Por Andrés Vera Díaz
José Luis Figueroa Rangel, quien hasta hace 6 meses era un prometedor político, y a pesar de perder la elección a Diputado Federal por el Distrito IV el año pasado, cavó su tumba política al votar a favor del empréstito.
Fueron varios legisladores más los que aprobaron la deuda, pero los más inteligentes con claras aspiraciones políticas mantuvieron su discurso a la negativa y más allá del presupuesto político. Figueroa siempre tuvo un discurso en contra de la pésima administración de Alonso y la evidente corrupción, pero al avalar el empréstito por 2 mil 50 millones, desde la perspectiva de su actual partido Morena, contravenía una política de oposición que trata a toda costa este instituto político, enraizar en la conciencia de los más posibles.
Tuvo su oportunidad de enmendar la situación, por lo menos en sus pretensiones de contender como padrino político en la elección de este año, aunque argumente Figueroa que en el 2015, otorgó a Morena 19 mil votos, la verdad es que fue la marca y el arrastre de la estructura que tenía con el PT, lo que en realidad pudo conjuntar.
Todavía un día antes de los preregistros de David y él mismo, quien será sin duda el candidato a la gubernatura, ofreció a Figueroa encausarlo como un integrante digno del partido al tratar de incluirlo en el proyecto monrealista, y hasta promover su candidatura para alcalde guadalupense, pero el Diputado, sin elementos reales estructurales, pedía 10 municipios más, en los que se incluiría ya su débil bastión, Loreto, signado para su hermana como candidata, pero no sólo eso, pedía por lo menos 8 distritos para colocar a su gente. Todo se le ha caído. Hoy Andrés Manuel López Obrador califica su voto a favor de la deuda como un acto de traición, por lo que es un hecho su expulsión de Morena.
La única salida que le queda a Figueroa es apoyar casi incondicionalmente a Rafael Flores, a fin de que el perredista sea el candidato a Gobernador, y obvio, en el entendido de que resulte triunfador, recomponer su carrera política, que con la declaración de Amlo, está enterrada por lo menos, año y medio, hasta que se renueven alcaldía y diputaciones nuevamente, pero tendrá que ser bajo la siglas de otro partido.
David pretendió cobijarlo, aún a pesar de sus errores pero menosprecio a la dirigencia nacional, poniéndose cara a cara con Andrés Manuel, acusándolo de corromper el proceso para la elección del Promotor de la Soberanía Nacional e imponer a Monreal. Pésima estrategia querer legitimar una posición alegando transparencia, cuando a final de cuentas, votó a favor del empréstito, cuando durante dos meses anteriores, su posición era un rotundo no al asunto.
Sin embargo, Figueroa quiso a toda costa negociar sus fichas al interior del partido, pero ha dejado a un lado toda posibilidad de ser postulado por Guadalupe o Loreto, la Ley en primer término se lo impide; después, la unción ya directa de Amlo, puesto que señaló “vengo a Zacatecas a apoyar a David”. La bendición está dada. Los procesos al interior de Morena, son entonces, una simulación. Todo mundo se disciplinará y dará su voto a David como el candidato ya oficial.
La política revolucionaria debe estar fundamentada claro está, en la congruencia, pero no en el berrinche y en el mal cálculo político, pretendiendo que por más actos de supuesta ortodoxia, con los hechos se demuestren otras cosas. A fin de cuentas, Amlo también es pragmático y a fin de cuentas, es el líder nacional de Morena, por lo que enfrentarlo, con paradigmas muy efímeros, es una muerte lenta. Que dé gracias a Dios Figueroa, que ya no lo dejarán agonizar, le han dado el tiro de gracia.