Por Andrés Vera Díaz
Bajo los rigores de la indolencia y un desorden gubernamental auspiciados desde lo más alto del minirégimen alonsista, hoy nos encontramos ante el gigantismo de la pérfida e incivilizada política en busca de la sucesión sexenal y pienso, que de manera figurada, el nombre del slogan 2010 – 2016 no tuvo efecto en absolutamente nada, SUMAR.
Ahora, esa palabrita desgastada, puede ser empleada para describir lo que nos pasa como estado: que los buenos, aunque somos más, estamos sucumbiendo ante la iniquidad de un puñito de gente muy pertinaz en eso de dividirnos para poder seguir reinando. Y, como a ellos lo que les rebosa es la falta de escrúpulos, lo que nos viene es la violación de cualquier regla política mínimamente caballerosa.
Ahora luego de una pregunta retórica: “¿Hay alguna circunstancia en nuestros días que pueda explicar siquiera vagamente lo que nos pasa?”, y trato de explicar: Veo una que hoy sobresale por encima de las todas demás: la desmedida y malsana codicia por alcanzar el poder y el dinero sin escrúpulo alguno y sin méritos suficientes. Y en esta sociedad de la codicia, los ‘virus’ que más proliferan son los mediocres y los pobres cultivados que suelen utilizar cualquier menester para alcanzar el dinero y el poder, (cualquier parecido con Alejandro Tello no es coincidencia). Los mediocres ven en la conquista del poder la única vía para conseguir personal y económicamente aquello que nunca lograrían por sus méritos. Tratan pura y simplemente de medrar, ya sea para conseguir mayores cotas de poder personal (…) ya para enriquecerse, ya para ambas cosas a la vez.
No hay un solo nombre brillante en toda la nómina del alto Poder Ejecutivo; muy pocos pueden mostrar credenciales académicamente respetables u hojas de vida profesionalmente aceptables. De hecho, hasta bibliófobos hay, empezando por el supuesto conductor. Los únicos requisitos para ejercer altos destinos dentro del régimen es cantarle como siempre, los tonos del perdón al antecesor y en este caso, no hay mejor intérprete para Alonso Reyes.
Se puede afirmar, que lo único que les sobra a ambos es cinismo. Uno nada sabe, el otro tampoco pero tampoco nada cumple. Muestra es que en dos eventos los Sutizea sapiens se le han manifestado en eventos públicos masivos, y ni por pena, les resuelve el gobernador un asunto. Nada importa ya ahora, más que colocar un títere más ignorante, más controlable. Y ahora que tanto el senador David Monreal como Ricardo, en visita a Zacatecas han comenzado la batalla, la estrategia de Miguel Alonso, tanto para salir de nuevo en fotos frívolas y otra vez, acomodarse el presupuesto del año entrante; para eso y para intrigar en búsqueda de dividir al adversario, sí son bien competentes.
Por eso mismo, son presa fácil de gente de la misma calaña. Si no han leído nada serio en su vida, si nunca les enseñaron los frenos éticos, si no se han parado a meditar cuáles son las altas responsabilidades que les vienen con la aceptación del cargo; llegan a ser presas fáciles de las ofertas de dinero que les llegan junto con los contratos.
Los más avispados no esperan ni a eso: son sus propios corruptores y ponen negociados en cada uno de los cargos a los que los lleva la rotación —porque otra de las características de este minirégimen es que no hay reemplazos serios, solo rotaciones, independientemente del cargo y es que, son los mismos desde hace sexenios no?.
Zacatecas tiene que entender —ojalá sea más pronto que tarde— que el estado ha sido llevado a su deterioro por esos grupos que han ejercido el poder por muchos años, disfrazados de defensores de los más débiles pero que lo que han hecho es medrar del tesoro hasta agotarlo; que han vivido parasitando a las arcas y ahora, se atreven a solicitar a los diputados electos que les consigan más dinero para el 2016.