Por Saúl Monreal Ávila
Mucha ha sido la especulación sobre la supuesta estricta postura de los magistrados que integran el Tribunal de Justicia Electoral del Estado de Zacatecas (TRIJEEZ), respecto a la anulación de la elección en la capital y no así con el análisis, posterior ratificación del resultado del proceso para suceder al actual gobierno estatal. Nuevamente, está en entredicho la credibilidad y autonomía de las autoridades judiciales en nuestro estado.
La teoría de la división de poderes que Montesquieu planteó como una medida para que hubiera un contrapeso en el ejercicio del poder y éste no recayera en una sola persona ha quedado atrás. La complicidad que hay entre las instituciones judiciales, legislativas y de administración pública con la finalidad de perpetuarse en el poder, han dañado severamente la legalidad y el Estado de Derecho en Zacatecas. La legitimidad de las instituciones se está colapsando.
De acuerdo a la misma Constitución local, además de que el TRIJEEZ debiera de tener plena autonomía en su funcionamiento e independencia en sus decisiones, los magistrados que lo integran debieran actuar también con los principios de certeza, imparcialidad, independencia, legalidad y objetividad. El PRI gobierno le ha dado muestra a los ciudadanos que la ley está para violarse.
A pesar de que cada magistrado del Tribunal percibe mensualmente más de setenta mil pesos para garantizar una genuina probidad en el desempeño de sus funciones, sus posturas y resoluciones emitidas recientemente dan muestra de lo contrario. Como era de esperarse, el viernes pasado en sesión ordinaria, el Tribunal desechó los recursos presentados por Morena para que se anulara el resultado de la elección a gobernador.
No solamente eso, sino que en la misma sesión, los flamantes magistrados ratificaron el atracó político más grave que ha sufrido nuestro estado en la contemporaneidad. Ahora sólo queda contestar la pregunta generalizada de los ciudadanos, ¿Por qué no tomar los mismos criterios y rigidez en la resolución de la elección a gobernador, que los tomados en el caso de la capital?
Es para el análisis y profunda reflexión, el actuar de las autoridades de los tres poderes en Zacatecas. Qué tan mal estamos que por un lado tenemos organismos jurisdiccionales y legislativos que actúan por consigna y que están al servicio del poder, por el otro tenemos a políticos como el corrupto de Miguel Alonso y su Frankenstein, que hacen del peculado y el tráfico de influencias una forma de gobernar.
La responsabilidad que los ciudadanos tenemos ante este complicado escenario no es menor, solamente una sociedad crítica, organizada y atenta a los movimientos de los corruptos que están en el poder, pueden frenar las pillerías que son sello de sus administraciones. Los zacatecanos estamos obligados a ir más allá, por ello no reconocemos la resolución del TRIJEEZ respecto de la elección en la capital, ni la ratificación de la ilegalidad que hicieron con el Frankenstein de Alonso. El tiempo nos dará la razón.