Por Juan Carlos Guerrero Arriaga
Cinco años de un gabinete plural y sin identidad política con MAR
Empieza la pasarela de los aspirantes a la gubernatura, presidencias municipales, diputaciones locales, regidurías y sindicaturas, con sus respectivos suplentes.
A los nombres que cotidianamente se vienen mencionando en el transcurso del presente sexenio, se suman de aquellos políticos que utilizando sus derechos de militantes se autoproclaman aspirantes a una candidatura.
Por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), rompiendo toda urbanidad política a la investidura de Miguel Alonso, de Pedro de León Mojarro, Alejandro Tello, Arturo Nalhe García, Pancho Escobedo, Adolfo Bonilla Gómez y Benjamín Medrano Quesada.
Miguel Alonso no logra imponer su liderazgo ni darle dirección a su gobierno en estos cinco años, siendo incontrolable la disciplina en el gabinete integrado por expresiones y grupos sin afinidad al mandatario, mismos que se han enfrascado en pleitos internos que causan problemas en lugar de solucionarlos.
La explicación pueril del entonces coordinador de asesores del gobierno, Pedro de León, “se integra un gabinete con propuestas de priistas y de Ricardo Monreal, para hacer gobernable la entidad” y queda en la mente de la opinión pública que atrás de Alonso se encuentra el exgobernador Ricardo Monreal Avila, lo que pulveriza la crítica y acusaciones contra la exgobernador Amalia García por parte del gobierno alonsista.
No ha disminuido la percepción en los políticos y sectores sociales de que “hay acuerdos” entre Ricardo Monreal y Miguel Alonso.
Preocupados por ver qué hacen los enemigos o cómo disminuirlos fueron elementos de distracción del actual gobierno, creando un abismo en las relaciones con los sectores económicos, políticos y sociales. La ventaja es que los empresarios e industriales locales se someten a los designios del poder y hacen acusaciones soterradas, como el cobro del diezmo, amiguismo, tráfico de interés, entre otras cualidades que ha mostrado el sexenio.
El Revolucionario Institucional convertido en partido dócil y sumiso, aceptó toda propuesta, durante la presidencia de Carlos Lozano, pero con la llegada de Marco Antonio Olvera al tricolor y Jaime Santoyo Castro en la secretaria general de gobierno. Se envalentonan los dinosaurios y en reuniones selectivas acuerdan condicionar el aval o hacer lo propio al igual que los alonsistas, proponer candidato a la gubernatura o disminuir al alfil del mandatario.
En el otro extremo se tiene al Partido Verde Ecologista de México (PVEM), que en voz de Víctor Armas Chagoya, ha manifestado reiteradamente que “único candidato al gobierno que tiene el Verde es el senador Carlos Puente”.
Conforme avanzan los tiempos se aviva la rivalidad entre MAR y Carlos Puente. La rivalidad sale a flote en el pasado proceso electoral del 7 de junio, los propios priistas buscaron y maniobran para disminuir la presencia del partido en campañas de los candidatos a diputados federales de la alianza PRI-PVEM.