Por Andrés Vera Díaz
Hace casi un mes compré una obra más de Umberto Eco, apenas hace rato terminé su lectura. «La Estrategia de la Ilusión», texto por el que Eco recoge en una serie de artículos periodísticos y reflexiones, elaborados en las décadas de los 60, 70 y 80, en los que ofrece una visión crítica sobre la realidad cotidiana del momento. Así, posa su incisiva mirada sobre el arte, la moda, los medios de comunicación o el fútbol, desentrañando su función social y su significado oculto con la intención de mostrar la otra cara de la cotidianidad al lector, fomentando así el espíritu crítico con el que el autor nos anima a enfrentarnos al mundo.
Terminé con una puesta en escena satírica en el contexto de los álgidos momentos de entretenimiento político vigente. Y es que, un par de casos me llamaron la atención y que caben perfectamente en el marco explicativo del también escritor de «El Nombre de la Rosa». Primero, la mal aplicada estrategia de impulsar opiniones favorables para crear corriente de opinión a modo, como fue la réplica, que lamentablemente, se sumaron «periodistas» de abolengo dudoso y poco callejeros, en los que con un afán de buscar legitimidad, se atreven afirmar hechos que no tienen sustento, pero que con tal de incitar una predicción positiva, pudieran obtener prestigio mediático, pero en política, nada se puede predecir, todo siempre es, lectura teórica. Pero retomando el tema, fue singular y patética este rumor «corroborado» de que Pedro de León era el candidato de la coalición PRD – PAN. «Es Pedro», decían los perfiles, comentarios y charlas de café, estas últimas, con un tono de soberbia tratando de demostrar que las «fuentes» son tan confiables que pueden atreverse aseverar lo que en realidad nadie quiere. No se dan cuenta que sólo publicitan una plaga de la que no hay cura.
Luego, la propia Diputada Guadalupe Medina, quien afirmó en su perfil de Facebook, había ganado la encuesta, en realidad fomentó una verdad a medias, aprovechada violentando un acuerdo previo entre aspirantes, que deslegitima las sonrisas en medios y los saludos cálidos. En realidad si ganó la encuesta, con un pequeño margen, con un crecimiento que preferible no presumirlo (punto uno por ciento), pero el tema no es afirmar lo que no sería determinante para elegir el candidato del PAN a la capital, sino que de igual forma, fomentar una marea a favor para puerto seguro, no sólo desprestigia una supuesta fama de honestidad, al final, incumplir acuerdos al interior de su propio partido, proyecta ese inquietante hartazgo de la ciudadanía por los políticos que no pueden conducirse por el camino de la total transparencia, pero total, es política. Lamentablemente, se da uno cuenta de la esencia de los personajes, como estos que salen del palacio legislativo, suben a su jetta nuevo o mercedes blanco, se van al café o restaurante caro, de ahí alguna vez a su oficina para guardar apariencias y luego, a la pequeña mansión ubicada en zona de clase media alta.
Estos personajes que jamás han salido a colonias populares, no se han ensuciado las botas finas o manchado las facias del auto alemán en caminos de caños abiertos. Bonita forma de pretender ser alcalde de la capital de uno de los estados más pobres del país.
Pareciera a final de cuentas, como estas estrategias detrás de un monitor en la comodidad de un celular caro, con camioneta blindada y guaruras del gobierno, son manipuladas porque la política se hace arriba, no abajo con la gente, total, una despensa y una lámina solucionan la «concientización», la civilidad política del grueso de la población, los pobres. Pedro de León, quien no alcanza a convencer con todos sus medios pagados, boletines ultrademagógicos y pseudolíderes de izquierda como Narro, no ha tenido cercanía con la pobreza, bueno, me equivoco, menos cuando entrega televisores de Sedesol.
Lo dijo Eco, la ilusión, la repetición del discurso, tienden a convertirse en la verdad, pero sólo porque se generaliza, no porque sea real. El autor nos invita a buscar los resortes ocultos de la realidad. Y como el movimiento se demuestra andando, predica con el ejemplo: se sitúa por encima de la realidad, alejado del dolor o de la felicidad, de la belleza artística, del significado de los mensajes que recibimos cada día para descifrar las implicaciones, símbolos y conexiones que los ponen en relación, aunque no siempre seamos capaces de verlo. Destripa la realidad para descubrir el gato encerrado y para enseñarnos a no quedarnos con lo superficial, con la ilusión que nos quieren vender, y buscar el sentido oculto a toda situación, a todo mensaje, es decir, encontrar sentidos donde los demás ven sólo hechos.
Los hechos, estos temibles monstruos para el político común, común porque la mayoría se petrifica ante la idea de la revolución de conciencias, de enseñar en lugar de dar, son entonces, el punto de partida para evitar la ilusión de la que nos quieren hacer presa.
Por eso, pregunto yo, ¿qué han hecho ambos personajes para decirse merecedores de gobernar un Estado y una capital?. El día que con mis propios ojos, con los suyos querido lector, constate acompañado de algunos de estos políticos elitistas, han zanjado la pobreza de los demás a costa de sacrificar por lo menos algo de su riqueza, tal vez, y sólo tal vez, podremos creerles las sonrisas, los halagos, los transportes ataviados y el discurso esperanzador, por lo pronto, todo se trata de una estrategia de la ilusión.