido congruente, donde los resultados no son lo más eficientes en cuanto a la materia, y como ya algunos autores lo han mencionado leyes hay lo que nos falta es justicia, es así como haciendo honor a este principio de relación, pretendo hacer críticas constructivas de diferentes temas jurídicos en donde la sociedad en general pueda tener conocimiento y acceso a la misma, ya que el desconocimiento de la ley no nos exime de ella, es un derecho que todo ciudadano tenga alguna noción de que es lo que está pasando en el mundo jurídico.
El tema que nos ocupa es la política criminal, un tema que se ha venido utilizando más como herramienta teórica que practica para la prevención del delito, y que precisamente no podemos hablar de una buena política criminal mientras esta solo siga existiendo en documentos de papel, y no en resultados eficaces de su existencia; sabemos pues que la política criminal debe de ser un sistema meticulosamente planificado en el cual puedan existir proyectos para la prevención del delito, lo cual en teoría resulta ser bastante benéfico para la economía no solo del estado si no del país, consecuentemente no solo beneficiaría la economía del país, sino que también los niveles altos de delincuencia estarían disminuyendo paulatinamente.
Pero como ya sabemos siempre existe un estrecho muy grande entre cómo debería de ser y como es, y no hay prueba más confiable que los datos duros sobre su trabajo, según las encuestas publicadas por el INEGI en el mes de marzo del 2015 el 67.9% de la población y más que reside en las capitales de los estados o ciudades seleccionadas de 100,000 habitantes y más, denominadas ciudades objeto de estudio, considero que en términos de delincuencia su ciudad es inseguro , presentando una disminución de 4.5% en el nivel de percepción respecto a marzo del 2014 en el que esta percepción fue de 72.4%.
Sabemos que una disminución del 4.5% no representa una verdadera efectividad con relación al 100%, y que es preocupante que sus programas no estén funcionando ya que no solo cuestan más dinero a cada uno de los habitantes pagadores de impuestos, si no que a pesar de que nos pegue en los bolsillos, tampoco podemos presumir que estamos disfrutando de una sociedad más segura.
En el mundo jurídico la prevención del delito tiene fundamento en los artículos 16 y 18 fracción XIII de la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública y artículo 29 de los Estatutos de Organización y Funcionamiento de la Comisión Permanente de Prevención del Delito y Participación Ciudadana del Consejo Nacional de Seguridad Pública, en donde explica detalladamente como se llevara a cabo la prevención que herramientas se utilizaran, las cuestiones que están destinadas a combatir así como las facultades exclusivas en que un órgano competente puede hacer partícipe de lo mismo etc…; al conocer la ley te encuentras con una plataforma exquisita llena de elocuencia y protección, “la falacia jurídica” radica en que no estamos teniendo resultados que validen cada palabra de dicho documento, ya que el narcotráfico rebaso hace mucho tiempo la palabra prevenir, y que este no solo nos ha costado miles de millones de pesos para combatirlo si no que nos ha costado vidas inocentes, sin embargo no conforme ahora nos roba la percepción de la realidad, puesto que resulta ser alarmante como la violencia se ha convertido en un fenómeno común dentro de la sociedad.
En el fondo de inconformidad todos tenemos algo que decir y todos en silencio, o en conciencias perturbadas lamentamos que la prevención del delito no sea una cultura propia de nuestro país, y más aún que esta tenga más éxito dentro del mundo jurídico, ya que es admirable lo que la ley establece, lamentablemente dentro de la realidad social no ha tenido una eficiencia digna de ser aplaudida, y que mientras el delito sigue aumentando a pasos agigantados, aun no existan suficientes criminorepelentes para combatir el problema muchísimo antes de que el delito se consume.
Dejando de manera reflexión que analicen cada día nos deshumanizamos más, y tenemos que dejar de ver a la violencia como algo común tenemos que recordar que: “La violencia es un animal incontrolable, que suele terminar atacando a su propio amo” (Renny Yagosesky).