Por Ramón Vera Salvo
Hace unos meses, escribí sobre la necesidad de una Reforma Fiscal en el país, que no sólo mejorara los ingresos fiscales, sino que diera cabal cumplimiento al artículo 31 de la Constitución que establece los criterios de proporcionalidad y equidad en las contribuciones.
La semana pasada, el Secretario de Hacienda anunció un recorte de 124 mil millones de pesos al presupuesto para 2015, debido a la baja en el precio del barril de petróleo lo que impactará los ingresos del gobierno Federal. Las expectativas sobre grandes inversiones que llegarían al país con motivo de la Reforma Energética, tampoco parecen estar a la vuelta de la esquina, precisamente por los precios tan bajos a los que ha caído el petróleo. Pero además, y reconocido por el propio gobernador del Banco de México Agustín Carstens, este ajuste fiscal podría durar varios años, debido a que no se espera que los precios del petróleo se vayan a recuperar en los próximos años.
Si bien dicen que la cobertura de seguro contratada para este año mitigaría la caída de los precios del oro negro, lo cierto es que la cobertura no alcanzará para cubrir el déficit de ingresos, pero, asimismo, para los próximos años no habrá cobertura, lo que impactará fuertemente los ingresos fiscales.
Este hecho puso nuevamente en la discusión el tema de la dependencia del petróleo en los ingresos del gobierno y la necesaria Reforma Fiscal que conduzca a un equilibrio de las finanzas públicas, certeza a los contribuyentes y sobre todo equidad y proporcionalidad.
En un artículo de Carlos Marichal del 16 de febrero, éste señala que: “La crisis hacendaria mexicana requiere una explicación profunda ya que representa un grave obstáculo para el futuro desarrollo de una nación de gran peso en el mundo hispanoamericano.”
Retoma el libro de Tomás Piketty. El Capital en el siglo XXI y se pregunta porqué las tesis de Piketty son “… pertinentes para aclarar aspectos clave de la actual crisis en México…”
Cito nuevamente a Marichal: “El autor argumenta que un sistema fiscal progresivo ha sido esencial a la prosperidad y equidad en las naciones avanzadas desde hace casi ochenta años. De ello depende el Estado de bienestar. Pero para que sea progresivo requieren sostenerse los impuestos sobre la renta..”
En México, la discusión tiene años, pero ni los sucesivos gobiernos, ni los partidos políticos, han sido capaces de iniciar una discusión en serio sobre estos temas. Desde el PRI y el PAN es entendible porque no quieren afectar los intereses de los empresarios, particularmente los grandes. Pero desde la “izquierda” es totalmente inexplicable que no haya habido una propuesta, ni se haya incentivado la discusión. Tal parece que las finanzas públicas no es tema de interés y sólo lo es el poder. Me pregunto y qué harían si llegan al poder y se encuentran con esta situación caótica en las finanzas públicas?, podrán cumplir todo lo que prometen?. Es verdaderamente lamentable que la “izquierda” no le parezca fundamental empujar una seria y verdadera Reforma Fiscal.
Señala Marichal en su artículo: “Hoy en día sigue la batalla en la política, la academia y los medios de comunicación entre aquellos que abogan por reducir aún más los impuestos a los ingresos de las mayores fortunas y aquellos que reclaman nuevas reformas fiscales progresistas”. Sin embargo, en la arena política insisto no ha habido una discusión seria, ni el suficiente interés de los partidos.
Dice Piketty en su libro que: “El caso de México es uno de los más flagrantes ejemplos de inequidad fiscal. Las mayores fortunas y empresas pagan menos impuestos al Estado que en cualquier otro país de América Latina”.
Los ingresos tributarios en México están sostenidos en gran parte, sobre todo en el Impuesto Sobre la Renta de los trabajadores y empleados, tanto del sector privado como público y en los contribuyentes llamados cautivos. Muchos argumentan y este es un discurso muy recurrente entre los empresarios, que si se combatiera de manera efectiva la economía informal, los ingresos tributarios mejorarían notablemente. Este argumento es una falacia.
Según el INEGI, la Economía Informal participó con el 25,4 y 24.8% del valor total de la Economía (PIB) para los años 2012 y 2013 respectivamente (véase INEGI, Medición de la Economía Informal). Pero en general, esta Economía Informal es de subsistencia. Si alguien espera que la aportación tributaria de este sector soluciones los graves problemas de ingreso, están totalmente equivocados.
Es la inequidad y la evasión, sobre todo de las grandes empresas, las que provocan el hueco en las finanzas.
Como lo dice Marichal: “El fracaso en llevar a cabo reformas fiscales ha sido el factor fundamental en generar fracturas sociales y económicas que han cuarteado el Leviatán mexicano, descrito por Octavio Paz en su polémico ensayo El ogro filantrópico, pero de manera más reciente y actualizada por Lorenzo Meyer en sus libros y ensayos que develan los laberintos del poder de un régimen que él caracteriza como la democracia autoritaria.”
Para salir del atolladero el Estado Mexicano requiere de una serie de grandes cambios en el manejo fiscal, lo cual se percibe difícil debido a la falta de voluntad política de todos los partidos.
Sin embargo, la coyuntura actual se presenta como una nueva y muy buena oportunidad para rescatar el tema y reiniciar una seria y profunda discusión sobre una Reforma Fiscal Integral.
El país la necesita, los ciudadanos la exigimos.