Por Fernando Santacruz Moreno
La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene.
Jorge Luis Borges, Escritor argentino
Aquellos que murieron, ya descansan, quienes trabajan ahora son los vivos, esos que integran la comisión intersecretarial de reciente creación, ojalá y que el trabajo encomendado lo lleven a cabo en la forma adecuada por el bien de todos aquellos que sufren, porque dolores de esa naturaleza, difícilmente se curan. Y Dejemos a los muertos en paz, porque para los que viven tormentosos momentos son los campesinos, porque usted recordará que hace unas semanas, meses ya, las lluvias eran continuas y constantes y de pronto se fueron, se ausentaron y aquellas esperanzas de origen, se fueron abajo porque dejó de llover y lo grave del asunto es que para poder sembrar, muchos de los agricultores se vieron en la necesidad de conseguir el recurso a como diera lugar, porque eso sí, la esperanza muere al último y ya está en estado agonizante.
En años anteriores hubo cosecha por la intensa sequía y ahora, en este año concretamente, no habrá cosechas abundantes por los excesos del agua. La reducción de tierra sembrada del tradicional cultivo de frijol se vió incrementada porque muchas hectáreas quedaron sin sembrar, otros campesinos se fueron con la finta de sembrar avenas y cebadas, principalmente cebada, cereal del que los campesinos señalan que la semilla es ya muy vieja y no tiene la capacidad normal de germinación, nace, pero no crece y crece pero no da fruto. Lo barato sale caro, eso no tiene discusión, por eso no deben dejarse engañar sobretodo porque en lo que al frijol respecta, aún sembrando las superficies tradicionales, las cosechas no alcanzan para cubrir la demanda nacional.
En este sentido, justo es señalar que para que las relaciones entre el que siembra y el que facilita el recurso, sea gobierno federal o estatal, debe de mantener esa relación fructífera, que dé resultados desde el comienzo del ciclo agrícola y hasta la cosecha y la comercialización. Son, la verdad, pocos los que se ven beneficiados, los menos los que llevan las tareas más difíciles, como es la siembra del producto. Es ya en estos tiempos, una situación verdaderamente agobiante para la familia rural y los políticos, especialmente aquellos que andan ahora en busca de posiciones y del respaldo ciudadano para conseguir sus fines, ya sea para alcanzar la gubernatura, una diputación o las presidencias municipales, tienen esa obligación histórica de darle a los campesinos lo que merecen, no lo que ellos, los políticos, les quieran dar.
Pedro de León y Miguel Torres, lo mismo que David Monreal, traen en sus propuestas ideas concretas encaminadas a hacer del campo una tarea, una actividad productiva de la cual pueda la familia campesina depender y bien. En esto de apoyar con verdadera transparencia al campo, las acciones han venido a menos, desde que el extensionismo rural dejó de serlo; ahora, aunque se diga lo contrario, no hay asesoría para el hombre del campo, sea ganadero, agricultor o productor de frutas u hortalizas. Muchos recursos, dicen, de tal o cual programa federal o estatal pero la realidad es otra porque esos recursos no llegan a quienes verdaderamente los necesitan. Agricultores ricos los hay que reciben sin cortapisas apoyos para llevar a cabo esas tareas de producir. Esos ricos ya tienen la infraestructura, otros son los que necesitan crecer y consolidarse, de otra forma, el campo seguirá arrastrando la cobija, abandonado, con recursos, pero abandonado porque pocos son los que se ven beneficiados.
Ya viene el aniversario del natalicio de Emiliano Zapata y se verá en muchas partes los festejos, el más grande y oficial se llevará a cabo en la cercana ciudad de Durango, allá habrán de escucharse esos discursos de la lucha por la tierra, de exigirle a los gobiernos que ya el campo debe cambiar, ser otro, con nuevas estructuras, con nuevas ideas, con nuevos funcionarios, con líderes auténticos y no de papel. Con esa renovación que se aproxima, de nuevo gobernante, de nuevos diputados y nuevos alcaldes, la oportunidad está ahí para hacer músculo y ganarse al electorado, pero, desde ahora esos que aspiran, deben de hacer un ejercicio, una reflexión, en la que ellos mismos se califiquen con honestidad, sin triquiñuelas, son actos dentro de los terrenos de la corrupción. Deben de escudriñarse muy bien y decirse a si mismos cuánto valen, quienes son y si realmente sirven para ocupar esos cargos, de otra manera, lo que sin mayores detalles, la gente, Juan Pueblo diría, es que solamente buscan el enriquecimiento personal o de grupo, convertirse en los nuevos ricos del sexenio, y, eso, cada fin de sexenio lo vemos, cada fin de trienio y de períodos legislativos, aunque hay sus reales excepciones, claro, claro.
Y hay algo más que empieza a inquietar al deporte, el premio estatal del deporte. Hay quienes han hecho los méritos suficientes, otros no, ojalá y el Boa sea como Zacatecas, Justo y próspero y decida a quien verdaderamente lo merece.
Mientras tanto ya vaya haciendo su alcancía, para que en cuanto salgan a la venta, compre sus nuevas bebidas: Torres 16, D:16 y los que vayan saliendo, o usted qué opina?
Hasta aquí mi comentario, nos veremos en la próxima entrega…
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