Roma, Ita.- Convertidas al Islam tras haber formado pareja con hombres de esa religión, al menos dos italianas se han unido a las filas del grupo yihadista del Estado Islámico (EI) y según diversas fuentes estarían ahora en Siria listas para el “martirio”.
La más famosa de ellas es Maria Giulia Sergio, de 27 años, bautizada por la prensa como “Lady Yihad”, quien figura en la lista del ministerio del Interior de los “combatientes extranjeros” (occidentales que se han unido al EI) de nacionalidad italiana.
Nacida en Torre del Greco, en la provincia de Nápoles, “Lady Yihad” pasó a ser el rostro femenino del integrismo religioso luego de un proceso de radicalización iniciado cuando se casó con un marroquí que la portó al camino de la conversión en 2009, dijo a Notimex el experto Fausto Biloslavo.
Fue a partir de ese enlace, señaló, que ella abandonó las costumbres y los vestidos occidentales, comenzó a usar el velo y a orar con el rostro dirigido hacia La Meca.
Pero aparentemente “lady Yihad” consideraba a su marido “demasiado moderado” y lo abandonó para casarse con un albanés cercano a Bilal Bosnic, un imán arrestado en septiembre pasado en Bosnia por enrolar a militantes para la “guerra santa”, refirió Biloslavo, quien como periodista y escritor se ha ocupado del caso.
Antes de viajar a Siria, Maria Giulia Segio abandonó su nombre italiano y adoptó el de Fatima Az Zahra. Según los servicios secretos -citados por la prensa italiana- se encontraría actualmente en Siria lista para convertirse en la esposa de un mártir del EI.
En la vía de la conversión al Islam se le unieron su madre y su hermana Marianna, igualmente italianas, que a quienes les demandan sobre los motivos de su radicalización solamente responden: “Alá es grande y Mahoma es su profeta”.
La desaparición de Fatima Az Zahra en el teatro de guerra sirio fue antecedido por otro caso controvertido, el de Sonia K., una italiana de padres tunecinos que vivía en la norteña provincia de Treviso y que también ha sido incluida en la lista oficial de los “combatientes extranjeros” italianos.
La chica, que el año pasado cumplió 18 años, se encontraría igualmente en Siria, a donde habría viajado con su novio, un turco de religión islámica, de acuerdo con una denuncia presentada en agosto pasado por su padre a los carabineros.
La radicalización de Sonia, sin embargo, habría ocurrido a raíz de un viaje a Túnez, país donde arrancó la llamada “primavera árabe” y patria de Ansar al Sharia, la organización radical que se ha adherido al Califato del EI.
Según la experta Katherine E. Brown, del King’s college de Londres, unas 200 mujeres europeas se han unido a las filas del EI, de las cuales unas 70 serían británicas y 60 francesas, pero también habría austriacas, belgas, holandesas, españolas e italianas.
Oficialmente habrían pasado a las filas del fundamentalismo siguiendo a sus maridos o hermanos combatientes y se ocuparían fundamentalmente de las labores domésticas.
Pero de acuerdo con Biloslavo, las europeas juegan un rol fundamental en la estrategia apocalíptica del EI, pues son adiestradas para retornar a sus países de origen y recoger informaciones útiles al grupo extremista que ha prometido conquistar Roma, esclavizar a sus mujeres, y colocar su bandera sobre El Vaticano.
Otras fuentes señalan que al menos 10 por ciento de los más de tres mil reclutas occidentales en las filas del movimiento yihadista serían del sexo femenino.
En octubre pasado, la marroquí Fatiha Hosni, cuyo nombre de batalla es Umm Adam, reveló a la prensa de Rabat que el EI recluta a mujeres a través de internet, pues las necesita para la yihad.
La primera “kamikaze” europea fue la belga Muriel Degauque (casada con un extremista), quien en 2005 se hizo saltar por los aires con explosivos en un atentado contra un convoy estadunidense en Irak.